"Para arañar los 40 puntos, la única forma es con PASO". El augurio del senador bonaerense Francisco Paco Durañona es compartido por no pocos de sus pares del Frente de Todos, si bien la mayoría prefiere, por ahora, callar el pronóstico. Como una ciencia blanda, la política igual apela a datos duros para intentar predecir el futuro: a seis meses las primarias, todas las combinaciones electorales del oficialismo tienen las mismas chances de prosperar. El variado menú incluye tres boletas presidenciales, dos o hasta una, con Alberto Fernández o Cristina Fernández de Kirchner si la vice sucumbe al clamor de la comisión que organiza Sergio Palazzo para ir a pedirle que revea su postura de no ser candidata, que todavía sigue sin integrantes ni agenda.
Fernández, un presidente peronista que tiene la puerta constitucional abierta para buscar la reelección, no resulta el candidato "natural" en una coalición que tiene más de extraordinario desde su génesis. Desde la Antártida, adonde llevó el plan ReinvidicAr, el jefe de Estado puso este miércoles todo el aparato oficial en la campaña por otro mandato frentetodista. "Desde el final del mundo, vengo a hablarles de nuevos inicios, de principios. Comienza un mañana de paz y prosperidad”, afirmó por cadena nacional, con un subtexto de resistencia de una aspiración que sus socios frentetodistas le reclaman abandonar.
"La lógica y la táctica son las mismas, hay que poner en valor el Gobierno y, en este tramo, eso es poner en valor la figura de Alberto". aportó un funcionario que acompañó al mandatario en su periplo. De mínima, es un operativo anti-Síndrome del Pato Rengo para evitar la última licuación de poder antes de los comicios; de máxima, que su candidatura sobreviva a los vaivenes de la interna. En ambos casos, la clave albertista es ganar tiempo. Frente a los reclamos de anticipar su lanzamiento o su renunciamiento, el Presidente transmite a su círculo que no es momento de definiciones. Como Sergio Massa, titular de un Ministerio de Economía en el que miran con mayor entusiasmo los números de encuestas provinciales que los que les devuelve el INDEC, en la Casa Rosada se aferran a un efecto dominó de victorias en las gobernaciones que, gracias a un calendario desdoblado, permita generar un clima optimista para los comicios nacionales.
En privado, el jefe de Estado apela a la ironía para graficar una primaria en la que se suman postulantes para representar al oficialismo. "Dicen que es un gobierno de mierda, pero miren la cantidad de candidatos que salen de este gobierno", le escucharon decir en la mesa del FdT, en la sede del PJ Nacional. A pocos metros estaban Wado De Pedro, el ministro del Interior que abiertamente está haciendo campaña, y Sergio Massa, el titular del Palacio de Hacienda que espera a mayo para definirse.
Opción 1: lo de siempre
Aníbal Fernández habla de otra proscripción o, al menos, de un intento. Como abanderado de la reelección, el ministro de Seguridad es uno de los pocos que defiende una primaria del FdT con el Presidente adentro. "Si Alberto compite y pierde, ¿cómo sigue la campaña después para quien le gana? ¿Puede hablar de la pesada herencia?", se preguntó el titular de unos partidos que integran la coalición oficialista. Máximo Kirchner apeló el término "raro" para definir un escenario en el que Fernández tubiera competencia. El jefe de Gabinete, Agustín Rossi, suscribió. Uno de los comensales de la mesa del FdT, el secretario de la UOM, Abel Furlán, no sólo cree lo mismo, sino que también plantea una opción de candidatura única: Cristina Kirchner.
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Hay un convencimiento generalizado, alimentado por las palabras de su hijo, de que la comisión no tendrá éxito y la vicepresidenta mantendrá su promesa de no ser candidata. Con ella en la cancha, es difícil que alguien busque competirle. Los guarismos que repite la dirigencia enrolada en el operativo clamor son validados en la Casa Rasada: la exmandataria es quien más mide en las encuestas, seguida por Fernández y Massa.
"Matás la coalición que, en su ADN, tiene la diversidad como principal valor", esgrimen detractores de la lapicera. Otro argumento para no apostar al "consenso" es el karma del FdT, el dilema de raíz por su conducción, más aún con Cristina Kirchner apartada, pidiendo que otros tomen el bastón de mariscal. "Si no hay competencia, no se podrá dirimir la pelea por la jefatura", sostienen quienes promueven una interna que sería inédita. Desde su debut en 2011, el kirchnerismo nunca usó las PASO a nivel presidencial.
Opción 2: el duelo
Un mano a mano. Durañona salió a proclamar el duelo este miércoles y, de nuevo, tampoco es el único. Hay multiplicidad de variantes, considerando los nombres, pero todas se reducen a una oferta de centro versus una más a gusto del paladar K. En este universo, la posibilidad de Fernández con su nombre estampado una boleta es enarbolada, lo mismo que el de Massa o el de un representante de La Liga de las Provincias (un gobernador como Juan Manzur o un exmandatario como el ya anotado Daniel Scioli), enfrentando una papeleta con De Pedro, el bonaerense Axel Kicillof o el chaqueño Jorge Capitanich.
Así como es un debate sin saldar en Juntos por el Cambio, también lo es en el FdT: la opción de las fórmulas cruzadas. A Massa podría acompañarlo De Pedro, en este caso. Los antecedentes no son buenos. En 2015, la compañía de Carlos Zannini en la boleta de Scioli no potenció al Frente para la Victoria; en 2019, demostró ser un experimento exitoso en términos electorales, pero que derivó en una gestión atravesada por las desconfianzas mutuas.
Opción 3: el trío
Si bien en los papeles de la Cámara Nacional Electoral el FdT está compuesto por 17 partidos, en rigor tres espacios podrían sentarse a la mesa. El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, que mantiene puentes tanto en el albertismo como en el cristitinismo, es uno de los que opina en privado que la primaria frentetodista debería reflejar esa tríada. De nuevo, no es el único. Siempre en la medida en que la inflación se lo permitiese, el tercero en discordia debería ser Massa, como el referente del Frente Renovador. ¿Contra quién? Depende. Por caso, Scioli, que promete no competir si juega un Fernández (Alberto o Cristina), podría representar al albertismo contra una papeleta auspiciada por el sector de la vicepresidenta. Podría ser, también, un gobernador en ejercicio o un "tapado".
"Lo que no hay que hacer es una falsa competencia", avisa un dirigente oficialista, que reclama amplificar el volumen de las PASO, convencido de que la oposición tendrá primarias atractivas para el electorado.