El triunfo electoral de Javier Milei tiene una doble significación que debemos atender, dadas las implicancias políticas, económicas, sociales y culturales que tiene o podrá tener para la mayoría de la sociedad.
En primer lugar, representa un proyecto de reconfiguración del orden político, jurídico, económico y social que permita rápidamente incrementar y acelerar el proceso de acumulación y concentración capitalista, despojándolo de las políticas de justicia social que suelen acompañar a los gobiernos progresistas. Estas políticas tienen como uno de los engranajes principales al Estado y sus trabajadorxs, por lo que se entiende que estos hayan sido el primer blanco al que apuntó el nuevo gobierno.
Frente a la falacia de creer que es posible omitir la existencia efectiva de la lucha de clases que vuelve posible gobernar “para todos los argentinos”, el bloque de poder integrado por Milei, Mauricio Macri y los grupos económicos alineados con ellos está dejando claro que la lucha de clases existe, y que ellos van a representar decididamente a una de ellas.
Este razonamiento nos conduce a la segunda implicancia del triunfo de Milei: la necesidad de iniciar, junto al proceso de lucha, una impostergable reflexión crítica y autocrítica de los errores o limitaciones que, como señalará Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital, nos llevó a “pensar que el progresismo o la centroderecha eran el único camino posible que podía elegir nuestro pueblo”.
Como en todas las otras áreas que atañen a la sociedad, Javier Milei dijo y desdijo mil frases, amenazas y promesas sobre Conicet. Sólo hay una línea de coherencia en sus acciones concretas: ajustar y transferir ganancias a los sectores concentrados de poder, sin importar la quita de derechos que esto implique, ni tener un mínimo reparo sobre la soberanía nacional. Capítulo especial requerirían en este sentido la derogación de la Ley de Tierras, los cambios en las leyes sobre bosques nativos, control de quema y glaciares que, además de estar pensadas para beneficiar al capital privado, son una amenaza directa al medio ambiente y a la conservación de nuestros recursos. Se trata de políticas íntimamente ligadas a la intención de vaciar, desfinanciar y en consecuencia sentenciar a muerte a organismos como Conicet, INTI, INTA o Parques Nacionales. Instituciones todas que aportan a garantizar, entre otras cosas, un desarrollo científico y tecnológico soberano y de calidad.
Durante su campaña, Milei apeló también a la consigna “para que tus hijos no se vayan del país”. Muchos recordarán los momentos de la llamada “fuga de cerebros” que implicó cientos de científicos buscando mejores condiciones de desarrollo. Para quienes elegimos investigar en el país, pensando en aportar desde diferentes áreas a solucionar problemáticas locales no necesariamente “rentables” en términos económicos (aunque sí invaluables para nuestra población), luchar por la defensa de nuestro sistema científico estatal es fundamental.
Becarixs, investigadorxs, administrativxs, personal de apoyo y mantenimiento hemos llevado al Conicet al primer puesto de organismos estatales de CyT en América Latina y al puesto 22 en el mundo, con menos del 0,40% del PBI invertido en el sector y con menor cantidad de empleados de lo que el sector requeriría.
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Luego de las amenazas y de la incertidumbre inicial comenzaron a materializarse las primeras medidas de ataque contra Conicet: despidos, revisión trimestral de contratos e irregularidades en la publicación de resultados de convocatorias a becas doctorales. Estas últimas son el paso inicial para quienes optan por una carrera científica en Conicet y nutren con su trabajo miles de proyectos de investigación vigentes. Todo esto a través de rigurosos y complejos procesos de evaluación y tareas administrativas indispensables.
Sumado a esto, bajo el tristemente celebrado lema de “no hay plata” (mientras empresas como Mercado Libre reciben más de 100 millones de dólares anuales a través de subsidios del estado argentino), la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la inflación y los aumentos planificados por el gobierno de Milei (y Macri) representan una herida letal para lxs trabajadorxs del sistema científico y tecnológico.
Quisiéramos dedicar una última reflexión a la situación particular de mujeres [i], lesbianas, travestis, trans y no binarixs quienes ya de por sí tenemos remuneración, acceso a jerarquías laborales y condiciones de empleo menores (siendo esto último más crítico para el colectivo TTNB[ii]).
Los ataques elaborados por el conservadurismo religioso y las derechas a la llamada por ellos "ideología de género” no sólo apuntan contra temáticas vinculadas a géneros y diversidad sexual, a los análisis que articulan estos con desigualdad de clases, o derechos conquistados como el aborto y la ley de identidad de género. Nos afectan también desde la degradación social que implica modificar la Ley Micaela, la Ley de los “mil días”, la reducción de la posibilidad (jurídica y real) de acceder a procesos de hormonización, y restringir derechos para las personas gestantes:
Todas estas son temáticas vinculadas directamente al acceso a la salud pública y gratuita. Una sistema de salud que sin dudas todavía debe mejorar, fortalecer su accesibilidad y perspectiva de género, pero cuya mejora es precisamente a través del desarrollo científico y tecnológico. El desfinanciamiento de la CyT no es un campo ajeno al de la diversidad sexual y de género, sino que de varias formas también afecta la condición de existencia en nuestras identidades.
Por todo esto es que el 24 de enero nos convocamos a un gran paro y movilización en unidad. Por eso este año el 8M y todas las instancias de nuestras luchas serán necesarias para defender y avanzar en nuevas conquistas. Al calor de esas luchas y esas necesarias reflexiones críticas que mencionábamos al inicio es que podremos construir las herramientas organizativas, cuantitativas y cualitativas para un proyecto superador que garantice no sólo jurídicamente sino en términos materiales reales, una verdadera transformación social.
[i] Para citar un dato sobre las investigadoras mujeres, en la categoría inicial (asistente) representamos un 61,5 del total, mientras que en la categoría más alta (investigador superior) apenas logramos alcanzar un 26 %.
[ii] Sobre el colectivo TTNB recomendamos en riguroso trabajo coordinado por Pato Laterra y Francisco Fernández Romero, Observatorio Sindical de Géneros y Relaciones Laborales y Asamblea por la Salud Integral TTNB (2023). “Informe Implementación del Cupo Laboral Travesti Trans No Binarie en Argentina”. https://ate.org.ar/wp-content/uploads/2023/12/Informe-Implementacion-del-Cupo-Laboral-Travesti-Trans-No-Binarie-en-Argentina.pdf. Agradezco los aportes de Fer Della Costa, trabajador administrativo trans de CONICET.