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Crisis en el Senado: el secretario administrativo le presentó la renuncia a Victoria Villarruel

Viramonte Olmos, amigo de la vice y custodio de la caja de la cámara, aduce no poder cumplir las funciones asignadas. Pelea por las firmas. Define el recinto.

Victoria Villarruel afronta una nueva crisis en la conducción del Senado: este viernes presentó la renuncia el secretario administrativo, Emilio Viramonte Olmos, quien asumió hace menos de un mes, luego de una larga negociación. El cordobés confirmó su decisión a Letra P. La justificó en la imposibilidad de cumplir sus funciones, porque nunca le delegaron las facultades.

"Atento a la responsabilidad del cargo que me confirieron los senadores y viéndome imposibilitado de cumplirlo, decido dar un paso al costado", sostuvo Viramonte Olmos ante Letra P. Su renuncia no se hace efectiva inmediatamente, ya que debe ser votada en una sesión del Senado. El cordobés mantiene una amistad con Villarruel desde hace más de una década y fue votado como secretario administrativo en la sesión del 7 de mayo.

Para su elección fue necesario que Villarruel consiguiera el respaldo de Unión por la Patria, luego de un fallido intento en la sesión preparatoria de febrero, que no tuvo cuórum. La vicepresidenta tuvo que prometerle al peronismo sumar lugares en todas las comisiones. El reparto recién se iba a materializar la semana próxima.

Como explicó Letra P, después de la asunción de Viramonte Olmos, Villarruel renovó su gestión con un festival de nombramientos. La vice amplió estructuras, designó funcionarios políticos y dispuso recategorizaciones de personal asignado a todos los bloques políticos. Como parte del mismo proceso, dispuso un recambio de su equipo de confianza, pero relegó en las tareas a su secretario administrativo, lo que motivó su salida.

Victoria Villarruel, sin administrador

Fuentes del Senado explicaron a Letra P que la renuncia de Viramonte Olmos se debe a la demora de Villarruel en delegarle las facultades para ejercer la administración del Senado, una costumbre de los últimos titulares de la cámara alta. Era un compromiso que había asumido la vice y no cumplió.

Luego de la sesión del 7 de mayo, Villarruel prefirió sostener las atribuciones administrativas y firmar las resoluciones sin consultar a su secretario. El temor del cordobés, según confirmaron fuentes del Senado, es que podría haber quedado involucrado en decisiones de las que no forma parte. Después de una nueva reunión entre ambos, este viernes, el aún funcionario decidió dar un paso al costado.

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En el texto de su renuncia, al que accedió Letra P, el funcionario la justifica en las "desavenencias con la presidenta del Senado, relacionadas con las misiones y funciones para las que fui convocado". La situación de Viramonte Olmos está en un limbo, porque mientras el Senado no trate el documento de salida, seguirá en el cargo. Necesita que haya una sesión para abandonar el despacho.

Pasó por el mismo proceso la anterior secretaria administrativa, María Laura Izzo, quien le informó en octubre a Villarruel que no quería ocupar más ese lugar y recién pudo abandonarlo 20 días atrás. El Senado podrá votar al sucesor de Viramonte Olmos, aunque no está claro si la vicepresidenta tiene otros nombres para manejar las cuentas del Senado. Mientras tanto, ejercerá esa tarea ella misma con directores de confianza.

Gallardo, la nueva mano derecha

Como relató Letra P, Villarruel y Viramonte Olmos son amigos desde hace más de una década, cuando el abogado apadrinó a Villarruel en sus visitas a Córdoba para presentar libros sobre el revisionismo setentista. La relación se intensificó el año pasado, cuando la vicepresidenta rompió su vínculo con su histórico socio político, el diputado Guillermo Montenegro.

En ese momento, Viramonte Olmos se convirtió en jefe de Gabinete del Senado: viajaba cada semana a cumplir sus funciones desde Córdoba, donde tiene uno de los estudios jurídicos más grandes de la provincia. Con la salida de Izzo, Villarruel inició una ardua negociación para darle ese cargo al cordobés, que ni siquiera llegó a ejercerlo durante un mes.

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El temor inicial de la vice fue que desde la Casa Rosada le impusieran al secretario administrativo, lo que finalmente no sucedió. La elección de autoridades estaba convocada para el 24 de febrero y no hubo cuórum, porque le falló a la vice el bloque de Santa Cruz, integrado por José María Carambia y Natalia Gadano.

Fue en ese momento cuando Villarruel inició gestiones con UP, que concluyeron el 7 de mayo, en la misma sesión en la que fue rechazado el proyecto Ficha limpia. Sin Viramonte Olmos, Villarruel redujo su círculo íntimo a dos figuras, que se incorporaron a su entorno hace poco. Uno es Claudio Gallardo, exjefe de la Agrupación de Inteligencia de Campo de Mayo y director general de Inteligencia del Ejército.

Gallardo asumió en el Senado el año pasado, para asesorar a la vice durante su pelea con Patricia Bullrich, por la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela. El otro asesor de confianza de la vice es Mario Russo, un consultor político que colaboró tres meses en la campaña de La Libertad Avanza de 2021, pero fue echado por Javier Milei.

Villarruel ya no tiene entre sus confidentes a Juan Martín Donato, líder de "los villarruelines", la agrupación juvenil de la vicepresidenta. La semana pasada, Donato habría sido desplazado de su cargo en la dirección de atención ciudadana. Perdió la confianza de la titular del Senado. No es fácil ganársela.

Victoria Villarruel y José Mayans, durante el debate de Ficha limpia. 
Victoria Villarruel. 

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