La cámara baja protagonizó este miércoles un hecho inédito desde el regreso de la democracia: rechazó dos vetos presidenciales en una misma jornada, uno con una votación récord de 181 votos afirmativos. Quedó al descubierto la fragilidad legislativa del gobierno de Javier Milei. El resultado más contundente fue el repudio al veto a la ley que declara la emergencia pediátrica.
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La derrota legislativa del oficialismo fue doble. Además del revés por la Ley Garrahan, 174 diputados también rechazaron el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, aprobada previamente por el Congreso. Ambas decisiones ahora deberán pasar al Senado para completar el proceso constitucional de rechazo a un veto.
El rechazo masivo a los vetos se traduce en una señal política de alta intensidad: el presidente Milei no cuenta con los respaldos necesarios en el Congreso para imponer sin resistencia su voluntad sobre leyes ya sancionadas. El resultado de estas votaciones pone en riesgo la estrategia del Ejecutivo de gobernar mediante decretos y vetos, y consolida una alianza opositora capaz de desafiarlo.
Las miradas del oficialismo se centraron en tres nombres: Martín Menem, presidente de la Cámara baja; Lule Menem, encargado de la interlocución con los bloques aliados; y Lisandro Catalán, recientemente designado como ministro del Interior. Ninguno logró articular los acuerdos necesarios para sostener los vetos en el recinto.
La votación de 181 legisladores contra el veto presidencial a la Ley Garrahan constituye el mayor revés parlamentario para un Gobierno desde 1983, y refleja no sólo el desacuerdo con la política sanitaria del Ejecutivo, sino también el malestar creciente entre los legisladores por la falta de diálogo y negociación con la Casa Rosada.
Con la aprobación del rechazo ya lograda en Diputados, ahora será el turno del Senado, donde el oficialismo tampoco cuenta con mayoría. Allí se definirá si el Congreso avanza en la anulación definitiva de los vetos de Milei, lo que representaría una fuerte derrota institucional para el Presidente.
Desde distintos bloques opositores ya se anticipa un respaldo mayoritario a ambas leyes: la que garantiza financiamiento adecuado para el sistema universitario público y la que declara la emergencia sanitaria en el Hospital Garrahan, símbolo del sistema de salud pediátrico en el país.
El resultado en el Senado no sólo será clave para definir el destino de estas leyes, sino también para medir la resistencia institucional al plan de ajuste y confrontación del Gobierno.