El lunes último Luis Juez repitió -por si alguien lo había olvidado- que quiere ser gobernador de Córdoba y que le disputará a Martín Llaryora la silla ubicada en el luminoso despacho del Panal, como se conoce a la casa de gobierno. La iteración estuvo separada por menos de 12 horas del triunfo de Manuel Adorni en la Ciudad de Buenos Aires.
La noche del martes el senador del Frente PRO cenó con el presidente Javier Milei y la festejada armadora de La Libertad Avanza, Karina Milei. La mañana del viernes Juez desayunó en la Bolsa de Comercio entre budines rectangulares con semillas de amapolas, cuadrados brownies con nueces y la obtusa invitación de Toto Caputo a los ahorristas, una rara avis argentina, a gastar los dólares como se les cante.
A las 10 de la mañana del sábado, Juez reunió a la pata capitalina de su Frente Cívico, el Deportivo Juez para la gente conocida, en el salón La Antonella de barrio Alta Córdoba. La tropa fue convocada para reordenar el relevamiento de los problemas de la ciudad, reactivar la escuela de fiscalización y revisar la agenda de aperturas de las Casas del Militante en cada una de las seccionales en las que se divide la ciudad.
Martín Juez se encargó de la primera parte del acto, como responsable de la capital. Las fuentes dicen que el FC tiene gente preparada, pero todo hace suponer que el concejal e hijo del senador busca crecer en su carrera política. Juez cerró con la típica arenga y la ratificación de que va por el gobierno de la provincia y que cada una de las patas del partido tiene que poner de su parte.
Hacia dónde apunta Luis Juez
La cronología de los últimos movimientos de Juez tiene una parada en 2025, de prueba, y un destino final en las elecciones ejecutivas de 2027. El exintendente de Córdoba arma la capital para que una figura libertaria aproveche el escenario siempre abierto que ofrece cualquier pulseada por la Municipalidad que hoy maneja el cordobesista Daniel Passerini. En otras palabras, la fórmula del fernet que imagina el dirigente sería ahora con un aspirante a la intendencia color morado.
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Luis Juez reunió al Frente Cívico de la ciudad de Córdoba
"Hace 20 años que dejé el gobierno de la Municipalidad y seguimos teniendo los mismos problemas", dijo Juez en el plenario que sentó en primera fila a su histórica escudería: Walter Nostrala, Ernesto Martínez y Graciela Villata. La presión en la capital no es azarosa.
"Daniel no puede repetir y no puede ser candidato a gobernador. La ciudad no le interesa", dicen sueltos de cuerpo. Nada hace pensar que el cordobesismo quiera desprenderse de un bastión central al que pudo entrar por primera vez en décadas en 2019, con Llaryora compitiendo con el caballo de Juan Schiaretti. Con todo, un diagnóstico compartido es que la capital es un terreno movedizo, posible para cualquier fuerza.
Por eso la oposición aprieta y el cordobesismo ajusta como quedó demostrado con los últimos cambios de gabinete, una respuesta política a los problemas crónicos de las gestiones municipales, que se agudizan en contextos sin plata.
La relación con los socios en Córdoba
Poniendo la lupa al pasado reciente, entre dientes, el juecismo dice que Rodrigo de Loredo perdió el gobierno de la ciudad porque prescindió de jugadores clave como el jefe del Frente Cívico y otro exintendente como Ramón Mestre. “Armaron las listas para pagarle a cada núcleo interno del radicalismo”, hacen un revisionismo que muestra que Juez ya eligió explorar otra alianza. Pese a la postura cerrada, el diputado boinablanca insiste con un frente no peronista para 2027 donde habría lugar para todos.
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Luis Juez cenó con Javier Milei el martes y el sábado preparó un encuentro con su partido para activar un plan de fiscalización para octubre
Para Juez, apoyar la lista violeta para las elecciones a la Cámara de Diputados en octubre y repetir la receta para la compulsa capitalina debería alcanzar para cerrar el apoyo de Milei y la hermana para la intentona. Así de concreta es la idea de trabajo de Juez por estas horas.
El senador dice que no va a ser candidato en octubre. Manifestó alguna vez que si Schiaretti se presentaba, él también lo haría. Cierto es que nadie -con excepción del llaryorismo- cree ciertamente que el tres veces gobernador vaya a jugar en octubre estampando su nombre en una lista.
Todo o nada por Javier Milei en Córdoba
Por eso el juecismo apuesta todo a mostrar lo que tiene en el próximo turno. Es un piletazo. A los suyos cuenta que Milei planea su estrategia de construcción de poder por etapas. Buenos Aires fue una más que determinante, ahora sigue con el operativo en la tierra que gobierna Axel Kicillof. Córdoba, donde cosechó más de siete de cada 10 votos en el ballotage de 2023, debería entrar en sus planes, pero poco se sabe de las intenciones concretas.
Laten especulaciones recurrentes: que los acuerdos tendrán un perfil según la provincia que se trate y que LLA no tiene nombres fuertes en Córdoba. Ergo, podría echar mano de las figuras más taquilleras de la oposición al cordobesismo.
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La bola de cristal no existe y la reaparición de Diana Mondino en la Bolsa de Comercio disparó algunas preguntas. Discreta, la excanciller volvió a la palestra. Hasta su desvinculación deshonrosa era la dirigente que mejores mediciones ostentaba en la provincia, junto con Agustín Laje. Eso no habría cambiado dicen en los reductos libertarios.
Juez activó después del mayo porteño con la urgencia de mostrarle a Milei qué tiene para ofrecerle en Córdoba. Su chance provincial depende de que se dé ese acuerdo violeta. Se juega todo.