MOSCÚ (Enviada especial) Frente al gigantesco muro del Kremlin de esta ciudad que custodia con celo la oficina de Vladimir Putin, un local de comida rápida estalla de gente al mediodía de una jornada de otoño en la que la nieve llegó antes de tiempo. Tiene en su frente dos líneas oblicuas amarillas y un punto que simulan una letra M, por dentro las pantallas de autocompra, los combos de hamburguesas son reconocibles y los empleados usan los uniformes típicos de jean azul. Se llama “Delicioso y punto” (Vkusno i Tochka) y es la alternativa rusa al McDonald's que dejó el país como tantas empresas internacionales cuando Rusia comenzó su operación militar en Ucrania en febrero de 2022.
A más de año y medio de la guerra, las restricciones de la Unión Europea y Estados Unidos están presentes en las transacciones económicas más pequeñas, como el uso de las tarjetas de crédito y débito VISA y Mastercard, que están suspendidas; en la utilización de redes sociales, sólo accesibles vía el uso de VPN; y también en el macrocomercio de petróleo y gas con varios países del viejo continente, que es parte de las conversaciones cotidianas entre las personas de a pie.
GUM, el lujoso e iluminadísimo shopping de marcas premium emplazado frente a la colorida catedral de San Basilio y que sirve de espejo al complejo gubernamental en la Plaza Roja, tiene cada dos locales abiertos, uno cerrado. “Es lo de menos. Nos acostumbramos, por ejemplo, a usar marcas nacionales de ropa que están creciendo muchísimo”, dijo Adel, una de las coordinadoras que acompañó a Letra P en el recorrido por la capital rusa en el marco del programa Nuevas Generaciones de la agencia de noticias internacional Sputnik.
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GUM, el lujoso shopping de la Plaza Roja afectado por la huida de las marcas internacionales
El ángulo lo es todo. Mientras que en medios del mundo se habla de la invasión rusa en Ucrania, en Moscú toma el nombre de una operación especial militar en el Donbás para desnazificar la nación limítrofe. Ponen el énfasis en la diversidad de fuentes, las segundas opiniones, los datos y evitan caer en palabras cargadas de sensacionalismo. El mayor impedimento es, una vez más, las restricciones: en una época en la que la existencia digital depende de ser encontrado por el motor de búsqueda y de que Google muestre primero el link a tu sitio antes que otros, el gigante tecnológico relega los artículos rusos a números de página infrecuentes.
“Es irónico que se le llame al actual un mundo multipolar cuando, en realidad, está centrado en la visión de Estados Unidos u Occidente y cómo ellos venden esa estrategia al resto del mundo”, aseguró Victoria Polikarpova, directora de la sección internacionales de Sputnik.
La óptica occidental se vive como estigma. El propio candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, aseguró en reiteradas ocasiones que no comerciaría con "comunistas" como Rusia o China, y con el resto de los miembros de los BRICS y profundizaría relaciones con Estados Unidos. De esa nación de la hoz y el martillo de la que el libertario agita su fantasma quedaron sólo los símbolos marcados en bronce a lo largo de las 199 estaciones del metro subterráneo que se extiende por un total de 364,9 kilómetros. Es la forma más rápida de moverse por una capital que tiene un tamaño tres veces superior a la ciudad de Buenos Aires y una población similar a la del conurbano bonaerense.
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Catedral Uspenky, una de las iglesias ortodoxas típicas ubicada dentro del Kremlin de Moscú
Entre el ruido ensordecedor de los vagones que pasan con fuerza cada 90 segundos, en las estaciones cercanas al centro de la metrópolis se recuerdan con mosaiquismo y estatuas los años más heroicos de la Unión Soviética y la figura de Lenin dando discursos en la Plaza Roja, entre adornos de curvas doradas, estatuas blancas y un sistema de trasbordo de alta tecnología.
El dirigente más importante de la Revolución rusa tiene su mausoleo al lado de una de las entradas al Kremlin, que se puede visitar en días específicos. Sólo queda una de sus estatuas en una plaza alejada del corazón citadino. En el recorrido histórico por la ciudad, los guías enfatizan que los restos de Iósif Stalin descansaban junto a Lenin pero que, tras conocerse sus crímenes, se lo relegó al costado de las murallas palaciegas, junto al resto de los líderes soviéticos. También se retiraron sus imágenes y quedaron las de filósofos y escritores: Karl Marx frente al Teatro Bolshoi; León Tolstoi y Fiodor Dostoievski en los alrededores de la Biblioteca del Estado Ruso.
La simbología de la URSS se hizo merchandising. Está en encendedores, tazas, remeras y anotadores que posan junto a las matrioshkas, kokoshniks (una especie de tiaras rusas) de colores, dorados y mostacillas brillosas colgantes; granadas y aviones de guerra de juguete por la calle Arbat, una peatonal turística que concentra las tiendas de souvenir. La arquitectura de Moscú también entra en un juego entre lo tradicional, lo histórico y lo moderno. Lo imponente de los edificios stalinistas que tienen funciones enfrentadas como ministerios y hoteles se mezclan con las cúpulas ornamentales y vistosas de las iglesias católicas ortodoxas, construcciones con la belleza del art noveau y las austeras y funcionales de ventanas pequeñas y gamas de grises construidas a mediados del anterior siglo.
El museo de la Gran Guerra Patriótica es una parada fundamental para conectar con la visión rusa de la historia y la pérdida de 27 millones de soldados y civiles. A 30 minutos del centro, es un edificio semicircular, blanco, encolumnado e imponente dedicado a contar, desde el último día de paz hasta la victoria del Ejército Rojo, los cinco años de la participación de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, de 1941 a 1946.
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Museo de la Gran Guerra Patriótica
Con figuras de tamaño real y expresiones vivas en muñecos de cera, hologramas, música ambiental y objetos de la época, el recorrido termina en el salón de la Memoria y el Dolor con cristales y cadenas que forman una cúpula colgante de las lágrimas de las madres rusas llorando a sus hijos fallecidos por las batallas.
Moscú es una capital estrella: con luz en la oscuridad que dibuja las figuras edilicias y vida nocturna a pesar del frío que en invierno puede llegar a los menos 40 grados celsius. El cambio climático está presente. La nieve llegó antes de tiempo en octubre y cubrió de un manto blanco los picos del Kremlin desde donde Putin sigue de cerca la operación en Ucrania y busca mediar en el conflicto entre Israel y el Hamás.
A metros de su oficina, cruzando la Plaza Roja, la Nikólskaya de luces colgantes se encendió con el gris del cielo. Es una de las calles adornadas para la Copa Mundial FIFA en 2018, cuando Moscú recibió a hinchas de todo el mundo y festejaban en esa peatonal las victorias de sus equipos. "Para nosotros, fue una revolución. Quizás estaba paseando a mi perro a la noche y pasaba una hinchada de mexicanos cantando y alegrando la calle a mi lado. Que venga gente de todo el mundo a conocer nuestra ciudad fue maravilloso", recordó Yulia.