Javier Milei prefirió escuchar cantar a Andrea Bocelli antes que oír hablar de Diego Spagnuolo
Confía en que la Justicia lo dejará afuera del escándalo ANDIS. Silencio oficial, en medio del concierto del tenor y la indagatoria al extitular del organismo.
Javier Milei y Karina Milei, escuchando a Andrea Bocelli en Casa Rosada.
Javier Milei y Andrea Bocelli.
Mientras Javier Milei le entregaba una condecoración a Andrea Bocelli, Diego Spagnuolo se presentaba en el juzgado federal de Comodoro Py por la causa de presunta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). En la Casa Rosada se abocaron al acto homenaje al tenor italiano, para hacer un silencio generalizado sobre el caso que lleva adelante el juez Sebastián Casanello.
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"Es un tema de la Justicia y se tiene que resolver ahí". "No hay nada contra el Presidente y Karina (Milei)". "El tema no nos afecta". Con estas menciones escuetas muchos de los ministros, secretarios y otros dirigentes que estuvieron este miércoles al mediodía en el Salón Blanco, donde el Presidente le entregó al cantante la condecoración, evitaron hablar de la causa que alcanza a integrantes del Gobierno. La secretaria general de la Presidencia fue nombrada en unos de los audios atribuidos a Spagnuolo que destapó el escándalo.
Igual, las fuentes consultadas aseguraban este miércoles que no existen elementos en el expediente que comprometan ni al primer mandatario ni a su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quien está mencionada tanto en los primeros audios atribuidos a Spagnuolo, que desataron el escándalo, como en las conversaciones de WhatsApp de algunos celulares secuestrados en el marco de la causa. Uno de ellos entre Miguel Calvete, el supuesto intermediario de Spagnuolo, y su hija, Ornella Calvete, quien fue desplazada de su cargo en el Ministerio de Economía.
A diferencia de lo que sucedía hace tan sólo unos meses, cuando el escándalo estalló en medio de la campaña electoral, en esta oportunidad los integrantes de La Libertad Avanza tomaron las consultas y el desarrollo del tema en los tribunales de Retiro con mayor tranquilidad, a tal punto que se esperanzaron con que el avance de la causa no les traerá nuevas complicaciones. "Confiamos en el trabajo de la Justicia y no hay mucho más para decir", comentó a Letra P un oficialista con despacho en el Congreso.
Las postales entre lo que sucedía en el primer piso de Balcarce 50 y lo que pasaba en el cuarto piso del edifico que subroga Casanello eran completamente opuestas: Milei, notoriamente nervioso y emocionado por la presencia de Bocelli en Argentina, como parte de una gira que incluyó un concierto en el Teatro Colón, le entregó la condecoración de la Orden de Mayo delante de buena parte de su gabinete.
El acto fue multitudinario. Estuvieron desde el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, los ministros de Economía, Toto Caputo, e Interior, Diego Santilli, hasta el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, y el asesor presidencial Santiago Caputo. Muchos de ellos llegaron acompañados de sus esposas, otros familiares e, incluso, de asesores de segundas líneas que no suelen asistir a los actos oficiales, como los estrategas en comunicación Lucas Luna y Tomás Jurado, más conocidos en redes sociales como Sagaz y Peluca Milei, respectivamente, y el legislador Agustín Romo.
Milei y Bocelli
Con todos ellos, el Salón Blanco estuvo colmado como pocas veces, algo que no había sucedido en la jura de los últimos funcionarios del gobierno, como Adorni y Santilli. De hecho, los últimos metros del salón, que habitualmente están reservados para la prensa acreditada, esta vez fueron ocupados para poner más sillas para los demás invitados.
El clima del concierto del cantante italiano y el catering libertario
El clima en el tradicional salón de la sede administrativa de gobierno era casi de festividad. Los invitados estaban vestidos de manera formal, se saludaban de manera afectuosa y hasta aplaudieron con efusividad las dos canciones que interpretó Bocelli, el tango "Por una cabeza" y el clásico "Bésame mucho". Hubo, incluso, un amplio catering de sandwiches y bebidas sin alcohol en abundancia, algo poco habitual en otros eventos libertarios más austeros.