SEMANA SANTA FE

El peronismo o Maximiliano Pullaro, una polarización a medida

Primero en las elecciones provinciales para la Convención y ahora en Rosario, el oficialismo eligió rival. Disputa táctica para anular a La Libertad Avanza.

Unidos para Cambiar Santa Feeligió rival de cara a las elecciones municipales del 29 de junio. Casi como un reflejo instintivo de la política tradicional, la coalición oficialista apunta todos sus cañonazos al peronismo y el peronismo se los devuelve.

La decisión de Unidos para Cambiar Santa Fe

La estrategia es arriesgada. Una discusión constante entre dos fuerzas de la política tradicional intentando ignorar a una tercera, outsider y ascendente, se parece mucho a la lógica que gobernó la campaña de cara a las últimas presidenciales y no salió bien: el presidente terminó siendo Javier Milei. Sin embargo, hay diferencias. Por ejemplo, el gobierno de Pullaro está mucho mejor considerado por el electorado que aquel de Alberto Fernandez y el peronismo -en este caso- es opositor e intenta vender algo nuevo con la figura de Juan Monteverde a la cabeza.

El plan trazado para la campaña se empezó a ver esta semana cuando Pullaro y Javkin relanzaron la candidatura de Carolina Labayru en Rosario. Ni el gobernador ni el intendente gastaron un ápice de energía en rivalizar con la tropa libertaria. Todo su discurso fue para rivalizar con el kirchnerismo, “los que dijeron que había ganado el narcotráfico”, “los que dejaron 20 patrulleros”, “los que nos dejaron solos”, “los que se juntan con lo peor de la política para ganar o hacerse conocidos” -un palo directo a Monteverde-. De La Libertad Avanza, nada.

El pacto tácito de la política tradicional de Santa Fe

Lo llamativo es que el peronismo se prende al juego, al menos en Rosario. Un operador importante de Unidos, días después de las primarias, pintaba un panorama sombrío: creía que Monteverde y Juan Pedro Aleart, candidato libertario, polarizarían entre sí. “Si son inteligentes y pasa eso, Carolina no llega a los 15 puntos”, reflexionó. Sin embargo, aún no pasó. No sólo porque Aleart aún ni siquiera comenzó su campaña, sino porque el concejal aliado al peronismo que va por su reelección también parece haber elegido a Unidos como rival.

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Monteverde se planta en dos dimensiones paralelas. Una, contra Javkin: su primer movimiento de campaña fue una crítica directa al alcalde por el gasto que hace la Municipalidad de Rosario en pauta pública, el mismo método con el que Milei llegó a la Casa Rosada, pero desde el otro extremo. Otra, contra Pullaro: allí se mueve en sintonía con el peronismo más tradicional, anima reuniones en la sede del Partido Justicialista y recoge las críticas de los sindicatos -otro enemigo elegido por el gobernador- en el marco del proceso de reforma constitucional. En suma, ninguna mención a LLA.

Cómo enfrentar a La Libertad Avanza

El pacto tácito entre ambos polos de la vieja grieta no implica que no haya una estrategia para abordar al electorado libertario. Unidos apuesta por un contraste prospectivo, recostándose sobre la derecha y potenciando el perfil de experiencia que lo diferencia de La Libertad Avanza. Algo así como “nosotros sabemos hacerlo, pero mejor y con buenos modales”. Las propuestas que presentó Labayru para Rosario, por ejemplo, tienen una clara sintonía con el clima de época. Sobresalen aquellas que proponen desregular o eliminar cosas. Ni el metrobús de Avenida Alberdi, novedoso en su momento, se salvó.

El peronismo está algo más cómodo. Su base electoral está del centro a la izquierda, por lo que no está -en principio- amenazada por la marea libertaria. Por eso es que Unidos temía que el justicialismo eligiera como rival a LLA, pero no pasó. Los motivos son insondables. Puede ser por una cuestión de piel, de inercia o de cálculo. Hay un elemento que pesa en el análisis. El objetivo de Monteverde es ocupar el Palacio de los Leones, lo que le otorga algo de lógica a que tenga entre ceja y ceja al oficialismo que gobierna Rosario.

Sin embargo, hay un componente antisistema en el voto libertario que pone en crisis la base de sustentación justicialista. Harto dicho está que Milei, o su gente, pescan en todas las peceras. La única carta del panperonismo para contrarrestar esa virtud violeta es el propio Monteverde, que se esfuerza para que su pacto con los actores más tradicionales del PJ no desdibuje la imagen de antisistema por izquierda que cosechó en los últimos años. Quizás, en esa variable se halle también cierta explicación a la decisión, casi del inconsciente, de rivalizar con Unidos y así mantenerlo vivo.

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Pablo Javkin, Damián Pullaro, Carolina Labayru, Maximiliano Pullaro y Anita Martinez.

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