Ayelén Mazzina está al frente del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad desde octubre del año pasado, luego de la sorpresiva renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta. Con 32 años, la puntana es la persona más joven del Gabinete. Llegó a la política de la mano del gobernador Alberto Rodríguez Saá y fue candidata a diputada nacional y secretaria de Mujeres, Diversidad e Igualdad de la provincia de San Luis. En diálogo con Letra P y a pocos días del día internacional de la mujer que se conmemora el 8 de Marzo, la ministra cree que hay que tender más puentes con las provincias, fomentar la creación de redes para contener la violencia política y revisar el proyecto de ley sobre cuidados que aún no fue tratado en el Congreso.
-¿Cuál debería ser el eje de las demandas de los feminismos este 8M?
-Tenemos que poner en el centro de la escena el tema de la violencia política, la violencia digital y el tema de los cuidados. A la vez, tenemos que empezar a cambiar nuestra narrativa y darnos cuenta de que este esfuerzo que hacemos por empatizar, no está llegando. Si algo vi cuando ingresé al ministerio es que el feminismo popular está alejado de estos lugares institucionales y hay que reconstruir esos lazos de confianza. Muchas de nosotras venimos de la militancia territorial. Este año tenemos que construir redes para ver qué hacemos frente a la violencia política, que termina alejándonos y cerrando las redes sociales, silenciadas y después se pone en tela de juicio la existencia del Ministerio de Mujeres o se preguntan dónde están las feministas. Las feministas no estamos solamente ocupando un espacio público en las manifestaciones, estamos en todos lados.
-A diferencia de la ministra anterior, que es porteña, usted viene de una provincia. ¿Hay diferencias en las agendas?
-Sí. En la capital nos estamos replanteando esto: la cuestión de la violencia política, la importancia de los cuidados, pero cuánto nos falta cambiar la narrativa para que pueda llegar a cada mujer acá, a cada sector popular, a las calles, a las provincias.
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-El proyecto del Poder Ejecutivo que propone la creación del Sistema Integral de Cuidado está en el Congreso y nunca se trató, ¿usted piensa impulsarlo?
-Es un proyecto interesante, pero hay que abrirlo a la discusión. Se van a iniciar foros para conversarlo y también hay un compromiso del Poder Legislativo de revisarlo, de reverlo. Queremos revisar qué existe en relación con el tema cuidados en todos los ministerios y poder pensar, mientras no sale la ley, cómo garantizamos que el cuidado sea realmente un derecho a través de programas, decretos o resoluciones: cómo dejamos algo instalado.
-Queda poco menos de un año de esta gestión. Cuando usted asumió, en el Ministerio decían que el objetivo era, por lo menos, “hacer un gol”. ¿Cuál es?
-Cuando llegué al Ministerio pensé que iba a poder replicar ciertas herramientas o políticas del modelo San Luis que funcionaron muy bien, pero entendí que aquí la demanda es más compleja, porque el universo es mucho más grande y porque además es necesario reforzar las políticas públicas que este ministerio viene llevando adelante hace tres años. Lo que falta es más acompañamiento, que lo estamos haciendo ahora, y mucho más trabajo federal. A eso me estoy dedicando, ya he estado por muchísimas provincias, escuchando las demandas y las políticas públicas que funcionan bien para dar vuelta la ecuación: en lugar de pensar una política pública desde la Nación, creyendo que le sirve a la provincia, pensar al revés: ver qué funciona y pensar que esa puede ser una política pública importante para el gobierno nacional. De allí, por ejemplo, nace el programa Constructoras.
-En paralelo a su llegada al ministerio, la violencia política recrudeció. ¿Cómo lo vive?
-En San Luis no lo sentía tanto. Lo sentí un poco más de piba, cuando me tocó ser candidata a diputada nacional, cuando escuchaba comentarios como “no voy a votar a esta pañuelo verde lesbiana”. El clima social está bastante hostil para las mujeres, para las diversidades y para estos ministerios más que nada, porque hay que estar todo el tiempo explicando qué hacés, por qué lo hacés y cómo lo hacés. Hace poco, tuve que escuchar que se juzgara si soy capaz o no para ocupar lugares en relación con mi sexualidad. Es complejo, porque me atraviesa en lo emocional y en lo personal, inevitablemente. También entiendo que no es contra nuestro ministerio, que no es personal, sino que tiene que ver con todos los avances que hemos logrado las feministas.
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-¿El feminismo está en retroceso?
-A veces somos muy pesimistas y siempre estamos pensando en lo que nos falta. Nos faltan un montón de cosas, pero no podemos dejar de mirar lo que hemos conquistado, que han sido años de lucha. Argentina figura como el mejor país en materia de género y diversidad en el ranking de la región. En estos 40 años de democracia tenemos que reconocer la gran lucha de las mujeres contra la dictadura, de las madres, de las hijas, de las nietas, de las abuelas. Hoy tenemos cimientos sólidos para construir política y tiene que ver con la memoria, con la verdad y con la justicia. Ese cimiento sólido lo tenemos nosotras. Hablo de las pibas, de las juventudes. Lo que estamos logrando, lo podemos llevar adelante porque pasaron cosas antes.
-¿Hay una avanzada de la derecha?
-Sí, y existe un hostigamiento mediático contra nosotres. Se habla de libertad de expresión cuando en realidad se trata de ataques contra las mujeres y las diversidades sexo genéricas. Estamos pensando qué leyes podemos impulsar y cómo nos vamos a cuidar entre nosotras. En relación con lo que pasó últimamente conmigo, me sentí súper acompañada por muchísimas compañeras que imaginaba.
-¿Se refiere a las declaraciones de Miguel Pichetto descalificándola por su sexualidad?
-Exactamente. Hay algo que nos tiene que volver a motivar para volver a salir a la calle, para volver a encontrarnos. Nuestro último encuentro como feministas fue lograr la ley de interrupción voluntaria del embarazo y hasta ahí llegamos.
-En un año electoral, el encuentro, sobre todo entre mujeres de distintos partidos políticos, parece bastante difícil, ¿no?
-Obviamente que es complejo, pero, ¿qué vamos a hacer si no? ¿Nos vamos a sentar a charlar entre nosotras?
-¿Qué espera de este año electoral? ¿Cuál es su futuro político después del ministerio?
-El futuro es un poco incierto y más en este contexto político. Yo no dejo de mirar a San Luis. No puedo decir que no tengo aspiraciones, siempre las tuve. Nunca me imaginé estar en los lugares en los que he estado. Desde que descubrí que la política es una herramienta para transformar vidas, no importa el lugar en el que me toque estar, pero mi objetivo siempre va a ser cómo cambiarle la vida a la gente.
-¿Qué opina de la ruptura del bloque oficialista en el Senado, que incluye a la puntana Eugenia Catalfamo, una persona bastante cercana a usted?
-No lo entiendocomo una ruptura, es un poder independiente. El pueblo los vota para que representen a las provincias y no estaban pudiendo conseguir el diálogo que claramente represente a esas provincias. Yo estoy en otro lugar, en el gobierno nacional.