ELECCIONES 2022

Chile rechazó la nueva Constitución y Boric se prepara para generar acuerdos

El No se impuso con mayor contundencia de la esperada y la carta magna de la dictadura seguirá vigente. Duro golpe para el presidente.

Con números aún más contundentes de los que anticipaban las encuestas en la previa, el rechazo a la nueva Constitución chilena, redactada a las brasas del estallido social de 2019, se impuso con el 61,87% de los votos contra el 38,13% que recibió el apruebo. Con el 99% de las mesas escrutadas, la diferencia superó al millón y medio de sufragios. De esta manera, el gobierno progresista de Gabriel Boric recibió un duro golpe a sus anhelos y promesas de cambio, y ya se prepara para activar los nuevos caminos para no desperdiciar una oportunidad histórica para eliminar la herencia de la dictadura de Augusto Pinochet

 

Las masivas protestas de 2019, la aplastante victoria electoral del sí a la reforma constitucional en el plebiscito de entrada en octubre de 2020 y el multitudinario acto de cierre de la opción del apruebo no fueron suficientes para acabar con la herencia constitucional de la dictadura que, en 1980 antes de abandonar el poder, cimentó su modelo neoliberal en la carta magna del país que hasta el día de hoy perdura en Chile. La victoria del rechazo fue categórica: en la Región Metropolitana -la más importante- alcanzó el 55,26% y en Valparaíso hacía lo propio con el 57,63%.

 

Con este escenario, el presidente Boric suma un nuevo problema a su gobierno. A pesar de que el proceso constituyente y la labor ejecutiva transcurrieron por caminos separados, la victoria del rechazo impactará de lleno sobre su programa de cambio, que sí estaba vinculado a la victoria del sí para acabar con las trabas legales que existen a la hora de modificar el modelo neoliberal que aún perdura en el país. En su discurso luego de que se conocieran los resultados, reconoció la victoria "clara" del rechazo y manifestó que los números obligan a la clase política y a las instituciones a trabajar "con más empeño, más diálogo, respeto y cariño hasta arribar a una propuesta" que "interprete a todos, que de confianza" y una al país para dejar "definitivamente a un lado" al "maximalismo, (la) violencia e intolerancia".

 

Con este resultado el futuro para el país es desconocido. Lo único que está confirmado es que, por ahora, la Constitución que redactó la dictadura seguirá vigente, pero se desconoce por cuánto tiempo: si será por unos meses o por otros 40 años. En la previa de la jornada y ante los sondeos de opinión que anticipaban este revés para el progresismo, el gobierno anunció que impulsaría la conformación de una nueva Convención Constituyente -el órgano encargado de redactar el proyecto- sin la necesidad de realizar un plebiscito de entrada. Además, otros sectores políticos promueven reformas a la actual Constitución desde el Congreso, donde los posibles cambios serían menos ambiciosos que el que se rechazó este domingo por dos motivos. Primero, no sería una nueva Constitución, sino la actual con algunas modificaciones. Segundo, necesitaría del consenso y del visto bueno de la derecha, que en este proceso quedó relegada ante las victorias de candidaturas de izquierda e independientes. 

 

"No olvidemos por qué llegamos hasta aquí, ese malestar sigue latente y no podemos ignorarlo”, aseguró Boric y adelantó que este lunes recibirá a las autoridades de las Cámaras legislativas y de diferentes espacios políticos para alcanzar nuevos consensos y acuerdos para avanzar por otras vías con la iniciativa que aún no está muerta. Además, prometió "poner todo" lo que esté a su alcance para generar un "nuevo itinerario constituyente" que logre entregar un nuevo texto que, "recogiendo los aprendizajes del proceso, logre interpretar a una amplia mayoría ciudadana". También, llamó a "poner por delante de cualquier legítima diferencia y acordar a la brevedad los plazos y bordes de un nuevo proceso constitucional".

 

Lo que es cierto es que los próximos meses de Chile estarán marcados por la incertidumbre porque el proyecto del apruebo -con sus errores, limitaciones y críticas- proponía un camino definido: un Estado social con mayor presencia en la sociedad con un fuerte componente ecológico y de plurinacionalidad a partir del reconocimiento de los pueblos originarios. Por su parte, el rechazo únicamente levantó las banderas del no, pero sin mayores alternativas ni propuestas ante una demanda contundente de la sociedad: la necesidad de abandonar el modelo constitucional de la dictadura. Su campaña, marcada por la explotación de los errores no forzados de los sectores favorables, la difusión de fake news o la defensa de la tradición y la “estabilidad” chilena se quedó en las puertas del no sin abrir las hendijas de lo que vendrá. 

 

Durante la última semana, el legislador de ultraderecha Gonzalo de la Carrera golpeó al vicepresidenta del cuerpo, Alexis Sepúlveda, en el recinto y un grupo de personas atacó al hermano del presidente, Simón Boric. A medida que la jornada electoral se acercaba, la polarización creció y ya con los resultados conocidos, el oficialismo apuesta a reducir las diferencias porque las aspiraciones sociales de cambios no se reducirán únicamente desde la centroizquierda, sino a partir de un acuerdo político de todo el sistema. “Boric, hoy día debe ser presidente de todos los chilenos y todos juntos debemos avanzar. Chile no requiere más división”, aseguró Claudio Salinas, uno de los voceros del rechazo una vez que se conocieron las primeras tendencias.

 

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