Sellada la jubilación de la jueza Ana María Figueroa por parte de la Corte Suprema, la Cámara Federal de Casación, máxima instancia penal del país, ordenó la reapertura de la causa Hotesur-Los Sauces y que CFK y Máximo Kirchner enfrenten un juicio oral. Asimismo, anuló el sobreseimiento que la había beneficiado en el caso del memorándum firmado con Irán, que también irá a juicio oral. Lo primero es materia para especialistas; lo segundo –el propio proceso– ha sido un disparate de punta a punta que ahora se prolonga.
En tanto, el candidato presidencial de Unión por la Patria (UP) se verá obligado más temprano que tarde a salir en defensa de la principal figura de su espacio, lo que recortaría sus posibilidades de autonomía y condicionaría su estrategia.
Como sea, Cristina deberá jugar más que hasta ahora en la campaña y no por ceder a los pedidos de su hijo diputado, sino por entender lo que este anuncio dice sobre su futuro judicial en caso de derrota electoral, sobre todo si esta resultara sonora.
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Así las cosas, el contexto específicamente electoral merece una lectura más profunda, sobre todo después del batacazo de Juntos por el Cambio en Chaco.
¿Del corazón de la patria hacia el puerto?
El nutrido calendario de comicios provinciales desdoblados de los nacionales expuso la intención de esas administraciones locales de no importar el descontento de sus respectivos electorados con el gobierno de Alberto Fernández. Dado lo ocurrido desde el inicio y hasta el domingo, cabe concluir que el miedo no es zonzo.
El comienzo, allá por febrero, con las Internas Abiertas, Obligatorias y Simultáneas (IAOS) de La Pampa fue la piedra de toque de una racha de triunfos mayoritariamente oficialistas –ya sea peronistas, de partidos provinciales o de Juntos por el Cambio– que hicieron dudar a analistas demasiado pendientes de lo que pasa en Buenos Aires sobre la existencia o no de un ánimo social punitivo.
Esos predominios de los oficialismos encontraron un primer lunar visible en abril, cuando Rolando Figueroa terminó con una hegemonía de 60 años del Movimiento Popular Neuquino, aunque su condición de disidente de esa agrupación complicaba las interpretaciones: ¿hasta qué punto lo que había ocurrido en la provincia petrolera y gasífera era un cambio de época y hasta qué punto una interna del MPN dirimida a cielo abierto?
Si en todo proceso electoral el clivaje fundamental es "continuidad o cambio", conforme el calendario siguió avanzando se hizo más patente el predominio del segundo de esos conceptos.
Podría ser tentador señalar que ello ocurrió conforme las citas nacionales se aproximaron, con las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto y con la general prevista para el 22 del mes que viene, pero eso sería nacionalizar en exceso y desde Buenos Aires interpretaciones que, si bien pueden estar cruzadas en parte por ese factor, responden en buena medida a dinámicas locales. Es mejor, entonces, dejar de lado las fechas y atenderel balance globalque ha dejado hasta ahora el proceso. Con ese criterio en mente, sí, puede afirmarse que la mezcla de problemáticas locales y nacionales parece inclinar la balanza hacia el platillo del cambio.
Dinámica de lo impensado
La pérdida –después de 16 años– de Chaco el último domingo por parte del peronismo fue el último de una serie de batacazos que se cebaron especialmente con el sector que gobierna a nivel nacional. Antes de eso se habían producido cambios de signo de enorme significación en Chubut, San Juan, San Luis, Santa Cruz y Santa Fe.
Es más, el peronismo retuvo, por caso, La Pampa, pero por un margen de "solo" cinco puntos porcentuales y con un desempeño histórico de la UCR.
En total, el peronismo ha puesto en juego hasta ahora 12 territorios, conservando seis y perdiendo los demás. Así, su control territorial será en los próximos cuatro años el más limitado desde la restauración de la democracia en 1983, saldo que podría hacerse directamente luctuoso el 22-O si perdiera, además, Entre Ríos y, sobre todo, la provincia de Buenos Aires.
La cantidad tan grande de derrotas de oficialismos peronistas lleva a pensar en una inclinación social al castigo y al cambio que se ha expresado en las mejores opciones disponibles en cada caso. Esto explica que los candidatos aliados de La Libertad Avanza (LLA) hayan tenido, en general, resultados tan magros, y que el mayor beneficio haya recaído en las ofertas de Juntos por el Cambio, con especial peso de la UCR.
En efecto, Javier Milei no ha sabido o intentado de manera eficaz rodearse de armados provinciales a la altura de una tendencia que lo sorprendió a él mismo en la noche de las PASO, lo que ha reducido el fenómeno nacional que encarna exclusivamente a su figura. El paleolibertario, que a esa carencia suma ahora la amenaza de arrasar con su motosierra la coparticipación federal, es una expresión eminentemente individual, lo que dice mucho sobre cómo sería su gobierno en caso de llegar a la Casa Rosada: o bien uno extremadamente débil si se consideraran sus propias fuerzas o bien uno excesivamente dependiente de respaldos prestados, posibles por el eventual estallido de las dos grandes coaliciones nacionales.
A tres bandas
La paradójica soledad política de un Milei rodeado de millones de votos no es el único efecto de lo ocurrido en lo que va del ciclo electoral.
Bullrich se siente tonificada tras los éxitos de Maximiliano Pullaro y de Leandro Zdero, pero la irradiación al plano nacional de las buenas ondas desde Santa Fe y Chaco –y, espera, este domingo desde Mendoza– dista de ser una fija.
Su campaña sigue tropezando con una falla congénita, expuesta con claridad desde las PASO, aunque fraguada con anterioridad: si Milei es una opción real de gobierno, la presidenciable de JxC se enfrenta al dilema de pelear votos con aquel en el mismo nicho electoral o de erosionar a Massa para ser ella quien tenga lugar en un posible segundo turno. ¿Con quién confrontar, entonces, qué eje discursivo privilegiar?
Sin demasiadas opciones, ha decidido seguir explotando lo que la ha traído hasta acá, la grieta con el kirchnerismo, recurso reflotado, como se dijo al comienzo, por el Poder Judicial, pero que parece haber quedado demodé.
PATRICIA BULLRICH visitó el barrio EMERENCIANO y cruzó a militantes
En pos de ese objetivo se lanzó, triunfal, a caminar por el barrio Emerenciano Sena en Resistencia, donde, mujer coraje, se enfrentó a tres vecinas que le decían que se fuera. Cuando dijo que el dirigente social es un asesino, el epíteto le volvió con el recuerdo de Santiago Maldonado. Ante eso, se la escucha repetir con sorna tres veces el apellido del joven, tras lo cual zanja en su cuarto intento: "Maldonado se ahogó". Triste espectáculo.
Hay que volver, con todo, sobre la debacle del peronismo, una que Massa se esfuerza por encapsular en el plano provincial, aunque sus mejores expectativas pasen hoy por alcanzar un segundo turno con un nivel de sufragios históricamente mínimo para el sector. La cercanía de las elecciones bonaerenses, la falta de garantías de Axel Kicillof y la posibilidad de que ese resultado dirima un posible liderazgo poscristinista ponen en crisis como nunca al núcleo duro K, algo que se expresa en la inocultable disputa entre el gobernador y el líder de La Cámpora y del Partido Justicialista provincial, Máximo Kirchner.
Esa canción está en plena reproducción y parece bastante pegadiza.