Como nunca antes, el rol de Cristina Fernández de Kirchner está siendo puesto en discusión por el peronismo. La crisis parece tener una profundidad inusitada: las críticas salen de las entrañas del kirchnerismo con base en la provincia de Buenos Aires.
¿Qué pasó entre aquel clamor temprano de Carlos Bianco -“Mi candidata a la presidencia es Cristina”- y la nueva canción de su jefe Axel Kicillof? A la dirigencia le cuesta explicarlo. Hay lecturas diversas.
Repaso breve: el 21 de abril de 2022, con la suerte de Alberto Fernández echada, el único dirigente que habla en nombre del gobernador de Buenos Aires soltó la frase ante Letra P y sacudió el tablero político. Diecisiete meses y una derrota en las primarias después, el 5 de septiembre del año pasado y ante una platea ultra K, Kicillof propuso “componer una nueva canción”. Lanzó el poskirchnerismo, tituló este medio y se ganó la bronca de algunos funcionarios. El fin de semana, el intendente Jorge Ferraresi apretó el botón en Avellaneda: dijo que CFK es “una líder natural”, pero ya no conduce al peronismo.
La mayoría coincide en que no es tanto un rechazo a su conducción sino más bien al modo en que lo hace CFK. Un dirigente con despacho en La Plata que mira de lejos la interna entre Máximo Kirchner y el gobernador resume: “Se cuestiona la conducción táctica de Cristina, no su liderazgo, que es innegable. El tema es que uno de los postulantes para el legado es su hijo. Ir contra eso es muy difícil”.
De una amplia rueda de consultas de Letra P en diversas tribus del peronismo surge el listado de razones que explicarían el presente:
- El gobierno fallido del tándem Fernández - Fernández y la consecuente derrota electoral.
- La forma de conducción de Máximo Kirchner y el apoyo de la expresidenta a La Cámpora.
- La necesidad de empoderar a Kicillof.
- El cierre de listas de 2023 y la disputa por la lapicera para el año próximo.
- Las ambiciones y los egos de una parte de la dirigencia.
- La pelea anticipada por la postulación para 2027.
“Después del fracaso del gobierno de Alberto y Cristina y el triunfo de alguien como Javier Milei, todo debe ser puesto en discusión”, dice un dirigente del conurbano y afirma que hace tiempo que la exvicepresidenta no conduce al peronismo en su conjunto. Tras la derrota, Cristina mantuvo el silencio hasta hace algunos días y “eso tiene consecuencias”, insiste.
Un dirigente del entorno del gobernador dice que “muchos están viendo que no se puede repetir lo que pasó con Alberto” y que por eso más que “limarlo” hay que darle “volumen y liderazgo” a Kicillof, si el peronismo pretende convertirlo en su candidato para la pelea por el sillón presidencial.
Máximo Kirchner, el PJ y las listas
Otros más cercanos a Kicillof cargan sus tintas sobre el hijo de CFK. “Una parte de la dirigencia dice que de ninguna manera la va a conducir Máximo”, afirma a este medio un legislador. Dice, también, que no se puede negar que fue Cristina quien decidió ejercer una “conducción intermediada” en favor de su hijo.
Al líder de La Cámpora le imputan “tensionar constantemente” contra el gobernador, no haber ampliado y convocado desde el PJ que conduce y haber liderado un “escandaloso” cierre de listas en 2023, cuando pobló las nóminas de gente de su confianza y hasta presionó para que el exjefe de Gabinete Martín Insaurralde se quedara con la candidatura a la vicegobernación, en desmedro de Verónica Magario. El proceso dejó demasiados heridos.
Quienes enfrentan a La Cámpora sostienen que no hay un espacio de contención para gran parte de la militancia del peronismo y que el PJ dejó ese lugar vacío. Días atrás, Bianco habló de la necesidad de hacer “más política” y, a modo de crítica, dijo que no se hizo “porque algunos se ponen nerviosos y empiezan a chocar”.
En el camporismo apuntan al entorno del gobernador. Un dirigente de “la orga” aseguró a este medio que quienes están apoyando a Kicillof adelantaron los tiempos de la discusión. Dice que las “ambiciones personales de algunos” no conducen a nada. La pelea -afirma- es “únicamente” por poner nombres en las listas en la próxima elección. La palabra “egos” también se repite entre quienes piensan que la discusión tiene que ver más con mezquindades políticas que con un debate de fondo.
“Como decía Néstor, algunos están mirando el cenicero en vez de la mesa”, afirma alguien cercano a la vicepresidenta que analiza que en las últimas apariciones el mensaje de CFK fue “armen todo lo que quieren, está bien, pero no pierdan de vista que hoy hay que concentrarse en las políticas de Milei y sepan que si le pegan a Máximo y a La Cámpora van a chocar conmigo”.
La pelea Máximo-Axel y la discusión sobre el liderazgo de CFK tiene como telón de fondo las dos candidaturas más importantes para 2027: la presidencia de la Nación y la gobernación de Buenos Aires. La salida obligada de Kicillof de la provincia ya abre una disputa brutal por la sucesión, para lo cual la elección de medio término resulta crucial. Por eso la confección de las nóminas de 2025 es la batalla central de la guerra. Por el trono bonaerense pelean dos tribus: La Cámpora, que amplió su poderío en 2023 con el mando de 12 comunas de porte y un grupo de intendentes que pretenden hacer valer su potencia electoral.