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PLANO CORTO

Silvio Robles, el operador silencioso de Rosatti que no deja de hacer ruido

Se presenta como vocero de la Corte, pero el FdT lo señala como nexo del supremo con la oposición y el Círculo Rojo. De la bolsa de Miceli a Lago Escondido y el juicio en Diputados, suma millas en escándalos.

Periodista de formación, vocero de profesión y actual director de la presidencia de la Corte Suprema, Silvio Robles es la persona más mencionada en las audiencias de la comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. En sus presentaciones para acusar a los cuatro jueces del máximo tribunal, el Frente de Todos lo señala como la figura más relevante del Palacio, el enlace predilecto con la oposición y, sospecha, con poderosos empresarios.

Robles será citado a declarar como testigo en el plazo de un mes, cuando se trate la cautelar de la Corte que aumentó la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires. Entre otras cosas, deberá responder sobre su relación con el exministro de Justicia y Seguridad Marcelo D'Alessandro, revelada en la filtración de los chats de diciembre, los mismos en los que se conoció el viaje del funcionario porteño a Lago Escondido con empresarios de medios y funcionarios judiciales.

A los pocos días de difundidos esos chats y con la decisión de Alberto Fernández de impulsar el juicio político a los cuatro cortesanos, Robles dio muestras de su poder de fuego en Tribunales: logró que el juez federal Sebastián Ramos archivara una causa que investigaba esas conversaciones, por considerar que no pueden ser válidas unas pruebas surgidas de un espionaje ilegal.

Cuando declaró ante la comisión de juicio político, Ramos no quiso explicar a qué se refería con espionaje (una tarea que sólo puede ejercer un Estado) y se remitió al dictamen del fiscal Carlos Stornelli, pero lo más curioso fue que la causa se originó por una denuncia del abogado Gastón Marano, un exasesor de la bicameral que fiscaliza los organismos de inteligencia. En septiembre, había ejercido la defensa de Gabriel Carrizo, acusado de liderar la banda de "Los copitos", la que intentó asesinar a Cristina Fernández de Kirchner.

El fallo de Ramos, entiende el oficialismo, fue un traje a medida para Robles, porque ni siquiera fue citado para identificar cómo le habrían hackeado el teléfono y si el contenido de los chats filtrados es falso. Fue una demostración más del poder de lobby judicial del vocero de la Corte, mencionado por la vicepresidenta en varios de sus videos como el ideólogo del fallo de su condena, a pesar de no ser abogado.

Quienes conocen su vínculo con Rosatti aseguran que se trata de su mano derecha y su complemento perfecto, porque, mientras el juez es un académico y erudito, Robles abandonó rápido los libros para convertirse en "consultor" de élite y aprender a caminar por los pasillos más importantes del país con una plasticidad asombrosa.

Carrera en el kirchnerismo

Su mayor permanencia en el Estado fue durante el gobierno de Néstor Kirchner. Por aquellos años fue vocero del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que encabezó Rosatti hasta 2005, cuando el ahora supremo renunció en medio de denuncias por supuesta corrupción en la construcción de cárceles.

Robles no lo acompañó en esa pelea y siguió su camino como vocero de la ministra de Economía Felisa Miceli, quien también se fue en 2007 en medio de un escándalo: el hallazgo de una bolsa con dinero en el baño de su oficina. La exfuncionaria siempre sospechó del entonces vocero por la filtración de esa información, sobre todo porque su siguiente destino fue nada menos que la Secretaría de Transporte, liderada por Ricardo Jaime, uno de los protegidos de Néstor Kirchner, que tampoco tuvo un final feliz: en 2009 fue expulsado del gobierno por Cristina y en 2016, detenido por corrupción. Recién fue liberado hace un mes.

Durante ambos mandatos de CFK, Robles se afianzó como consultor de empresas como el Banco Santander y el de servicios Transaccionales (BST), pero siempre con la expectativa de volver a la política. Según la investigación del Frente de Todos detallada en los pedidos de juicio político, lo acercó al PRO quien era entonces su esposa, Laura Latorre, quien ejerció varios cargos para el Gobierno de la Ciudad.

Carrera en el macrismo

Además, el FdT cree que ese vínculo habría influido para que Rosatti fuese elegido como candidato a juez de la Corte por Mauricio Macri, quien en su libro Primer Tiempo aduce que no lo conocía y que se lo recomendó Elisa Carrió para encontrar los votos del peronismo en el Senado, que finalmente llegaron.

Lilita y el santafesino se conocen desde la convención constituyente de 1994, pero para seducir a Macri fue necesaria alguna gestión más. El que más influía en esas discusiones era el entonces asesor presidencial Fabián Rodríguez Simón, alias Pepín, quien tuvo la idea de nombrar a los jueces por decreto, una polémica jugada que luego el entonces presidente desechó para buscar la aprobación de la Cámara alta.

Para llegar a Robles, en el oficialismo recuerdan que Latorre trabajó en Farmacity, la empresa de Mario Quintana, coordinador de la Jefatura de Gabinete en tiempos de Macri presidente y encargado de contener a Lilita, tarea que compartía con Rodríguez Simón, abogado defensor del Grupo Clarín durante el pleito por la Ley de Medios y actualmente prófugo en Uruguay. De estos diálogos, habría surgido el nombre de Rosatti para la Corte.

Todoterreno

El ahora vocero del máximo tribunal influyó, además, en la negociación parlamentaria, para la que resultaron claves los gobernadores peronistas, dueños de los votos necesarios en el Senado. Con Rosatti en la Corte, fue nombrado vocal y le facilitó un trato privilegiado en los principales medios de comunicación.

Al frente del tribunal, el santafesino jugó fuerte de entrada con el fallo que disolvió el Consejo de la Magistratura y retornó a la conformación de 2006, que delega la presidencia en el titular de la Corte, o sea en sí mismo. Con ese cargo, controla a gusto el presupuesto del Poder Judicial.

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El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, jefe de Robles, en alta tensión con el Frente de Todos.

El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, jefe de Robles, en alta tensión con el Frente de Todos.

Los testigos que declararon en la comisión de Juicio Político señalan a Robles como la mano derecha de Rosatti, capaz de presenciar discusiones sobre causas judiciales sin ser abogado. El exadministrador Héctor Marchi aseguró que Robles escondió un informe de supervisión de la obra social, que recibió a nombre del presidente de la Corte, que debía girar a sus colegas y al menos a Ricardo Lorenzetti nunca le llegó.

Su compañera de oficina María Laura Valinotti contó que el operador manejaba los grupos de chats de Rosatti y desactivó uno de ellos en diciembre, cuando se conocieron las filtraciones. Marchi asegura que en ese mes ordenó a la Dirección de Informática cerrar el correo electrónico del presidente de la Corte para monopolizar los mensajes. El santafesino se lo permite. Le debe mucho.

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