Gustavo Posse y Walter Carusso.
Con la caída de la dinastía Posse en San Isidro después de 40 años de gobiernos ininterrumpidos, comenzó una inexplorada etapa de decadencia política para esta familia radical que aún no se sabe cuánto durará. Sin la posibilidad de competir por la intendencia o la vicegobernación, y a un paso de perder representación en la Legislatura bonaerense, el nombre del hasta ahora interminable Gustavo Posse estará asociado a una histórica derrota con final incierto.
Su alto conocimiento en las otras familias acomodadas de la zona norte y su perfil de gestión en un distrito altamente ordenado que heredó de su padre no le alcanzó al intendente para agrandar su poder político o, siquiera, para sostenerlo: en lo local, su hija Macarena Posse, actual concejala del distrito, perdió la interna del último domingo contra Ramón Lanús, el candidato de Patricia Bullrich que formó una alianza con el tradicional partido vecinalista Con Vocación; y en lo bonaerense, su propia candidatura a vicegobernador de Diego Santilli quedó en un mal sueño, al igual que sus otros amagues de sentarse en el sillón Dardo Rocha en 2011, 2015 y 2019.
Los apenas seis días que pasaron desde las elecciones primarias no son sufientes todavía para dimensionar el daño total de la caída. Por ahora se sabe que las dos bancas que le responden de manera directa en la Cámara de Diputados de la provincia también tienen fecha de extinción. Se trata de la que ocupa Walter Carusso, su mano derecha y a quien algunos apuntan como coresponsable directo de la derrota, y Martín Domínguez Yelpo, un dirigente del interior que, de todos modos, tiene vínculos sindicales y cierto aparato propio como para ganar autonomía de cara al futuro.
Tomando como parámetro el resultado de las PASO, Carusso también se quedará con las manos vacías y su sueño de seguir en la Legislatura caerá en bolsillo roto. Fue tercero en la lista seccional que perdió la interna. Con la integración de las listas queda relegado a un lugar fuera de los expectantes. Tendrían asegurado el ingreso a la Cámara de Diputados Juan José Esper, del armado de Joaquín de la Torre; Rita Sallaberry, integrande del equipo de Cristian Ritondo; Agustín Forchieri, principal operador de Santilli; Oriana Colugnatti, que responde a Diego Valenzuela; y Martín Culatto, uno de los hombres de confianza de Bullrich.
Muchos de quienes leen la política bonaerense con precisión destacan que la derrota de Horacio Rodríguez Larreta a nivel nacional no alcanza para explicar su propio fracaso político. Argumentos sobran, pero algunos de los que emergen con mayor claridad son los resultados que obtuvieron otros jefes comunales del ala moderada del PRO y la UCR. Julio Garro en La Plata, Valenzuela en Tres de Febrero o Miguel Lunghi en Tandil hicieron muy buenas elecciones en sus territorios y se encaminan a ratificar esos resultados en octubre.
Que las placas de bronce con el nombre Posse mantengan algo del brillo que alguna vez tuvieron dependerá, en buena medida, de la voluntad de pulirlas de Lanús, el dirigente que en tan sólo un puñado de días mostró trascendencia más allá de San Isidro al haberse sentado al lado de Bullrich, Néstor Grindetti y Soledad Martínez en la primera fotografía post electoral en la provincia de Buenos Aires. De hecho, el ganador de la interna ya entabló vínculos con Jorge Macri, para tomar su experiencia de gestión, y Guillermo Montenegro, para adecuar en San Isidro el plan de seguridad que tiene Mar del Plata.
Quizá algo similar se pueda observar en la histórica tensión entre Posse y Maximiliano Abad por la conducción del Comité radical. La derrota ruidosa limita los márgenes de influencia del possismo dentro del partido centenario, en buena parte, por las riendas que decida soltar el presidente del bloque de Juntos en Diputados. Con todo, no hay dudas de que se abre también un nuevo reparto del poder en la Primera sección electoral que tiene, al menos hoy, una pieza morada menos.
La hija del intendente cayó en las PASO de JxC frente al candidato de Patricia Bullrich, Ramón Lanús, que le pone punto final a una era.
Necesita que junten votos para ella. Gobiernan distritos gigantes y ganaron con comodidad. Nuevo foro en marcha. Garro, pieza clave; Santilli puede esperar.