El resultado de las PASO puso a Javier Milei súbitamente en el centro de la atención, una posición tal vez excesiva para el 30% que obtuvo y el virtual triple empate que registró con Sergio Massa y Patricia Bullrich. El impacto, dado por la sorpresa de un guarismo que no había sido anticipado por ninguna encuesta, sumió en la confusión por una semana larga a las campañas de Unión por la Patria (UP) y Juntos por el Cambio (JxC), pero, tras el fin de semana largo, se avecina un cambio de eje. Obligado, claro, porque si esos sectores no reaccionan ya mismo, el camino al 22 de octubre se les hará demasiado corto para buscar en el estribo los votos que necesitan.
En uno y otro sector comienzan a procesar nuevas encuestas –la adicción no entiende de razones–, que por ahora apuntan a un segundo turno el 19 de noviembre. En él, además del minarquista –que habría crecido desde las primarias y que ahora se "ablanda" publicitando un romance con la imitadora antikirchnerista Fátima Florez–, el ministro de Economía sacaría una pequeña y provisoria luz de ventaja.
Massa sabe que necesita poner calma urgente en el mercado cambiario y que también deberá tomar medidas que atenúen con urgencia el impacto de la devaluación reciente. Bullrich, por su parte, que el doble juego de Mauricio Macri la obliga a trabajar a destajo para ordenar su alianza y empezar a sumar desde su piso bajo del 17%.
Un rival formidable
Ni Massa ni Bullrich tienen demasiado tiempo. Si al primero lo corre –mucho– su propia economía, la segunda luce aún indecisa sobre la conveniencia de superar esa fase infantil de la política en la que Milei ha convertido a la grieta y al antikirchnerismo. La grieta ahora es con "la casta", concepto en el que caben todos y todas, peronistas y cambiemistas. La ola violeta puede taparlo todo, pero la candidata de JxC no termina de dar el paso de mostrarse como una defensora de mínimos consensos republicanos frente a la fuerza formidable que se ha alzado a su derecha. Sigue atrapada en su vieja lógica binaria, peleando con un fantasma –"los K"– que no parece presente ni en la gestión ni en la campaña.
Vieja furia ya hecha programa, el mileísmo es muchas cosas, pero fundamentalmente es una praxis de la disolución: disolución del Estado en un mercado sin restricciones; del peso, ya derretido en la inflación, en el dólar; de "la casta" en la vorágine del tsunami que jura barrerla; del sistema político democrático en la aventura del plebiscito constante y la ingobernabilidad, de la sociedad entendida como una red de lazos solidarios... ¿Qué resultado cabe esperar de una propuesta tal que no sea, justamente, una extrema disolución nacional? El momento es ahora o puede ya no ser nunca.
Patricia pega lo que Mauricio rompe
Leandro Renou escribió en PáginaI12 una de las notas más interesantes del fin de semana largo: "Si no gobiernan ellos (el peronismo), ni nosotros, gobernaremos nosotros a través de Javier. Lo importante es el fin del populismo", le confesó Macri a un grupo de empresarios. En JxC, cada vez más gente desconfía de sus pasos.
Conciente de eso, el hombre que para el grueso de la prensa logró pasar en puntas de pie por el costado de la evidencia de que fue uno de los grandes castigados por el voto libertario, "enmendó" el abrazo que le dio a Milei vía X en la propia noche del domingo. Su posteo siguiente es un video en el que elogia a Bullrich y le ratifica su apoyo. Si hay que aclarar es porque algo no queda claro.
Otra que debió explicar fue la propia Bullrich. "Él es de Juntos por el Cambio y es del PRO", aseveró. Bueno… ¿Acaso alguien había sugerido otra cosa?
"Macri dijo que iba a ser neutral en la interna, pero ahora resulta que no solo no fue neutral en la interna, sino que está siendo neutral en la general, porque hay una especie de coqueteo con Milei que confunde mucho al votante", reprochó en LN+ el exministro Alfonso Prat Gay. Interesante: la candidata se dispone a sumar –premiar– a este y a Martín Tetaz al grupo de asesores económicos que ya cuenta con el ministro de Economía in pectore Carlos Melconian, con Luciano Laspina y con el padre de la convertibilidad, Horacio Liendo, quien en una entrevista con La Nación salió a diferenciar a su referente de la peligrosa idea de la dolarización.
Juntos por el Cambio Parque Norte - 27.JPG
Macri cerró el acto de JxC la noche del 13A. Detrás, Bullrich y Larreta.
También Jaime Durán Barba se refirió a la cuestión: "Milei no es republicano, tiene un proyecto de gobierno muy autoritario que no se identifica con los valores que tuvo Cambiemos. Jugar con una persona que puede tener un proyecto autoritario puede ser peligroso. Es bueno que Mauricio diga que no coquetea con Milei y que apoya a Patricia".
Un proyecto no solo autoritario y carente de las mínimas condiciones de gobernabilidad, sino, según el periodista Carlos Pagni, encarnado por alguien que deja dudas sobre su "estabilidad emocional".
El último flirt ultraderechista de Macri –que demoró la reorganización de la alianza opositora– implicó, recordemos, la renuncia de Elisa Carrió a canditatearse al Parlasur. La líder de la Coalición Cívica apoyó vivamente a Horacio Rodríguez Larreta y ahora prefiere a Bullrich como dique de contención al proyecto antiliberal de Milei.
El que sigue silencioso es el jefe de Gobierno porteño, quien, según La Nación, recibió una invitación nada menos que de su amigo Massa para sumarse a una suerte de alianza de salvación democrática, algo sobre lo que el hombre de UP viene avisando desde la misma noche de los resultados. La respuesta fue, dice el artículo, "no, por ahora".