La carrera de obstáculos que corre la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Ayelén Mazzina, tiene dos vallas urgentes: el reemplazo de Marita Perceval (la número 2 que quiso ser número 1) y la reunión con el ministro de Economía, Sergio Massa, para, dicho sin eufemismos, pedirle plata. Lo primero estaría resuelto: según pudo saber Letra P, la puntana Paulina Calderón estuvo recorriendo el edificio de la calle Cochabamba y reuniéndose con los distintos equipos que orbitaban bajo el control de Perceval. Todo indica que la presidenta del Concejo Deliberante de la capital de San Luis, exministra de Educación provincial, filósofa y abogada será la próxima Secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad.
La marca de la gestión Mazzina será el federalismo. Lo anunció y, aunque la mayor parte de las funcionarias de la gestión de Elizabeth Gómez Alcorta permanece en la cartera de Géneros, entre enroques y algunos recambios, llegaron personas desde Córdoba, Jujuy, Catamarca y, por supuesto, San Luis.
El arribo de la joven puntana al Gobierno es también un posicionamiento del gobernador Alberto Rodríguez Saá en el Gabinete, un lugar adonde no tenía representación. Al mismo tiempo, es el afianzamiento de lazos con el presidente Alberto Fernández, en espejo invertido con la alianza de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el senador Adolfo Rodríguez Saá. El salto al ministerio representa, además, un nuevo piso para Mazzina en la otra carrera de obstáculos: la electoral.
En el equipo de la nueva ministra reconocen que no cuentan con mucho tiempo para mostrar resultados: hablan de un plazo de cinco meses antes de que empiece la campaña para meter “algunos goles”. La prioridad –y lo que se lleva gran parte del presupuesto- es la continuidad del programa Acompañar, que brinda apoyo económico equivalente al Salario Mínimo, Vital y Móvil durante seis meses a mujeres y LGBTTIG+ que se encuentran en situación de violencia de género. Contra las versiones que circulaban sobre la interrupción de esta política pública, el entorno de Mazzina asegura que el foco está puesto, justamente, en cómo seguir. Para eso, iniciaron conversaciones con los distintos ministerios y con las provincias: el eje es la empleabilidad de las beneficiarias del Acompañar, una vez que se termina la ayuda estatal.
El plan es seguir profundizando en la territorialidad de este programa, por el que ya pasaron 220.000 personas en situación de violencia de género, acercando herramientas a los municipios para que el subsidio llegue de manera igualitaria a los distintos rincones del país.
Otra de las metas centrales de la ministra es el tratamiento y la sanción de la ley Cuidar en igualdad, el proyecto que presentó el Ejecutivo con bombos y platillos en mayo de este año y que no tuvo respuesta en el Congreso, ni siquiera dentro del bloque oficialista. Discutida en distintos foros territoriales y redactada con el asesoramiento de un grupo de expertas, a la ley le faltó la fundamental negociación parlamentaria, algo que Mazzina está encarando en estos días. Ya se reunió con la presidenta de la Comisión de Mujeres, Mónica Macha, y tiene pendiente seguir la ronda de encuentros con legisladoras, además de conversaciones con ANSES y el mangazo al ministro de Economía. “Falta militar esta ley”, dicen en la gestión que está a punto de cumplir dos meses en el Ministerio.
Desde que asumió, Mazzina se puso como objetivo impulsar algunas causas judiciales emblemáticas en términos de vulneración de derechos de mujeres y comunidad LGBTTIG+. El de la misionera María Ovando, perseguida por la justicia de su provincia, condenada y presa luego de una investigación plagada de irregularidades, es uno de los casos que el Ministerio se propone acompañar. La búsqueda de la niña Guadalupe Lucero, desaparecida en San Luis en junio de 2021, también está en la agenda de Mazzina. Hace pocos días mantuvo un encuentro con la mamá para seguir de cerca el caso.
Gestión menstrual
Durante su paso por la Secretaría de la Mujer, Diversidad e Igualdad de San Luis, Mazzina impulsó un proyecto de gestión menstrual sostenible y pretende que pueda reproducirse a nivel nacional. De hecho, y por primera vez, la semana pasada obtuvo dictamen en el Senado un proyecto con eje en el tema. Presentado por Juliana Di Tullio, con el respaldo de Eugenia Catalfamo, otra puntana, albertista de Rodríguez Saá y muy cercana a la ministra, y presidenta de la Banca de la Mujer. El proyecto busca bajar el costo de gestionar la menstruación, especialmente en niñas y adolescentes de hogares de bajos ingresos.
En todos los “goles” con los que se ilusionan en la nueva gestión se atraviesa la cuestión federal. Más allá de la incorporación de equipos provenientes de distintos lugares del país, están convencidas de que para llevar adelante todas y cada una de las políticas públicas necesitan áreas de género provinciales y municipales robustas y jerarquizadas. “Si crean una Secretaría de Género con un equipo de cinco personas, es muy difícil gestionar”, sostienen en el Ministerio. En cada gira nacional, entonces, uno de los objetivos es impulsar la institucionalización de los espacios de género allí donde no existan y fortalecer aquellos que ya están en funcionamiento.
En el acto de asunción, Mazzina juró “por los derechos conquistados y por los que nos faltan conquistar”. No corras más, tu tiempo es hoy, escribió Luis Alberto Spinetta. Podría ser el lema de la gestión.