Cristina Fernández de Kirchner es víctima de una suerte de maldición: tanto quienes la aman sin medida como quienes la odian sin piedad le prestan atención, pero no siempre escuchan lo que dice. Tras su esperada aparición en C5N, la enésima reiteración de sus razones para no ser candidata a presidenta este año siguió encontrando ecos callejeros de "Cristina presidenta". En tanto, sus detractores y detractoras se limitan a descalificarla sin jamás discutir con ella, pese a que si algo hace –a veces mejor que otras, como todo el mundo– es justamente argumentar. Su aparición de este jueves por la noche no dejó titulares rutilantes, pero sí mucha tela para cortar.
CFK, militante, exsenadora, expresidenta, vice disconforme y tantas cosas más vuelve a intentar lo imposible: hacer ganador a un peronismo que arrastra con una gestión que desmiente su ADN.
Silencios que hablan
Las preguntas de Pablo Duggan fueron correctas en contenido y tono, pero evitaron acorralarla cuando se puso evasiva. Volvió a aludir a que no será candidata, pero no dijo las palabras mágicas. Habló de la interna del peronismo, pero no entró en la polémica sobre las PASO con competencia o con candidato de consenso. Mencionó a Sergio Massa, a Eduardo Wado de Pedro a Axel Kicillof y a Sergio Berni, pero eludió cualquier definición sobre la oferta electoral que pergeña. Una vez más, el candidato será el proyecto. El suyo, su visión de la Argentina, la garantía que omitió hacerle firmar a Alberto Fernández hace cuatro años y que no olvidará esta vez. Así y todo, con valles rectos y meandros, el interlineado fue rico.
Al constatar que la próxima elección será diferente de la de 2019, por tener el electorado divido en tercios y no en dos polos como entonces, señaló quela lógica de la construcción debe ser diferente a la de hace cuatro años. Esta vez, dijo, es más importante subir el piso de votos que buscar un techo más alto, porque eso es lo que asegura entrar al ballotage y, por qué no, retener el poder.
La definición confirma lo anticipado este jueves por Letra P:
- Las PASO competitivas son una realidad inevitable para el peronismo y no así una postulación de consenso, anunciada por video como la de Fernández hace cuatro años.
- La pluralidad de postulantes facilita la meta de acumular caudal y "subir el piso", la clave de la primera etapa de una campaña que tendrá varias.
- La urgencia pasa por consolidar una alianza desvencijada y zurcir lo roto le impide, por el momento, señalar a un heredero, aunque quede claro quiénes, entre los posibles presidenciables, le resultan más confiables para una etapa a la que pretende ponerle su impronta con más celo que cuatro años atrás. Wado, por caso, es uno de los hijos de la "generación diezmada" que querría empoderar, pero el presente le sigue exigiendo sumar lo diverso. Tiempo al tiempo.
Amable, pero cautelosa, solo ponderó a Massa por haberse animado a "agarrar la papa caliente" de la economía, a la vez que le recordó el desafío de renegociar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que considera un lastre insalvable para el próximo gobierno. Eso deberá traer de Washington el ministro de Economía para hacerse un lugar entre sus ahijados en la grilla presidencial.
Por otro lado, eludió olímpicamente la pregunta sobre la conveniencia de desdoblar o no la elección bonaerense y mucho más el rol de Kicillof en lo que viene.
Confirmó que el jueves 25 liderará una manifestación en la Plaza de Mayo que pretende enorme, a la vez celebración de los 20 años de kirchnerismo y de ratificación del programa con el que pretende "volver a enamorar a la sociedad", convencer de que con el plan correcto –el suyo, no el que aplicó el Presidente– se puede volver a vivir mejor.
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Si algo no se vio fue a la Cristina pesimista que describen muchas personas que conversan con ella. Pese a la inflación, los ingresos devaluados y la "bronca" que entiende que alimenta al tercio de la ultraderecha, cree que la dispersión le da chances al peronismo.
El resto, claro, pasó por su repertorio más conocido. El "partido judicial" y la proscripción; Clarín y las fake news; la patria cautelar y la corrupción de "la Corte de los tres"; el endeudamiento macrista y la desgracia del FMI; la economía bimonetaria y sus teorías discutibles sobre la inflación; la decepción con Alberto Fernández y la justicia de discutir las decisiones en su contexto; el atentado y la trama que presiente y el Poder Judicial le impide determinar; el deber militante y el sufrimiento por Florencia…
Tomala o dejala, pero no cometas el error de subestimarla.