El ajuste impulsado por Javier Milei impacta en las provincias, incluso, en los sectores que ven con buenos ojos algunas de las iniciativas libertarias. Sentados con Martín Llaryora, el ruralismo de Córdoba busca la forma de que el hachazo sobre la obra pública no impacte en el desarrollo de la infraestructura del sector, crucial durante la gestión de Juan Schiaretti.
Días atrás, la Sociedad Rural de Jesús María emitió un comunicado en el que advertía sobre la falta de controles en el Fideicomiso para el Desarrollo Agropecuario (FDA), una de las herramientas creadas por la Provincia para financiar las obras en los caminos que cruzan los campos provinciales.
En la Mesa de Enlace provincial advierten sobre los “intereses políticos” detrás del comunicado jesusmariense, aunque reconocieron que la continuidad de los trabajos es uno de los temas centrales en la agenda con el gobierno provincial.
Martín Llaryora y la continuidad del diálogo
El FDA toma el 70% de los fondos del Impuesto Inmobiliario Rural, permite que el campo disponga de recursos para afrontar obras de infraestructura y mejoramiento de la red secundaria y terciaria; y es administrado por un directorio del cual forma parte Bancor y los ministerios de Obras Públicas, Agricultura y Ganadería y Servicios Públicos, más dos representantes del sector productivo.
Los cuestionamientos se enmarcan en dos realidades que cruzan al sector. La principal tiene que ver con el recorte y el ajuste que se derrama hacia las provincias y que, como muchos gobernadores advierten, empujan a una suba de impuestos para garantizar recursos.
Martin lLaryora y Sergio Busso.jpeg
Martín Llaryora y el Ministro Sergio Busso, las dos principales vías de diálogo del ruralismo cordobés con la Provincia.
En el campo cordobés hay una preocupación por la continuidad de las obras que marcaron a fuego a la gestión Schiaretti y que, confían, Llaryora intentará continuar.
Para eso, las conversaciones avanzan en la necesidad de “adaptarse” a la nueva realidad. “Las obras de asfaltado empiezan a complicarse, pero tenemos la garantía que van a seguir los trabajos para algunas mejoras", afirman y agregan a la lista de preocupaciones los temas relacionados con la seguridad, las patrullas rurales y los consorcios camineros.
La factor político
La respuesta de Busso, que asegura que “Milei tendría que copiar a Córdoba pero elige achicar el Estado mientras, vía retenciones, recauda mucho más que la Provincia”, recibió el apoyo de la dirigencia ruralista mediterránea que sostiene una relación inmejorable con la gestión del Partido Cordobés.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://twitter.com/LuisPicat/status/1761032662930612418&partner=&hide_thread=false
Por esa razón, entienden que el comunicado proveniente de Jesús María responde a “intereses políticos” que tendrían su base en la relación de la conducción de la entidad con el diputado radical Luis Picat, que empieza a posicionarse como uno de los grandes opositores a la gestión Llaryora. Cabe recordar que el exintendente fue presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, entre abril de 2016 y mayo de 2018.
“Uno entiende que esas cosas juegan, pero no es bueno que los temas partidarios se mezclen con los sectoriales. Obviamente, que todos esos temas se conversan permanentemente en la Mesa de Enlace, pero la postura de base es reconocer la herramienta”, dijo uno de los dirigentes consultados a Letra P. "Puede haber atrasos en algunos pagos pero eso siempre sucede cuando hay cambios de Gobierno, Si el gobernador no cumple seremos los primeros en señalarlo pero no podemos cuestionar una herramienta que hemos creado en conjunto", agregan, en consonancia, desde otro de los sectores.
Javier Milei y la esperanza solapada
En el micromundo agropecuario cordobés, Milei es todavía analizado desde un cristal en que la esperanza y la expectativa aparecen como elementos principales. Sin embargo, los discursos nacionales que bregan por la liberación del mercado y las fuerzas productivas retrasan su puesta en marcha y los productores advierten sobre la necesidad de apurar los plazos de concreción.
“Si no hay señales concretas en el corto plazo, va a ser difícil que los productores liquiden”, señalan los que se impacientan por una baja de retenciones que la propuesta libertaria prometió en campaña y respecto a la cual reculó una vez en la Casa Rosada.
“Con la situación actual, el productor va a liquidar lo justo y necesario, porque las retenciones no se tocan y hay un mercado chato”, advierten desde el corazón de la zona núcleo donde, a contramano de algunas de las previsiones que se sostienen desde la Nación, aseguran que “no habrá cosecha récord” en este 2024.
Sergio Massa, Patricia Bullrich y el propio Schiaretti también sostenían esa visión en la campaña, pero algunos fenómenos climáticos hicieron recalcular al GPS productivo a finales del año pasado.
“Hubo una pedrada en diciembre que se llevó puestas 45 mil hectáreas y a mediados de enero hubo un período de sequía”, cuentan. Y agregan que hay “algunas previsiones que hablan de un adelantamiento de una niña”. “Si eso pasa, vamos a estar complicados”, aseguran.
De una banquina a otra
Más allá de una visión que se proyecta positivamente, una parte de la dirigencia rural cordobesa ve con preocupación la estrategia confrontativa que expone el Presidente. “Estábamos convencidos de que necesitábamos un cambio, pero esto ya lo vivimos con el kirchnerismo. Al final, vamos de una banquina a la otra", describen al respecto.
En ese marco, entienden que la Argentina necesita avanzar hacia un escenario de diálogo político que contenga a las diferentes miradas y que contemple la necesidad de que cada sector defienda lo suyo sin perder de vista los impactos de las políticas que cruzan transversalmente a la sociedad.
En esa tarea, entienden que las retenciones deben reducirse gradualmente. Saben que el Gobierno necesita dólares, pero repiten que “siempre el manotazo va para el mismo lado”.
Además, aunque comparten las políticas de achicamiento y ajuste, piden también observar a aquellos sectores en los que la ayuda social resulta fundamental.
“Claro que hay que generar trabajo e incentivos a la producción, pero también hay gente que sin ayuda no llega a fin de mes o directamente no come, no se puede correr la mirada de esos lugares, más allá de las urgencias de la economía”, señalan.