En la Plaza Malvinas Argentinas de La Plata, epicentro preferido para las mateadas proselitistas en 2019 que lo llevaron al triunfo en Buenos Aires e hito de gestión de Julio Alak en sus primeros años como intendente de la capital que volverá a comandar desde el 10 de diciembre, el gobernador Axel Kicillof lanzó este lunes la campaña “Sergio Massa presidente” de cara al ballotage.
El acto que el mandatario encabezó escoltado por el big three de intendentes que respiran kicillofismo puro (Mario Secco, de Ensenada; Fabián Cagliardi, de Berisso, y Alak) y junto a la vicegobernadora Verónica Magario se promocionó como un “Encuentro por la patria” y en la previa asomaba como una celebración del triunfo del ministro de Justicia. Lo fue, pero también sirvió para darle luz verde a la militancia que colmó el espacio público que Alak inauguró en 1998, para trabajar “sin descansar un minuto” por el plan “Massa presidente”.
“El triunfo lo vamos a construir en esta provincia de Buenos Aires”, arrancó el capitán de la loKomotora y continuó: “Los 20 puntos de diferencia (sobre su inmediato perseguidor conseguidos en las elecciones generales) tienen una clave que son ustedes los bonaerenses. Se recuperaron 84 distritos y la capital de la provincia. Fue el trabajo de la militancia comprometida”, arengó Kicillof.
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“La esperanza tiene sentido si al triunfo en la provincia le agregamos otro a nivel nacional. No es momento de descansar ni festejar. La campaña se termina cuando Sergio Massa esté depositado en la Casa Rosada”, disparó, enérgico, el gobernador del 45%.
Ya sin el saco que se quitó segundos antes de hablar frente a los miles de militantes que llegaron hasta la plaza de calles 20 y 53, el mandatario fue al hueso: “Estamos lanzando una enorme recorrida por todas las secciones de la provincia. Nos declaramos en campaña permanente”.
El énfasis que Kicillof le puso a su arenga, exigiendo su voz hasta quedar disfónico, tiene una explicación en la necesidad de ganar la pelea nacional, pero también en la consolidación de un “ismo” al que siempre le rehuyó. En los despachos del edificio gubernamental de calle 6 siempre negaron la construcción del kicillofismo, pero acaso ahora ese espacio comience su edificación incluso contra su voluntad. A fuerza de votos, con cuatro años de gestión por delante y una postulación por default para las grandes ligas debido a la imposibilidad de buscar otro mandado en 2027, se robustece la sinergia con un grupo de intendentes y otros dirigentes que lo defienden como nadie.
La militancia que acompañó a Secco y a Cagliardi desde los municipios ribereños se sumó al movimiento obrero y las organizaciones sociales que movió el alakismo para respaldar al ideólogo de la recuperación de la capital y avisarle que cuente con ellos para un camino que va más allá del 19 de noviembre.
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Los dos primeros jamás pusieron condiciones y bancaron al gobernador desde el minuto uno, desde la Mesa de Ensenada, con Secco como anfitrión y el aval implícito de Cristina Fernández de Kirchner. El mariscal ensenadense lo hizo sin filtro y hasta marcando diferencias con la comarca intendentista que lideró Martín Insaurralde hasta caer en desgracia. Alak fue la apuesta más fuerte del gobernador y le salió bien: gritó más que nadie el triunfo en la capital que le era esquiva al peronismo por errores propios. Todos responden al gobernador.
La apertura del acto, que tuvo todos los condimentos peronistas, estuvo a cargo de Alak, quien a las 17,30 miró al portón del ex-Regimiento 7 para recordar a “los pibes que fueron a Malvinas”, sitio que “algunos ahora quieren entregar”. Teléfono para Patricia Bullrich - Javier Milei.
La fundación de la plaza Malvinas fue un hito de los 16 años de gestión alakista en La Plata (1991-2007). Cagliardi, luego, anunció que en un mes se realizará la audiencia pública para la continuación de la autopista que atravesará los tres municipios, en el primer plan regional que auguran los alcaldes.
Luego fue el turno de Secco. Levantó el tono y despertó a la multitud con elogios para Kicillof y un pedido de más “¡calle, calle y calle!” por que es “ahí donde va a estar la victoria”. Y antes del cierre de Kicillof, Magario (única mujer en escena) avisó que “no hay gobiernos locales ni provincia sin la Nación”. “El único camino que tiene este país es el de Sergio Tomás Massa”, advirtió.
A las 18.18, tras el último “gracias” de Kicillof a la militancia, los vientos de la marcha peronista impregnaron la plaza de liturgia y le dieron lugar a una foto que el gobernador compartió con una serie de dirigentes que se arrimaron al escenario para cerrar el acto y abrir el modo campaña: Massa 2023 y más allá.