El video que Horacio Rodríguez Larreta usará para lanzar oficialmente su precandidatura a la Presidencia contiene un mensaje multidireccional que sirve para sus rivales en la interna del PRO (Patricia Bullrich, fundamentalmente), para sus adversarios externos ubicados a su derecha (Javier Milei, más que nada) y para el electorado en general: la paloma terminó su metamorfosis y está lista para disputar en campo halcón la representación del partido amarillo y de la alianza Juntos por el Cambio, primero, y la Casa Rosada, finalmente, en un duelo a pura grieta, mano a mano, contra el kirchnerismo, fuente de todos los males.
Como contó este martes Laura Terenzano en Letra P, el lugar elegido para la grabación del spot fue la provincia de Santa Cruz, "kilómetro cero del kirchnerismo". La locación es una pista obvia: en esta campaña, como en las anteriores que protagonizó el PRO desde que Mauricio Macri lo sacó del municipalismo porteño, no habrá lugar para moderaciones.
"El alcalde hablará a cámara" y enviará un mensaje “antigrieta y de unidad” hacia adentro de Juntos por el Cambio, adelantó la periodista de la corresponsalía de Entre Ríos de este portal. Sí, unidad en JxC, pero con él de candidato. Para que eso ocurra -para ganar la interna-, avisa: el mejor antikirchnerista soy yo.
La metamorfosis de la paloma, que supo ser el amigo Horacio del presidente Alberto Fernández, no es nueva. Comenzó con la pelea con el Gobierno por la demora en habilitar la reapertura de las escuelas a la salida de la pandemia, levantó temperatura en la disputa por la coparticipación porteña y alcanzó máximo voltaje con la revelación de los chats que hundieron en el lodo a su ministro de Seguridad, Marcelo D'Alessandro, y lo salpicaron a él con el mismo barro en una ciénaga que, según la narrativa fundacional PRO, era una fetidad exclusiva del kirchnerismo.
En esa sobreactuación, Larreta no suele verse del todo natural. No porque sea menos anti que los sectores de su partido teóricamente más duros que él. Acaso sea un tema de fisic du rol. Sin embargo, el hombre no está solo: lo acompañan, se sabe, sus circunstancias.
Al precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta, que se lanzará el jueves a través de las redes sociales con un video rodado en tierra de pingüinos y pingüinas, lo apura -lo define como tal cosa- la circunstancia de competir por la nominación de su partido con Bullrich, a quien le queda pintado el traje de halcón.
También lo apura -lo define- el crecimiento de la rabia ultraderechista encarnada en Milei, que propone bajar la inflación prendiendo fuego el Banco Central, respalda la venta de órganos humanos porque la libertad es libre si es libre mercado y pesca en los bordes del electorado que viene votando al macrismo, que es el de él.
También lo apura -lo define- el fracaso de las avenidas del medio. La más exitosa de las terceras fuerzas que intentaron quebrar la polarización fue la que empujó Sergio Massa en 2015 (5,3 millones de votos, 21,4% del total) y el hincha de Tigre terminó detonando esa vía en 2019 para unirse al kirchnerismo, ya que no podía derrotarlo.
Y también lo apura -lo define- la circunstancia coyuntural del renovado clamor por Cristina Presidenta 2023, que entre el jueves y el viernes de la semana pasada tomó jerarquía institucional en el Frente de Todos con la comisión que la mesa política de la coalición peronista decidió crear para pedirle a la vicepresidenta que, como manera de "romper la proscripción", revoque su renunciamiento. Se sabe: con CFK en cancha, suben las acciones de Bullrich y, peor, las de Macri, el halcón titular.
En Entre Ríos, Larreta le dijo a Letra P que terminó la etapa de recorrer el país sin hablar de candidaturas. El jueves, entonces, se calzará el traje de aspirante a la Casa Rosada. Santa Cruz será su kilómetro cero. Abrirá las alas en tierra de pingüinos y pingüinas. Habrá que ver qué circunstancias van definiendo su vuelo de halcón.