La UCR bonaerense trabaja por estas horas en el futuro del partido, sobre todo, de lo que sucederá en la Legislatura bonaerense, donde las posturas sobre los pasos a seguir difieren según a qué dirigencia se consulte, dependiendo del espacio al quien represente. El acuerdo nacional entre Mauricio Macri y Javier Milei tiene en boxes a la dirigencia del radicalismo, que espera resolver si sostiene la unidad con el PRO y blinda la coalición Juntos por el Cambio (JxC) en Buenos Aires o si desempolva la bandera de la Lista 3 y arma un bloque UCR pura sangre, con puertas abiertas a nuevos socios. El dilema es tema de debate entre los 13 representantes que el radicalismo tendrá en la Cámara de Diputados y los seis del Senado desde el 10 de diciembre.
La primera posición, según sus defensores, plantea que hasta que no haya una definición clara del PRO respecto a si participará o no del gobierno libertario en la nación no se pueden hacer conjeturas y armar nuevos acuerdos abajo. “Todavía hay cierta inestabilidad entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA). Sólo se colaboró con la fiscalización, pero no hay mayores acuerdos”, le dijo a Letra P un legislador boinablanca. “Tenemos intendentes que quieren conservar la competitividad y eso se los garantiza estar en JxC. Para discutir el presupuesto o pelear por las obras necesitás a la dirigencia nacional. Hasta que no haya un ordenamiento arriba, no vamos a saber qué va a pasar”, completó.
El espacio al que reporta la fuente entiende al radicalismo como oposición, pero confía en que “cuando baje la espuma (del efecto Milei) la gente va a sentir la representación de JxC, un espacio republicano y de centro. Somos una coalición que la gente eligió para que tengamos un rol de control en la provincia”.
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En la misma línea, sin demasiadas intenciones independentistas, una diputada le admitió a este medio que “el radicalismo tendrá que mirar para adentro y deberá tener un rol importante para mediar entre las decisiones que pongan en riesgo los avances y el acompañamiento de aquellas medidas de crecimiento y desarrollo”.
Luego, la tiró afuera ante la consulta sobre la posibilidad de un nuevo mapa legislativo: “Falta para eso”. Otra fuente que pidió especial reserva de identidad fue más audaz: “No todo el radicalismo está en esa línea. Hay perdedores y ganadores. Hay gente a la que le importan más los acuerdos que el partido”. Un misil con destino a dirigentes radicales que no responden al titular de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad.
Del otro lado de la grieta están quienes creen que llegó la hora de desempolvar la bandera de la histórica Lista 3 y dejar atrás el karma de ser furgón de cola, para conducir los destinos de sus propios intereses. Para ello, piensan en conformar un bloque UCR puro, aunque abierto a recibir a otros sectores minoritarios. Es decir, sin el PRO.
“Juntos por el Cambio no existe más, gran parte del PRO se fue a LLA y la coalición se rompió”. Al alcalde que esta semana le dijo eso a Letra P , se suman voluntades que tendrán una banca en el parlamento bonaerense desde el 10 de diciembre. “Veo tres bloques, con LLA, el PRO y la UCR por separado. No veo unificación”, sentenció un dirigente de la Quinta sección electoral y argumentó que, aunque en la legislatura no existe la figura del interbloque, no descarta hacer acuerdos y votar en conjunto con quienes serían sus exsocios.
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Este espacio se referencia en los armados de Facundo Manes y Martín Lousteau. En ese sentido, el diputado Pablo Domenichini, de la línea Evolución, sostuvo que ve un “bloque con identidad radical más afines, con posibilidad de coordinación como si existiera un interbloque”. Con este último concepto coincide una altísima autoridad del partido a nivel nacional que, mirando hacia la provincia, le señaló a Letra P: “Juntos por el Cambio está desarmado, no existe más. En la Legislatura tiene que ser un bloque radical y, en todo caso, hacer interbloque o comunidades”.
Mientras se esperan mayores definiciones en el plano nacional, la UCR se encuentra realizando una serie de reuniones con temarios que van desde el inminente tratamiento del proyecto de Presupuesto 2024 -que Kicillof metió en el freezer hasta conocer el alcance del recorte que hará Milei-, hasta los posibles acuerdos políticos con otros sectores para darle una nueva impronta al partido.
Mientras, un importante sector resiste, apoyado en la idea de que JxC se siga doblando, pero sin romperse. Todo dependerá de lo que el flamante mileimacrismo determine durante estas horas, en las que el Hotel Libertador se convirtió en hogar, búnker político y oficina de trabajo del presidente electo, diariamente visitado por el expresidente.