El secretario de Culto que designó Javier Milei quiso entrar armado a la Cancillería y lo pescaron
Es Nahuel Sotelo, stopper de Diana Mondino y cerebro discursivo del Presidente en política exterior. Dijo que siempre lleva un arma. Revuelo y más controles.
El secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, el diputado bonaerense enviado por el presidente Javier Milei a la Cancillería para aumentar el pressing de su marca personal sobre Diana Mondino, intentó ingresar armado al Palacio San Martín, según pudo reconstruir este medio.
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El episodio ocurrió el 5 de septiembre, cuando Buenos Aires se agitaba por la noticia del atentado explosivo contra la oficina del titular de la Sociedad Rural, Nicolás Pino. Al cierre de esta nota, las autoridades de la Cancillería no habían respondido la consulta de Letra P sobre el asunto, que generó un gran revuelo en la sede del ministerio.
Una escalada de violencia en el gobierno de Javier Milei
Este medio ha llamado la atención sobre un cambio sugestivo del relato oficial, tanto en el plano internacional como en el doméstico. Cada vez más violento, Milei ha dado un giro de tipo soberanista, extraño en quien se define como un minarquista o directamente como un anarcocapitalista. En lo diplomático, uno de los cerebros de ese viraje es, justamente, Sotelo, el nuevo secretario de Culto.
Como contó Juan Rubinacci, el legislador de 29 años, hincha de San Lorenzo como el papa Francisco y fundador de la agrupación juvenil libertaria La Julio Argentino, tiene línea directa con el despacho principal de la Casa Rosada y sueña con ser intendente de Quilmes. La función que le asigna el jefe de Estado se explica en la buena relación que cultivó en los últimos años con la Iglesia católica y las comunidades evangélica, judía y musulmana. El joven tiene también buen vínculo y contactos con otros sectores de la administración central, por lo que su designación siempre había estado latente, más aún con la proximidad de la culminación de su mandato en la Legislatura bonaerense, en diciembre de 2025.
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Nahuel Sotelo.
Tras el desembarco de la karinista Úrsula Basset en la Cancillería, Sotelo duplicó la intervención sobre Diana Mondino. Su influencia crece, lo que podría explicar que haya supuesto que podría ingresar armado a un edificio gubernamental. Cuando intentó hacerlo, en ese episodio que pudo reconstruir este medio, el personal de Seguridad lo frenó y él, con naturalidad, respondió que siempre va "calzado".
Enojo en el gabinete de Diana Mondino
El arma le fue restituida más tarde, pero el impacto continúa: el gabinete de Mondino le manifestó su molestia y ahora hacen pasar a todo el mundo –sí o sí– por el escáner. Ni las bolsas del almuerzo se salvan del control.
Sotelo, que desembarcó con un grupo de incondicionales que en La Casa llaman "los nahuelitos", metió mano a fondo en el reciente discurso presidencial ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde cargó contra esa organización, a la que acusó de promover una agenda "socialista", y se descolgó de la comunidad de naciones reunida en el llamado Pacto del Futuro.
Básicamente, el secretario –quien estuvo en el recinto de la ONU, al revés que el embajador ante el organismo, Ricardo Lagorio– merece el crédito por lo que ya debería llamarse Doctrina Timón y Pumba: "Si sientes que el mundo te da la espalda, lo que debes hacer es darle la espalda al mundo". Hakuna matata.
Dicha doctrina aún debe ser pulida, por caso para atender salidas de libreto del Presidente, como su recientemente descubierta admiración por China. Claro: a México no acudió porque allí gobernará una "comunista", al revés de lo que pasa en la potencia asiática. Además, la flamante presidenta, Claudia Sheinbaum, no ganó elecciones limpias y multipartidarias como las que rigen en China. O todo lo contrario…