OPINIÓN

Breve historia del PRO y el dolor de ya no ser, ¿hay futuro?

La construcción del partido del expresidente, desde Compromiso por el Cambio hasta Propuesta Republicana. Cómo evitar correr el mismo destino de la UCEDE.

Después de casi 20 años de su creación, Mauricio Macri vuelve a presidir el PRO. Ustedes eran muy jóvenes, pero hasta hace poco Macri podía ufanarse de que, como una especie de Perón de centroderecha, había creado un partido de la nada y se había convertido en Presidente de la Nación. En efecto, iniciado el siglo XXI, el PRO, parecía asentado como "la referencia" del sector liberal-conservador o no peronista o antinacional o pro mercado (según el paladar del lector) en la Argentina hasta que llegó Javier Milei con su extravagante libertarismo y alteró -¿para siempre o coyunturalmente?- el mapa político nacional.

Se cerraba el siglo XX argentino y después de algunos coqueteos que no pasaron a mayores con Carlos Menem y Eduardo Duhalde, en 2002 Mauricio Macri, entonces presidente de Boca Juniors, confirmaba su decisión de participar en política. Fue el articulador del frente Compromiso por el Cambio que lo llevó como candidato a Jefe de Gobierno porteño en las elecciones de 2003. Esa alianza, que representaba ideológicamente al tradicional espectro liberal-conservador, estaba integrada por las franquicias porteñas del Partido Justicialista, el Demócrata Conservador, el Federal, el Demócrata Progresista, el Autonomista y el desaparecido Acción por la República.

La compulsa la terminó ganando Aníbal Ibarra y el PJ se fue rápidamente del Frente, aunque varios de sus dirigentes se quedaron con Macri que para la elección legislativa de 2005 ya tenía su propio partido al que le puso el nombre de la alianza con la que debutó: Compromiso para el Cambio (CpC). Ese año sumó al espacio al partido que lideraba Ricardo López Murphy: Recrear para el Crecimiento, se “ampliaron” a PBA y la alianza entre ambos y la mayoría de los partidos que habían formado parte de CpC en la elección anterior se llamó Propuesta Republicana y estrenó el logo del acrónimo Pro con fondo amarillo y con una flecha señalando a la “diestra”.

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Para las elecciones de 2007 el partido Compromiso para el Cambio pasó a llamarse Propuesta Republicana (como la alianza formada en 2005) y aunque eludió respaldar a algún candidato presidencial si presentó listas propias tanto en CABA como en PBA. En CABA con Macri de candidato y sus tradicionales aliados ganaron y en PBA en alianza con UCyB llevaron la fórmula Francisco de Narváez Jorge Macri y sacaron un nada despreciable 15% que le alcanzo para la medalla de bronce.

En las legislativas de 2009 el Pro (que ya se había deglutido a Recrear sin López Murphy) volvió a apostar en PBA por la alianza con De Narváez y sumando a otros espacios menores reeditó Unión-Pro que dio el batacazo desplazando al segundo lugar al peronismo gobernante. Parecía que las elecciones de 2011 eran bocado fácil para el Pro y sus aliados, pero Argentina suele dar sorpresas a quienes apuestan a mediano plazo. El fallecimiento de Néstor Kirchner y una incipiente recuperación económica cambiaron diametralmente el escenario electoral y Pro volvió a renunciar a las grandes marquesinas y se quedó refugiado en la seguridad de su “Gran aldea” donde Macri reeligió cómodamente.

En 2013 hubo un táctico y vergonzante apoyo en PBA al gran ganador de ese año, Sergio Massa, y para 2015 vino el mejor momento de su corta historia. Alianza con la UCR, la CC-ARI y otros partidos menores mediante, Cambiemos ganó el ballotage y Macri se convirtió en Presidente de la Nación. Por primera vez desde 1937 (cuando con Roberto Ortiz como candidato lo hizo la Concordancia, una alianza de conservadores, radicales “galeritas” y socialistas independientes) un espacio político de liberal-conservador ganaba las elecciones y por primera vez desde la sanción de la Ley Sáenz Peña, era presidente constitucional alguien sin militancia previa en los dos grandes partidos nacionales.

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El resto es historia conocida, Cambiemos devino en Juntos por el Cambio y se alternaron triunfos y derrotas con el peronismo K y sus aliados en 2017, 2019 y 2021 hasta que en 2023 llegó la sorpresa. Ya no un espacio liberal-conservador tradicional sino una alianza de perfil de ultraderecha o derecha alternativa, conteniendo a dirigentes marginales o directamente desconocidos y liderada por una figura mediática, culturalmente posmoderno, que se define como anarco-liberal ganó las elecciones, rompió JxC e intenta absorber al Pro por goteo de dirigentes.

En ese marco, Macri corre a Patricia Bullrich (cuyo partido, Unión por la Libertad, se fusionó hace unos años en el Pro) vuelve a presidir el partido y tiene el desafío de evitar que se convierta en la UCEDE de Milei en analogía al destino del partido del liberal Álvaro Alsogaray que quedó relegado a furgón de cola del peronismo menemista en los 90. Paradójicamente, Pro logró por primera vez en su, corta, vida en 2023 romper el “ambacentrismo” y aunque no recuperó PBA, sumó a su bastión de CABA las gobernaciones de Entre Ríos y Chubut. La historia está por escribirse y veremos en poco tiempo más si se consolida como una fuerza política liberal-conservadora, de centroderecha en el firmamento político argentino o es solo una estrella fugaz que ya se murió y solo vemos su estela que sigue iluminando.

Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta
Javier Milei, Presidente de la Nación. 

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