Victoria Villarruel celebró este miércoles la reunión en su despacho de Guillermo Francos con los jefes de la oposición dialoguista para definir la agenda de sesiones extraordinarias. Minutos después, la vicepresidenta, que esta semana reemplaza a Javier Milei en la jefatura de Estado, recibió a senadores para negociar la continuidad de las autoridades de la cámara alta.
La votación será la última semana de febrero y Villarruel tiene dos objetivos. Uno es la continuidad del presidente provisional, el senador libertario Bartolomé Abdala; y del secretario parlamentario, Agustín Giustinian. El otro plan de la vice es el reemplazo por una figura afín de la secretaria administrativa, tras la renuncia presentada por María Laura Izzo.
La vice teme una embestida de Santiago Caputo para dejarla sin nada. No sería fácil, porque el asesor presidencial sólo tiene diálogo con figuras sueltas del Senado, como Carlos Espínola (Provincias Unidas). Un camino posible para dejar en minoría a Villarruel que tiene Milei es acordar con Unión por la Patria (UP), bloque con el que también debe negociar los pliegos de la Corte. "No sabemos si va a ocurrir, pero Victoria está asustada", bromeó este miércoles un libertario que comulga con la Casa Rosada y desprecia a la vice.
Sin ayuda de UP, los números para un eventual cuórum en el Senado están justos: con la salida de Edgardo Kueider y la licencia del radical Víctor Zimmerman, se necesita la unanimidad del resto de la oposición para abrir el recinto. Por lo tanto, Villarruel precisa la ayuda de varias figuras hostiles al Gobierno, como la del radical Martín Lousteau; o la larretista Guadalupe Tagliaferri. Además, la ola de despidos de octubre dejó muy enojados a referentes de todas las fuerzas.
Victoria Villarruel, rodeada
La interna oficialista tuvo un capítulo ni bien arribó Francos y apareció en el despacho de la vicepresidenta. Martín y Lule Menem estuvieron almorzando en el Senado. Ambos reportan a Karina Milei y tienen a cargo el inicio de la agenda de extraordinarias, además del armado nacional de La Libertad Avanza. Lule, además, es el principal contacto de Abdala en la Casa Rosada, sino el único.
Cuando el jefe de Gabinete abandonó su despacho, Villarruel tuvo una breve reunión con un grupo de senadores para empezar a negociar la sesión preparatoria. Participaron libertarios y referentes del PRO, como Martín Goerling Lara, a quien la vice tiene como nexo en el PRO tras la salida de Luis Juez.
No hubo nadie de la UCR, porque sólo asistió a la reunión el vice del bloque, Pablo Blanco, ante la ausencia del titular, Eduardo Vischi, cercano al universo libertario. Fuentes del Senado señalaron que Villarruel pidió dejar todo “como está”.
La rosca había empezado antes. Luego de su visita a Córdoba, después de fin de año, la vice retornó a su despacho, desde donde ejerció la presidencia interina y también recibió a senadores. Con otros tuvo diálogos telefónicos y de esas charlas surgió la idea de exigirle a Francos que visite el Congreso, un pedido que también recibió Menem del diputado Miguel Pichetto, pero logró complacer.
Villarruel intentó compensar además el impacto interno que significó el congelamiento de las dietas que dispuso a comienzos de año, un tema que estuvo presente en la reunión con el jefe de Gabinete. “Milei nos acusa con números falsos porque no tiene en cuenta las deducciones”, le recrimina Blanco. La vicepresidenta se mantuvo en silencio.
Cargos en juego
La presidencia provisional es ni más ni menos que el tercer lugar en la línea sucesoria presidencial, el cargo más alto de un senador electo. Quien lo ocupa, coordina las sesiones cuando la vicepresidenta no está, por ausencias y por un viaje de Milei.
Villarruel logró mantener una relación cordial con Abdala, a quien sólo le recrimina haber golpeado demasiadas puertas en la Casa Rosada cuando cometió el furcio televisivo de contar la cantidad de asesores que tenía en San Luis.
Si existiera una embestida de la Casa Rosada, el único libertario que podría reemplazarlo es el riojano Juan Carlos Pagotto, cercano a Menem. Luis Juez, ahora alejado de la jefatura del bloque PRO, negó versiones sobre una negociación para reemplazar a Abdala, que surgían desde el propio entorno de la vice.
El cordobés tiene motivos para no subirse a la disputa: como ese cargo requiere una votación, cualquier candidato debería contar con el beneplácito del resto de la oposición. Por eso Villarruel se apuró a iniciar las gestiones y, en tal caso, esperar a que alguien se anime a tocar la puerta del kirchnerismo para doblegarla. Ese será su juego.
Giustinian es empleado del Congreso, con pasado en el PRO, y tiene intenciones de continuar como secretario legislativo, donde se convirtió en uno de los asesores fundamentales de Villarruel.
Si bien mantiene buena relación con todas las bancadas, UP le recrimina el reparto de cargos en las comisiones, porque consideran que tienen menos lugares de los que corresponden. De todos modos, esa distribución se votó en la última sesión preparatoria y se mantendrá hasta diciembre. Giustinian sólo cumplió con una resolución avalada por la mayoría.
La pelea por los números
La secretaría administrativa es el único recambio asegurado, ante la renuncia de Izzo, molesta por los despidos de personal del Congreso, un tema que también podría jugarle en contra a Villarruel al momento de buscar aliados.
En noviembre, Villarruel designó en carácter transitorio como coordinadora de administración a Florencia Grigera, hasta entonces mano derecha de Izzo, una forma de seguir con el control de la gestión sin remitir a la aún secretaria. Dejó sin ese lugar a Federico Pávito, quien ejercía como director general de Administración y fue corrido al área de Publicaciones. Es uno de los tantos funcionarios nombrados por el diputado Guillermo Montenegro, exsocio de la vicepresidenta.
Cerca de Villarruel reconocen que hay “una etapa de negociación” por ese cargo que está abierta, en la que aparecen nombres como el de Francisco Funes, un villarruelín crítico de Milei. Ganan peso además quienes se mantienen en el círculo de confianza de la vice, como su secretaria, Guadalupe Jones; el director de Recursos Humanos, Gonzalo Izurieta, y la de Asuntos Jurídicos, Grisela Alejandra García Ortiz. Es lo que tiene para negociar. No mucho más.