LA represión

Déjà vu del horror: el Gobierno tiene detenida a una sobrina de desaparecidos que protestó en el Congreso

María de la Paz Cerruti integra una familia diezmada por la última dictadura. Protestó contra la ley ómnibus y la cazó la policía. Servini rechazó su excarcelación.

Anochecía el miércoles cuando María de la Paz Cerruti se alejaba de la zona de Congreso. Había estado un rato en la manifestación contra la ley ómnibus. Sola. Autoconvocada. Cruzaba Bernardo de Irigoyen a la altura de Moreno cuando una patota de policías la cazó a unos pasos de pisar la vereda en el marco de la represión montada por el Gobierno. La mujer alcanzó a decir su nombre, pero no la historia que la antecede: es sobrina de cuatro detenidos desaparecidos y nieta de Sara Derotier de Cobacho, sobreviviente de la última dictadura militar.

Es una de las 16 personas a las que la jueza María Servini les rechazó la excarcelación el viernes a última hora. Desde entonces, permanece detenida en el penal de Ezeiza. La familia sospecha que será procesada. Los delitos por los que está imputada superan los ocho años de prisión.

La represión

“Ahora, ahora, agarrala, presa”, se escuchó a una efectiva. Entonces, otras cinco policías se le tiraron encima, la agarraron de los pelos, la tiraron al suelo, rodilla sobre su espalda. “Colaborá”, le decían. La mujer alcanzó a decir que era profesora de historia y luego, preguntada por alguien que filmó la escena, su nombre. La escena más o menos fue similar en cada una de las otras 30 detenciones que efectuaron las fuerzas de seguridad en el marco de la brutal represión que desataron frente a la protesta, organizada y autoconvocada, que se reunió en contra de la ley ómnibus, que finalmente el Senado aprobó de madrugada.

A Marypaz, como la llaman sus hermanas, se la llevaron primero a una comisaría hasta que el viernes declaró ante la jueza Servini. “Supimos que había sido detenida porque nos contactó gente del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura. Esperamos en Comodoro Py a que la liberaran, pero en la madrugada la trasladaron sin notificarnos a Ezeiza”, contó a Letra P Eva Rojas, media hermana de la profesora de 43 años, quien junto a sus hermanos y otros familiares denunció que la situación de María de la Paz recuerda a "las peores épocas de nuestro país" a través de un comunicado que circuló vía redes sociales.

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Su familia esperaba la liberación tras la declaración indagatoria que le tomó Servini, a cargo del Juzgado Federal número 1, pero no. Comunicado del Ministerio de Seguridad hablando de “terroristas” y de “golpe de Estado” e imputación del fiscal Carlos Stornelli después, la jueza le rechazó la excarcelación a María de la Paz. A ella y a otras 15 personas las acusó de intimidación pública, incitación a la violencia colectiva, delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional, atentado y resistencia a la autoridad y perturbación del orden en sesiones de cuerpos legislativos. También la acusan de "lesión leve a un funcionario público" por haberle supuestamente pegado una patada en el tobillo a una de las efectivos que se le tiró encima.

Hay imágenes que la muestran diciéndole a policías "córtenla con reprimir al pueblo". "Se ve que la tenían marcada y la agarraron, se le abalanzan violentamente sin el más mínimo motivo. Está toda moretoneada en las rodillas, en las costillas, en la espalda", explicó su defensa.

Desde ese día, la causa sumó la querella del Ministerio de Seguridad y de la vicepresidenta Victoria Villarruel. Cerrutti fue trasladada a la cárcel de Ezeiza. Allí, solo pudieron verla del Comité Nacional contra la Tortura el sábado: certificaron que está en una celda con otras mujeres detenidas el miércoles y que tiene indicación de medicación psiquiátrica –transita un cuadro que así lo requiere–, pero hasta el momento de la entrevista no la había visto ningún médico.

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"No nos quedan dudas que están utilizando su caso, y el de todxs lxs detenidxs en la manifestación, para enviar un claro mensaje de disciplinamiento social, en contra de nuestro derecho a la protesta pacífica que como ciudadanxs tenemos garantizados constitucionalmente", advirtió la familia, que responsabiliza "al Gobierno y a la Justicia" por la salud y la seguridad de María de la Paz.

“Esto es el horror máximo para ella y para todos nosotros, que estamos totalmente atravesados por el terror de la última dictadura”, contó la media hermana mayor de la detenida. La situación, amplió, los pone en “alerta no solo en lo personal, sino en lo colectivo: todo es tan parecido a aquellos años de terrorismo de Estado, hasta la habilitación social a que las fuerzas de seguridad se lleven gente detenida porque sí, con tanta violencia y con argumentos tan ridículos e insostenibles, y que no esté frenado el país para reclamar por su liberación, que no podemos creerlo. Estamos en shock, tristes, preocupados por este gobierno autoritario, fascista, represor”, completó.

Una historia familiar

Los Cobacho son una familia diezmada por el genocidio de la última dictadura. Oriunda de Santa Fe, Sara Derotier de Cobacho fue militante y dirigente política peronista desde la cuna. Sus padres, en Laguna Paiva, también lo fueron. Tuvo seis hijos: Enrique, Oscar, Lilian, Ada, Sergio y Valeria. Dos de ellos permanecen desaparecidos, pero casi todos fueron víctimas directas de crímenes de lesa humanidad.

A Sara la secuestraron el 24 de marzo de 1976 durante las primeras horas de la madrugada. Sara llevaba a sus tres hijos menores, Ada de 15 años, Sergio de 10 y Valeria de 5, y a su nieta Eva –la hermana mayor de Marypaz y primera hija de Lilian Cobacho– a la casa de los abuelos paternos de Eva, cuyo padre había sido asesinado por la Triple A. La casa es interceptada por una patota. A Sara se la llevan para un lado, la hacen recorrer varios centros clandestinos de detención. A los niños por otro. Los devuelven días después a la familia.

Sara estuvo seis meses detenida clandestinamente y luego fue “blanqueada” en Devoto, donde permaneció encerrada casi un año más. El 1 de agosto de 1977 fue secuestrado su hijo mayor, Enrique, junto a su yerno Eduardo Danielis. Ambos eran militantes montoneros. En diciembre de 1978, la dictadura secuestró a Oscar, el segundo hijo de Sara, junto a su pareja María Elena Gómez y a los dos hijos de ambos –bebé– que fueron devueltos a su familia materna días después. Sara yel resto de su familia se fue de Santa Fe y se mudó a Merlo, Buenos Aires. Allí, se convirtió en Madre de Plaza de Mayo. Siguió militando, alcanzó a ser senadora provincial, directora municipal y secretaria provincial de Derechos Humanos.

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