En medio de un debate sobre el futuro del peronismo que va ganando temperatura con el correr de las semanas, un grupo de intendentes del conurbano salieron en los últimos días a plantear críticas más o menos abiertas contra la continuidad de Máximo Kirchner al frente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense.
Fernando Gray, el rebelde de Esteban Echeverría enfrentado con el líder de La Cámpora desde hace años, fue una de las voces de un frente que, dicen, va ganando adhesiones entre los jefes comunales peronistas. “A mi no me corre Máximo Kirchner ni tipos que no laburaron en su vida”, fue una de las frases con las que Gray, que busca moverse cerca del cordobés Martín Llaryora, intentó encender el debate sobre la renovación de nombres en el PJ nacional y bonaerense.
Máximo Kirchner, en la gobernación bonaerense.
Máximo Kirchner, en la gobernación bonaerense.
El tigrense Julio Zamora, que logró su reelección enfrentado con Sergio Massa y Malena Galmarini, fue otra de las voces críticas tras la reunión del partido encabezada por Kirchner en Cañuelas, que marcó la vuelta a la actividad del partido y que estuvo cruzada por la ausencia del gobernador Axel Kicillof. "No es la manera de armar. Creo que esa forma de construir nos llevó a un fracaso de tal nivel que fue la única manera de que Javier Milei pueda convertirse en presidente", dijo.
Contra Máximo Kirchner
Entre los intendentes peronistas que no forman parte de La Cámpora y los que están en otro sector que se mueve cada vez más alineado a Kicillof, como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), parece empezar a formarse una tercera posición crítica, una suerte de liga rebelde en ciernes que pide discutir una renovación más profunda del peronismo bonaerense más allá de las fronteras que marcan Cristina Fernández y Sergio Massa.
Aunque hablan de política frecuentemente y tienen cercanía personal, Gray y Zamora -intendentes de dos distritos de peso del sur y el norte del GBA- aseguran que no están pensando en armar un espacio de intendentes críticos, porque por ahora muchos de sus colegas que piensan de esa manera no están dispuestos a plantearlo en público.
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"El único que habla soy yo, pero lo que yo digo lo piensan otros", afirma Gray, que en los últimos días viajó a Córdoba para sacarse una foto con Llaryora e intentar mostrarse desde un distrito del sur del conurbano en sintonía con un posible movimiento cordobesista en la renovación del peronismo.
Fernando Gray, en solitario
En solitario, Gray viene dando una batalla contra Kirchner y su continuidad al frente del partido, que hoy parece respaldada por la mayoría de los integrantes del consejo partidario.
Entre los intendentes, son varios los que comparten la misma visión con respecto a la interna cada vez más abierta entre Kirchner y Axel Kicillof. Creen que el gobernador debería empezar a recorrer un camino propio y empezar a plantear gestos de autonomía con respecto al líder de La Cámpora, asentado en el PJ bonaerense y con control de la Cámara de Diputados y municipios de peso como Quilmes.
La reunión en Cañuelas, a la que no asistieron ni Gray ni Zamora, que no forman parte de la estructura partidaria, fue, dicen en ese espacio, una muestra de los vicios de la conducción de Kirchner en el PJ bonaerense: "Falta de apertura y de autocrítica".
"Hicieron la reunión y no hubo memoria y balance de lo que vienen haciendo. Un espacio político que viene de una derrota tan grande y que no hace autocrítica parece estar condenado a volver a perder en las urnas", dice uno de los jefes comunales que no asistieron a la reunión y que mira con distancia lo que pasa en ese ámbito.
El rol de Axel Kicillof
En medio de ese malestar con Kirchner de los intendentes, Kicillof viene intentando construir puentes con varias de las tribus en que se diviven los jefes comnunales peronistas del conurbano. Después de la reelección, abrió espacios en muchas áreas para consolidar los acuerdos políticos con la denominada "Mesa de Ensenada", los kirchneristas entre los que están Secco, Ferraresi y otros como Fernando Espinoza.
Pero, por ahora, parece poco como para que el gobernador bonaerense pueda liderar políticamente a los intendentes. Muchos le reclaman gestos de autonomía y una nueva agenda para lo que viene.