CIERRE DE LISTAS | CÓRDOBA CAPITAL

El todismo no define y Daniel Passerini se ilusiona con arañar puntos decisivos

Frénetica búsqueda del nombre para encabezar la lista. El viceintendente y De Loredo, hacen cálculos. La decisión del peronismo nacional que profundiza las tensiones locales.

La rosca por el cierre de listas de cara a las elecciones en la Ciudad de Córdoba empieza a trazar su camino de definiciones. La pata mediterránea del Frente de Todos continúa la búsqueda de un armado que pueda representar una alternativa con chances concretas de disputar espacios de representación en el período de gobierno que le continuará a la gestión de Martín Llaryora al frente del Palacio 6 de Julio. Tal como contó Letra P, el todismo cordobés choca contra la falta de figuras rutilantes que puedan empujar una campaña en la Capital y pone en riesgo una decisión que desde el comienzo parecía no discutirse en el armado general del espacio, siempre motivado por las “opiniones nacionales” respecto de la estrategia. La ausencia de esa opción es mirada con atención por el oficialismo local.

Si bien la alianza está presentada y oficializada, podría no haber boleta en el cuarto oscuro en la elección del próximo 23 de julio. Según a quién se le pregunte, hay quienes descartan de raíz esa opción y quienes prefieren dejar la posibilidad como algo latente.

Luego de un conflicto entre apoderados que incluyó la advertencia pública de Olga Riutort, que señalaba falta de acuerdo en el espacio y pedía que el armado no utilizara la misma denominación que se usa a nivel provincial, Creo en Córdoba de Todos, el todismo empezó a buscar nombres que pudieran encabezar un boleta con el peso suficiente para salir a caminar una campaña rápida e intensiva.

No hay tiempo de instalación, por lo que el candidato tiene que ser reconocido fácilmente por el electorado. Así, empezó a sonar un nombre: el del exrector de la Universidad Nacional de Córdoba Francisco “Pancho” Tamarit. Él niega que haya habido ofrecimiento formal y, entre otras razones, por eso descarta poder convertirse en la cabeza de lista. Ante ese escenario, las opciones se reducen aún más. Con todo lo que eso conlleva.

Desde hace ya tiempo, reconocen las diferentes partes del frente, la militancia en el territorio se ha ido acrecentando, sobre todo a partir del armado provincial que con Federico Alesandri y Gabriela Estévez a la cabeza busca afianzarse de cara a la contienda provincial del 25 de junio. Como ya contó este medio, el ruido interno generado por las quejas públicas de Riutort no pasaron a mayores en lo que a la unidad respecta, aunque sí profundizó el tironeo interno que por estas horas va aumentando, mientras los nombres se arrojan sobre la mesa y se analizan las potencialidades.

Dentro del armado que en líneas generales unifica al kircherismo histórico con el peronismo enfrentado con el gobernador Juan Schiaretti, la confección de las listas legislativas obligó a tachar nombres que hubieran sido de la partida a la hora de pensar candidaturas para la ciudad. El primero, y el lógico, es el de la propia Riutort, hoy al frente del PAMI pero una de las dirigentes con mayor presencia territorial en la Córdoba de las últimas dos décadas.

La pata gremial, representada en la lista legislativa por la figura de Juan Monserrat, también se llevó un referente significativo para la sociedad cordobesa a la contienda provincial y el perfil universitario que siempre buscaron los armados del espacio puso a jugar a Esther Galina en la disputa por la banca del Distrito Capital.

Sumando referencias que engordaron la lista provincial, la referente del Frente Patria Grande referenciado en Juan Grabois, tiene a su principal figura en Córdoba, Constanza San Pedro, en el cuarto lugar de la lista provincial, un casillero importante para las aspiraciones de cara al 25 de junio que la deja a un costado la proyección municipal.

Con todo, hay un precandidato que desde hace tiempo manifestó sus intenciones para pelear desde una lista en la ciudad: el empresario Pyme, Humberto Spaccesi, que forma parte del Partido Solidario que tiene como principal referente en Córdoba al diputado Eduardo Fernández. Otro de los nombres que siempre suena es el del exsecretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. Nombres conocidos que, al menos al cierre de esta nota y a poco más de 24 horas para el cierre del plazo de presentación de listas, no lograban aglutinar los consensos necesarios para encabezar una boleta que, como principal objetivo, debería tener chances concretas de pelear por una banca en el Concejo Deliberante.

Miradas atentas

Como sucede desde la aparición misma del kirchnerismo en Córdoba, el debate en torno a la “conveniencia” de una lista es algo que se cuela de modo permanente en la disputa que se propone la militancia mediterránea. Por esa sencilla razón, la presencia o no de una boleta en el cuarto oscuro es mirada con especial atención por el oficialismo encolumnado detrás del candidato de Hacemos Unidos por Córdoba, Daniel Passerini. También por Juntos por el Cambio, que acomodará el discurso a la decisión final. Ambos dirán que esa presencia no mueve el amperímetro para las estrategias de campaña. Sin embargo, en una elección que se presume polarizada, los votos que podría sumar una lista del peronismo alternativo podrían tener un peso más que significativo en el conteo final.

Allí parece radicar una de las claves en la que debe leerse el movimiento final de la lista todista. La ausencia de esa opción le servirá a la campaña de Rodrigo de Loredo para acusar “un pacto” entre el schiarettismo y el kirchnerismo. Una lectura líneal del electorado hace suponer que el electorado del todismo iría directamente a parar al candidato del oficialismo. Sin embargo, no sólo esa lectura es relativa, sino que la intención real del espacio es otra.

En la previa al armado provincial, en la que el todismo decidió salir a pelear para recuperar su representación en el espacio territorial y en el parlamentario, la decisión de presentar listas en todos los distritos nunca estuvo en discusión. Sin embargo, la ordenanza que prohíbe las dobles candidaturas y el desdoblamiento de la elección municipal complicó las cosas.

También despojó de obligaciones al espacio pensando en el famoso efecto arrastre, difícil de medir a partir del uso de la Boleta Única de Sufragio. La campaña que hoy se lleva adelante en la ciudad pensando en el 25 de junio no se cruza con la del 23 de julio, y la ausencia de la segunda no entorpece los planes de la primera.

El Palacio 6 de Julio, sede del gobierno municipal de la Ciudad de Córdoba. 
Martín Llaryora, Daniel Passerini,  y Alejandra Vigo, dueños de la lapicera para el armado final del cordobesismo en la capital.   

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