A menos de tres meses de su aprobación en la Legislatura porteña, la creación del fuero laboral de la Ciudad de Buenos Aires, un antiguo anhelo del sector empresario y del PRO, con el que Jorge Macri había logrado colgarse una cocarda, fue suspendida por orden de la justicia federal, que consideró que su funcionamiento ejercerá competencias que son materia exclusiva del orden nacional.
Este viernes, el juez federal Santiago Carrillo hizo lugar al pedido de una medida cautelar presentada por la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional (AMFJN), que reclamó la suspensión de la puesta en marcha del fuero laboral de la Ciudad aprobado el 12 de diciembre pasado por la Legislatura porteña. La medida lo deja en suspenso, hasta que se resuelva la cuestión de fondo: la creación de la Justicia del Trabajo local que ya había comenzado el proceso de selección de jueces y camaristas.
En su dictamen, el titular del Juzgado Contencioso Administrativo Federal 3 consideró que si bien la autonomía porteña contempla que la Ciudad asuma funciones administrativas y judiciales que hoy tienen rango nacional, "el retardo en conseguir los acuerdos políticos necesarios entre el Estado nacional y el local para la transferencia de competencias jurisdiccionales, no autorizaba al gobierno local a sancionar leyes que implican un rediseño institucional de la administración de justicia de forma unilateral".
El macrismo siempre buscó modificar el equilibrio de poder en el mundo del derecho laboral para terminar con lo que llama "la industria del juicio". Incluso siendo presidente, Mauricio Macri pidió "enfrentar a la mafia de los juicios laborales".
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La presentación de los jueces
Alertados por la celeridad administrativa del Consejo de la Magistratura, que la semana pasada puso en marcha la selección de integrantes del fuero, la Asociación de Magistrados presentó una cautelar considerando que la normativa sancionada por la Legislatura lesiona al servicio de justicia, ya que priva a la justicia nacional del Trabajo de la competencia y jurisdicción que le ha sido otorgada por la ley nacional. La presentación argumenta que "le concierne solo al Congreso reglamentar la jurisdicción de aquellos órganos que integran el Poder Judicial".
Según la entidad que agrupa a los jueces nacionales, las leyes que crearon el fuero y el Código Procesal de la Justicia de Trabajo porteño "modifican los criterios fijados por el legislador nacional respecto de la competencia de los tribunales nacionales del trabajo y pone de manifiesto que al modificar el diseño previsto para la Justicia Nacional, se produce una flagrante inseguridad jurídica para el ejercicio de la abogacía".
En ese sentido, la asociación exigió determinar si las facultades ejercidas por la Legislatura de la Ciudad al implementar de manera unilateral la Justicia del Trabajo invade o no un ámbito de competencia que es propio del Estado Nacional.
Un justicia laboral de la Ciudad de Buenos Aires
Por la imposibilidad de conseguir el traspaso de la Justicia Laboral Nacional a la órbita porteña, el macrismo buscó alternativas para hacer realidad su deseo y en diciembre pasado consiguió que la Legislatura aprobase con 30 votos a favor y 28 en contra el proyecto oficial para la creación del fuero laboral de la Ciudad de Buenos Aires.
La iniciativa contemplaba la creación de diez juzgados del trabajo de primera instancia, con dos fiscalías y dos defensorías oficiales; una cámara de apelaciones con dos salas con tres jueces cada una de ellas y un fiscal y un defensor de cámara. Y un asesor tutelar de primera instancia y otro de cámara.
La creación del fuero coincidió con el fallo de la Corte Suprema que reconoció al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad como la instancia superior de la justicia nacional en el ámbito porteño y le concedió el poder de apelación de las causas civiles, comerciales, laborales y penales de la justicia nacional ordinaria. De consolidarse esta jurisprudencia, los juicios laborales iniciados en la justicia nacional podrían ser resueltos en el ámbito porteño convirtiendo al nuevo fuero en el atajo hacia el viejo anhelo empresarial.