“Leandro Zdero y Gustavo Valdés se sentaron juntos para negociar la alianza con La Libertad Avanza”. Así dice el rumor que circuló por el litoral luego del frente radical libertario conformado en Chaco, que ahora muchos imaginan en Corrientes. Las partes niegan lo literal de la afirmación, aunque relativizan o eligen el silencio respecto a la cuestión de fondo.
La apuesta será mucho más compleja, ya que Corrientes pone en juego en el segundo semestre la gobernación, intendencias y la mitad de los cargos en la Legislatura. Con todo, la excusa de un enemigo peronista al acecho, que en la narrativa chaqueña corporiza el regreso de Jorge Capitanich, está lejos de aparecer en la escena correntina, donde el radicalismo gobierna ininterrumpidamente desde hace 25 años.
Con todo, tampoco la realidad libertaria es la misma. Como ya contó Letra P, Lisandro Almirón endurece su posición como represetante opositor en la provincia y, aunque no confirma que estará en lo más alto de la boleta provincial, se afirma como el principal referente de Javier Milei y Karina Milei en Corrientes. Y lo hace cuestionando a Valdes y el radicalismo.
Como si eso fuera poco, otros dos dirigentes libertarios, el liberal Ricardo “Caito” Leconte y el dirigente de la juventud Ezequiel “Teke” Romero, piden pista para encabezar un armado que defienda las ideas del Presidente.
A ese menú se suman las intenciones de Camau Espínola y del histórico titular de ELI, Pedro “Perucho” Cassani, dos aliados de Javier Milei que se anotaron para poner su nombre en una boleta que cuente con los pulgares arriba del libertario.
El radicalismo de Gustavo Valdés
Luego de la ruptura con Ricardo Colombi, Valdés parece haber logrado acomodar un barco que parecía naufragar luego de la desaparición de Loan Peña, el niño de cinco años cuyo caso puso en jaque al poder político provincial. Loan no apareció, pero Valdés fue retomando la iniciativa y, según lo advierten la mayoría de los analistas que miran Corrientes, llegará cómodo al fin de su mandato.
Gustavo Valdés gobernador de Corrientes.png
Gustavo Valdés confía en que la gestión será la base para las elecciones que definirán a su sucesor.
La oposición no niega los altos niveles de aprobación con los que cuenta el gobernador, pero también advierte sobre un “hartazgo subterráneo” que no se refleja en las encuestas. Además, hay quienes apuntan que puede representar un problema para el oficialismo que el mandatario, impedido por la Constitución provincial, no encabece la boleta.
Ahí es donde aparece la figura de su hermano Juan Pablo, que hoy comanda los destinos de Ituzaingóy que corre con ventaja para quedarse con la candidatura del oficialismo. Mientras intenta acomodar la situación para que esa definición no le desate un nuevo frente interno, Valdés recorre la provincia, visita comités y busca agrandar su alianza Vamos Corrientes para poder asegurarse un triunfo. Si es posible, en la primera vuelta.
El coqueteo con La Libertad Avanza
“Valdés quiere”, dicen quienes conocen las conversaciones que exceden lo dicho en las oficinas correntinas y usan de ejemplo a Zdero, con quien el correntino juega en tándem ya desde la campaña anterior.
Esta semana, el senador radical Sergio Flinta relativizó que la negativa de los escuderos libertarios en la provincia termine de bloquear la posibilidad de una alianza que uniría a los dos referentes con mejor imagen en Corrientes, el presidente y el gobernador.
“La relación política con la La Libertad Avanza no se resuelve en Corrientes”, aseguró, deslizando la apuesta a una serie de conversaciones con figuras nacionales. No profundizó, pero dejó flotando una idea que se replica a lo largo de todo el país: la estrategia nacional de la Casa Rosada tiene, en el caso del radicalismo, sus interlocutores concretos. Son Patricia Bullrich y, en menor medida, Luis Petri.
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Por lo pronto, el oficialismo sigue imaginando un escenario electoral con cuatro alianzas, que podrían empezar a reducirse a partir de las necesidades que exigen las matemáticas electorales. Sin vuelta atrás con Colombi y con el peronismo sosteniéndose en la vereda de enfrente, la única posibilidad que le queda a la UCR es acercarse a La Libertad Avanza y, al mismo tiempo, evitar que el voto de los liberales, que históricamente sumaron a su favor, elija otro rumbo.
Leandro Zdero, una excepción entre los gobernadores
El acuerdo tantas veces meditado y conversado entre los exsocios de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza sólo pudo plasmarse hasta ahora en Chaco, donde el gobernador Zdero celebró un armado antiperonista para unir fuerzas contra el regreso de Capitanich, que volverá a ser candidato en la provincia que gobernó hasta diciembre de 2023.
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En los demás distritos que ya avanzaron en su cronograma electoral, el acercamiento se truncó o casi nunca estuvo en discusión, a pesar de la sintonía que los gobernadores supieron expresar con el oficialismo, sobre todo a partir del acompañamiento en el Congreso.
No sucedió en la Salta de Gustavo Sáenz ni en la San Luis de Claudio Poggi, donde los libertarios ni siquiera llegaron a poner los papeles en orden para participar de la elección con el partido listo. Lo podrán hacer en octubre, pero una alianza con el oficialismo aparece como algo imposible.
Tampoco habrá listas compartidas en la Jujuy de Carlos Sadir, ni en la Santa Fe de Maximiliano Pullaro, ni en la Ciudad de Jorge Macri. En todos esos lugares, los acuerdos tampoco incluyeron a los libertarios que se descolgaron del armado nacional de Karina Milei, que se presentarán desde espacios separados.