La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió para marcar su mirada respecto de la marcha del gobierno de Javier Milei, pero también para mandar un doble mensaje al interior del peronismo en guerra. Ordenó bajar las armas y dejarse de “pelotudeces”, aunque se ubicó a un lado de la grieta, el de La Cámpora, la agrupación que lidera su hijo Máximo Kirchner.
Una foto habla por mil palabras y dos dicen mucho más. CFK fue recibida por la intendenta Mayra Mendoza, figura destacada del camporismo. Junto al monumento a Néstor Kirchner rescatado del CCK, ambas se sacaron la primera instantánea. La otra fue al cierre del acto. Cristina hizo subir al escenario externo a Wado De Pedro y a su hijo Máximo. No hubo lugar para más gente. Todo Cámpora, nada azaroso.
El acto estuvo plagado de mensajes que fueron en el mismo sentido. Ante tribunas colmadas por militantes de La Cámpora, quienes cuando ingresó al escenario bajaron tres banderas gigantes -una de Néstor, una de Cristina y al fondo en las gradas ocupadas por la militancia de Quilmes, una con la leyenda “Nada sin Cristina”-, la expresidenta hizo alusión a su hijo y a la extitular del PAMI Luana Volnovich, también integrante de la orga.
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A diferencia de otras ocasiones, en los 70 minutos que habló, CFK no nombró al gobernador Axel Kicillof, quien llegó sobre la hora tras participar del acto organizado en Avellaneda por el intendente Jorge Ferraresi. Antes, el mandatario había estado en Ensenada, el distrito comandado por Mario Secco, hasta donde llegaron sindicalistas, miembros del gabinete bonaerense, jefes comunales y otra dirigencia. Cristina tampoco mencionó a la provincia de Buenos Aires, territorio siempre presente en sus alocuciones, región donde el voto kirchnerista pega más. A Secco y Ferraresi no se los vio en Quilmes.
Con todo, CFK sí mencionó al jefe comunal de Avellaneda, uno de los críticos más acérrimos al presidente del PJ bonaerense. Le agradeció en forma personal y en nombre de sus hijos por la inauguración del CCK en Isla Maciel un rato antes de que comenzara la misa cristinista en Quilmes.
Este sábado, Cristina buscó dejar en claro que sigue siendo la jefa del movimiento y que trabaja en tándem con su hijo y la agrupación que este lidera, parte de una generación que creció con los Kirchner en el poder.
CFK mandó a bajar las armas
La expresidenta se puso por encima de la interna y llamó a bajar el nivel de agresividad. “No podemos ir al canal de televisión a putear a un compañero”, disparó y retomó aquel pedido a la dirigencia para que agarrara el bastón de mando: “El bastón de mariscal no era para dárselo en la cabeza a otro compañero, era para salir a la calle para explicarle a la sociedad”, retó. Abajo, a metros del escenario, se ubicaban Kicillof, la vicegobernadora Verónica Magario, el ministro Andrés Larroque, Wado de Pedro y otros.
En otro tramo insistió sobre la misma idea y pidió dejarse de “pelotudeces”, en clara referencia a la interna bonaerense: “Quiero pedirle a todos los dirigentes, militantes, vecinos, ciudadanos, hay que estudiar, hay que salir a discutir estas cosas, no pelotudeces, están discutiendo para ver cómo cambian la vida de los dirigentes, hay que comenzar a trabajar y discutir para cambiar la vida de la gente, necesitamos generar sentido común e información”, reclamó.
El peronismo en ebullición
Al finalizar el acto, un intendente que intenta saltar la grieta le bajó el tono a la interna y aseguró que “el peronismo está en ebullición” porque “se está organizando”. Contó que hay una mesa de discusión política de la que participan representantes de todas las tribus que se junta cada diez días.
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CFK con intendentes y dirigentes que estuvieron en el acto.
Dirigentes del PJ bonaerense adelantaron a Letra P que esperan una convocatoria de Kirchner en unos 20 días. Un jefe comunal de la Primera sección electoral dijo que el diputado va a “empezar a salir a caminar” el territorio.
“Nosotros sólo tenemos una oportunidad si estamos juntos. No hay otra”, dijo la intendenta de Moreno, Mariel Fernández. Su par de Merlo, Gustavo Menéndez, siguió la misma línea: “Nadie sobra”.