La justicia, al banquillo

Las internas en la Corte Suprema que el juicio político sacó a la luz

Con Lorenzetti aislado, Maqueda buscó protección y la encontró, pero podría dejar el tribunal el año que viene y paralizarlo por la dificultad de cubrir una vacante.

Las once audiencias de que lleva la comisión de juicio político a los cuatro jueces de la Corte Suprema de Justicia realizadas en la Cámara de Diputados exhibieron una feroz interna entre los magistrados que amenaza, en caso de no zanjarse, con paralizar el máximo tribunal durante el próximo gobierno y ocasionar una crisis institucional sin precedentes.

Ricardo Lorenzetti quedó enfrentado a sus pares Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, quien además deberá defenderse un buen tiempo de las acusaciones por la administración de la obra social que tenía a su cargo y que podrían derivar en denuncias penales.

En diciembre de 2024, el cordobés cumplirá 75 años, la edad límite para ejercer como juez en la Corte, y si se jubila, como se espera, emitir un fallo será muy difícil porque siempre son necesarias tres firmas. Lorenzetti debería negociar con Rossatti y Rosenkrantz o, como segunda opción, las sillas vacías se deberían cubrir con el voto de los dos tercios del Senado, un escenario en el recinto sólo posible si hay consenso entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. No parece fácil en el corto plazo, considerando los antecedentes en temas judiciales que llegaron a la Cámara alta.

Los testimonios y las pruebas recolectadas en la comisión de juicio político contribuyeron para acusar a los jueces y, como daño colateral, cristalizaron los enfrentamientos entre ellos. Si bien no son nuevos, escalaron a un punto de no retorno y abrieron una disputa entre las segundas líneas del Palacio que hasta ahora se movían en las sombras.

Los magistrados deberán defenderse de las denuncias y convivir con las tensiones internas de ser investigados por el Congreso por primera vez en dos décadas. Sus disputas palaciegas abren al menos cuatro escenarios.

Todos contra Lorenzetti

El enfrentamiento entre el extitular de la Corte y sus colegas quedó documentado dos horas antes de iniciarse la última audiencia: llegó a la comisión una misiva de Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda con las supervisiones a la obra social reclamadas por el Frente de Todos, pero acompañada de una nota que responsabiliza al rafaelino y al exadministrador Héctor Marchi por cualquiera de los desmanejos que describieron los testigos.

La maniobra expuso hasta dónde escaló la interna. Según detectaron los diputados del oficialismo durante la sesión, para acusar a Lorenzetti de posibles delitos de administración fraudulenta sus colegas seleccionaron resoluciones firmadas por él o Marchi, que en algunos casos eran prórrogas de otras similares rubricadas por Maqueda.

Para salvar al cordobés, negaron que haya sido designado como administrador de la obra social, aún cuando la comisión recibió desde el tribunal un correo electrónico suyo de 2021 despidiéndose de esa gestión.

Las supervisiones habían sido ordenadas por los jueces a De Marchi aquel año, pero cuando hace un mes anunció que iba a exponerlas en la comisión lo expulsaron por una acordada (Lorenzetti fue el único que no la firmó) y lo responsabilizaron por el contenido de su propia investigación. "Es insólito, según esta versión, yo me cuestioné a mí mismo", ironizó.

Maqueda pide la hora

El más complicado de los cuatro jueces por su gestión de la obra social del Poder Judicial es Maqueda, porque según los testigos tuvo obscenidades cómo no presentar presupuestos, balances, hacer compras directas sin expedientes y vaciar el directorio.

La coartada de Maqueda es que no existe acto administrativo que lo haya nombrado como encargado de la entidad. Marchi justificó que cuando Lorenzetti le dio esa tarea, en 2008, Maqueda prefirió no dejar rastros porque era un lugar "conflictivo".

Según los senadores peronistas que le apagaron el teléfono hace dos años, su excompañero de banca está condicionado por estos antecedentes y por eso firmó casi todos los fallos junto a Rosatti y Rosenkrantz.

El actual presidente de la Corte alimentó esa versión hace 15 días, cuando permitió que llegara a los diputados del FdT el correo electrónico en el que Maqueda se despide de la gestión de la obra social. Se conoció por unas citas de Lorenzetti en una acordada y ante el pedido de los diputados, Rosatti le derivó la cuestión al cordobés y no le dio otra opción que enviarlo. La nota enviada el pasado martes para responsabilizar a Lorenzetti y Marchi pareció un intento de salvarlo, después de haberlo obligado a delatarse.

Tiempo de Rosenkrantz

El FdT no la tiene fácil para acusar a Rosenkrantz de mal desempeño por haber promovido el fallo que permitió la salida anticipada al represor Luis Muiña, porque si bien puede ser considerado una amnistía encubierta a los represores, no deja de tratarse de una interpretación jurídica.

Pero en uno o dos meses intentarán acorralarlo con las denuncias sobre conflictos de interés, en las que se lo acusa de emitir fallos a favor de clientes de su estudio de abogados, un tema que lo acompañó durante toda su gestión. En 2020 las tabacaleras locales lo responsabilizaron por haber firmado un fallo a favor de Philip Morris (Massalin), empresa a la que patrocinaba.

Un año más tarde, cuando Rosenkrantz dejó la presidencia de la Corte, el sitio El Destape difundió un escrito suyo en el que pedía no ser acusado de conflictos de intereses en los casos de sus exclientes, porque llevaba cinco años fuera de la actividad privada. De esta manera, pretendía participar de causas de empresas como el Grupo Clarín, Mac Donalds, Quilmes y el Grupo Pegasus.

Resta saber si esas comunicaciones internas llegarán con detalle a la çomisión. Algún otro juez debería filtrarlas y es en momentos así cuando las internas se hacen públicas.

Cómo sigue el reinado de Rosatti

Rosatti mostró en esos dos meses que como presidente de la Corte acumuló el poder necesario para acobardar a sus pares: acorraló a Lorenzetti, condicionó a Maqueda y aisló a Rosenkrantz. El titular del tribunal demostró un control de la documentación mediante su mano derecha Silvio Robles, quien según los testigos es el encargado de recibir cada dato que llega a la Corte y hasta tiene el poder de esconderlo del resto de los cortesanos.

Pero Rosatti hizo poco y nada para proteger a los funcionarios judiciales citados a declarar, incluso a los de su vocalía. Algunos trastabillaron y quedaron expuestos a futuras causas penales. Una versión que llegó desde Tribunales en febrero es que el santafesino los iba a eximir de declarar mediante una acordada, pero eso no ocurrió. El clima en el Palacio no es el mejor.

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