Casi al mismo tiempo en el que Javier Milei disfrutaba las mieles de la aprobación de la ley ómnibus, se acercaron al calor del poder 17 intendentes de Córdoba para empezar a tocar puertas en la Casa Rosada. Imaginan una apertura de la gestión y, en algún caso, posibles coincidencias para 2025 que sondearon en un encuentro con Martín Menem.
Pero el dato llamativo es que lo hicieron a dos bandas, de la mano de dos diputados. Por su lado, como contó Letra P, Rodrigo de Loredo compartió una merienda con 13 intendentes del norte y noroeste provincial, antes quienes se presentó como un facilitador de contactos con el particular entramado de dirigentes que rodea al Presidente.
El también diputado Luis Picat hizo lo propio llevando a cuatro de los integrantes del G6 del departamento Colón ante el presidente de la Cámara de Diputados. Fueron de la partida los intendentes Federico Zárate (Jesús María), Pablo Cornet (Villa Allende), Fernando Rambaldi (La Calera) y Adela Arning (Mendiolaza).
La primera gran diferencia entre ambas comitivas es cualitativa: quienes viajaron con De Loredo son todos radicales y de municipios de escala mediana-chica, salvo Mina Clavero y Cruz del Eje.
El grupo encabezado por Picat, en cambio, representa a municipios importantes del departamento Colón, el segundo en relevancia de la provincia, con una composición heterogénea dentro de Juntos por el cambio: un radical, dos PRO y un intendente originario de Encuentro Vecinal Córdoba. Como sea, gobiernan ciudades de peso en el Gran Córdoba.
Las dos movidas no fueron coordinadas, ni forman parte de una estrategia común, dicen sus protagonistas. “Fue casualidad que coincidiéramos en el día. Yo también estoy contactando con Rodrigo la llegada a intendentes radicales”, justificó Picat.
El pelotón que paseó con Luis Picat
El G6 ya había tenido, en enero pasado, un tibio acercamiento a la Nación a través de la vicepresidenta Victoria Villarruel y luego por intermedio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Ahora los recibió Menem, quien tejió lazos en la cámara baja con Picat, el agrodiputado de origen radical que apoyó con mucho entusiasmo la Ley Bases, se mueve con soltura al lado del oficialismo y que no descarta pasarse a filas de LLA, según reconoció él mismo a Letra P.
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Luis Picat, junto a intendentes del Gran Córdoba.
El G6 se autodefine como un espacio de gestión colaborativa entre intendentes y en ese rol afirman Zárate, Rambaldi, Arning y Cornet que fueron este jueves a Buenos Aires.
Como primer mostrador para la demanda de los vecinos, a ellos también los golpea fuerte la recesión, la caída en la recaudación y el “no hay plata” para obras.
Las promesas de Martín Memem
Según indicaron, Menem les prometió empezar a golpear las puertas de los ministerios y demás dependencias nacionales para poder gestionar obras y programas. Esto, en el supuesto de que Milei decida empezar a abrir un poco la mano y cortar la sequía total de recursos que impuso desde que asumió.
Los intendentes consideran que avanzaron al menos un casillero: tienen un nexo ya establecido a través de la relación Menem-Picat y una batería de proyectos en mano, para presentar cuando les den luz verde.
Nadie ignora, por otra parte, el protagonismo político que Menem fue ganando en filas de LLA. Fue quien acompañó a “el Jefe”, Karina Milei, en su incursión por Córdoba en abril pasado para tratar de reorganizar el partido en esta provincia y empezar a calibrar un posible armado más formal y consistente para 2025.
En ese tablero, los intendentes del G6 tiene mucho para ofrecer, considerando que gobiernan a casi 150.000 vecinos.
Un destino que parece cantado para JxC de Córdoba
Los extremos se juntan: provienen de un JxC que casi ya no da señales de vida, en una provincia donde Milei cosechó en el ballotage el 75% de los votos; y LLA cuenta con una estructura de dirigentes raquítica, donde empoderó solo a Gabriel Bornoroni para ponerlo al frente del bloque en Diputados, pero que casi no tiene representación institucional ni territorial.
El tortuoso camino que viene de transitar Milei, logrando aprobar su primera (y fuertemente recortada) ley en el Congreso, parece haber activado la decisión de empezar a “hacer política” territorial y potenciar un armado libertario propio, pescando en las depreciadas peceras del PRO y la UCR.
En el caso del jesusmariense Zárate, a nivel individual fue contactado también por emisarios de Hacemos por Córdoba, en un intento por gestionar su pase a filas del cordobesismo, tal como se informó en este portal.