ELECCIONES 2023

Juan Schiaretti mete en la campaña su legado en obra pública de US$ 8.100 M

Es el monto que invirtió en Córdoba desde 2015. Protagoniza un raid de inauguraciones en el interior para seducir intendentes que dudan entre él y Massa. La goleada a la Nación y la deuda pendiente.

Juan Schiaretti pavimenta los 75 días que lo separan del final de su tercera gestión como gobernador de la provincia de Córdoba. Sabe que después del 22 de octubre será inevitable la transición “ordenada” que proyecta con Martín Llaryora y que demora su apuesta presidencial. Acelera sus últimos proyectos de gestión, pero jugará su máxima carta para asegurarse el apoyo del electorado cordobés el domingo de la pulseada nacional: la inversión de obra pública histórica para, en el contraste, opacar el aporte del Estado nacional que entroniza al ministro-candidato Sergio Massa.

En el corazón del cordobesismo plantean que no se trata de ser más o menos peronista, según la dialéctica que intentan instalar desde los comandos de Unión por la Patria. Por el contrario, insisten, es una cuestión de “modelo”. En otros términos, de un estilo anclado en el “hacer” que en ocho años significó un desembolso 8.135 millones de dólares en uno de los planes de infraestructura que califican como de los más ambiciosos de los que se tenga registro.

Schiaretti y sus alfiles pasearán el inventario de obra pública de Schiaretti en cada intervención. Sus ministros Ricardo Sosa (Obra Pública) y Fabián López (Servicios) son los que aportarán precisiones en los medios o en simposios los detalles de la Córdoba autosuficiente, o bien, en un ejercicio de extremismo político, la Córdoba “discriminada”. El gobernador cortará cintas.

En concreto, en dos períodos Schiaretti invirtió US$3.621 millones en obras viales; US$968 millones en gasoductos; US$861 millones en cloacas y desagües pluviales; US$160 millones en sistemas de cuencas hídricas; US$395 millones en acuerdos y redes de agua potable; US$298 millones en hospitales; US$356 millones en escuelas y aulas; US$745 millones en viviendas; US$325 millones en la recuperación de edificios públicos; US$425 millones en la empresa provincial de Energía (EPEC); en subsidios municipales para obras de infraestructura se destinaron US$32 millones; y en fibra óptica, US$118 millones.

En la práctica, parte de estos desembolsos se tradujeron en 1.133 kilómetros de ruta pavimentada y 733 kilómetros rehabilitados; 52 nuevas escuelas terminas y 48 en ejecución; 5 hospitales nuevos; 3 en ejecución; y 13 parques renovados, ocho de ellos ubicados en la capital.

Fuentes oficiales del Panal aseguran que todo esto se hizo con superávit fiscal, pese a que más del 90% de la deuda pública de Córdoba esté expresada en dólares y otras monedas extranjeras, lo que supone un problema directo para el gobernador electo, Martín Llaryora, quien paseó esa inquietud por organismos de crédito en Estados Unidos.

Sin duda ese será un eje de ocupación para la futura gestión, pero no supone un problema discutir en las trincheras de la política. “El pasivo se generó para apostar al progreso, no para gastos corrientes o politiquería barata”, resaltan desde encumbrados despachos la coartada.

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Apuntan al beneficio que impactará sobre generaciones enteras y en la producción como los gasoductos troncales con una extensión de 3.000 kilómetros realizados con financiamiento propio.

En el cordobesismo saben que en las próximas semanas la Nación defenderá su aporte y la discusión pasará por el fino colador de lo prometido y lo hecho. No es casual que Schiaretti tenga en agenda un raid agitado de cortes de cinta y fotos con intendentes e intendentes oficialistas a los que Massa apunta.

Duelo de datos

En el ministerio que dirige el huelguista Gabriel Katopodis afirman que la inversión en la provincia también es inédita, incluso superior a la del expresidente Mauricio Macri, por entonces buen amigo de Schiaretti. Básicamente, que la evolución del presupuesto de la cartera se incrementó un 317% desde 2019 a 2022 y que a finales del 2023 se llegará a un 663% de incremento de las partidas, según datos oficiales.

La apuesta se complementó con la decisión política de sentar a Martín Gill en la Secretaría de Obras Públicas de la Nación hasta que tuvo que reasumir en la intendencia de Villa María. Desde allí, la revinculación con el intendentismo, en especial del sur provincial, sirvió como activo político en una provincia adversa para el oficialismo nacional. Cierto es que para la elección provincial ese sector del todismo nacional acordó con Llaryora. Con Schiaretti en la trinchera electoral y con Massa buscando el apoyo en el interior cordobés, las relaciones internas en el peronismo provincial se complican.

Con las espadas territoriales en una situación difícil, cada espacio peronista muestra sus cartas. La Nación batallará contra de la construcción histórica del cordobesismo que se encargó de contarle las costillas al kirchnerismo.

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Fuentes oficiales del Ministerio de Obras Públicas aseguraron a Letra P que durante la gestión del desdibujado Alberto Fernández se destinaron $187.400 millones (más de 500 millones de dólares a valor oficial). En números simples, aseguran que entre obras y proyectos para Córdoba se registran 50 acciones para mejorar la conectividad e infraestructura vial; 217 obras para la gestión de los recursos hídricos; 573 proyectos de infraestructura urbana y rural y 133 destinada a infraestructura del cuidado.

Lo cierto es que los alfiles de Schiaretti salieron a parar la pelota al asegurar que mucho de lo prometido se terminó financiando con recursos provinciales. El nivel de tensión ya quedó claro con algunos cruces tuiteros del diputado Carlos Gutiérrez y el ministro López, quien público un facsímil de cada nota enviada para reclamar los desembolsos.

Por ejemplo, el Panal aporta algunos ejemplos para reforzar su postura. En materia de obras de cloacas el gobierno local hizo 13 obras con financiamiento propio y cubrió otras tres más que habían sido prometidas por la Nación. Lo mismo habría ocurrido con las plantas depuradoras: Schiaretti cubrió los fondos de las cuatro plantas depuradoras comprometidas por Unión por la Patria.

En un acto poco habitual de generosidad, el cordobesismo reconoce que sí cumplieron con el envío de fondos para la construcción del primer laboratorio de biocombustibles. Ahora bien, no mandaron a ningún funcionario al anuncio de la licitación del tramo del gasoducto en Tío Pujio que sirvió de telón de fondo del regreso de Massa a la campaña. Eso molestó al ministro, dicen desde su entorno inmediato. La guerra es total.

Esta elección se gana con la gente, aseguran en el massismo. 
Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba y precandidato a Presidente de la Nación. 

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