PROYECCIÓN '23

Schiaretti cambia la estrategia para que la crisis no arruine su plan nacional

El gobernador movió su gabinete tras el escándalo del hospital neonatal. Reducción de daños y mensaje a la tropa. Marcos Juárez, termómetro de hoy y de 2023.

 

A lo largo de sus tres mandatos, Schiaretti había tenido que renombrar el directorio telefónico donde agenda a quienes integran su gabinete apenas dos veces, pero la salida de Cardozo es la primera que se produce luego de un coro de señalamientos opositores que pedían por el corrimiento del ministro. Si bien la investigación judicial todavía no lo coloca en el centro de la escena, todo el arco político no peronista lo apunta como el responsable político por el fallecimiento de al menos cinco bebés sanos en el Hospital Materno Neonatal Ministro Dr. Ramón Carrillo. Sobre Cardozo también cargan la supuesta decisión de ocultar la información respecto de lo que sucedía en ese centro de salud provincial, que salió a la luz hace apenas unas semanas y provocó un estrépito en la vida pública cordobesa.

 

Aunque los sondeos todavía no lo registren, el mayor temor en el schiarettismo es que la salida de Cardozo termine impactando en la imagen de la gestión, uno de los fuertes que siempre ha respaldado las ambiciones proyectivas del gobernador. En ese campo, hay opiniones divididas dentro del oficialismo. Así como hay quienes creen que la renuncia descomprime, también están quienes consideran que el equipo de gobierno “asume” las responsabilidades políticas y valida los pedidos de la oposición, a quienes desde un primer momento se había acusado de “usar políticamente” las muertes en el Neonatal.

 

Los rumores sobre el apartamiento de Cardozo venían circulando desde horas antes de confirmarse su renuncia. Los hechos se sucedieron vertiginosamente el jueves por la mañana. Cardozo tuiteó y el gobierno provincial informó el nombre de su sucesora. Todo en un lapso que no llegó a los 30 minutos. Por la tarde, Gabriela Barbás asumió como nueva ministra.

 

Casi en paralelo, un renunciado Cardozo era despedido con ovación en la sede del ministerio. Las imagen se viralizaron rápidamente y fue su esposa la que, a través de un puñado de posteos en redes sociales, cosechó dudas en torno a la forma en la que se había gestado el cambio en la conducción en la cartera sanitaria. “Cuando quienes deberían estar a tu lado optan por un silencio repudiable, aparece el ruido que te dice que hiciste las cosas bien. El tiempo te dará la razón”, escribió en uno de sus posteos, mientras que en otro se lamentó por “el daño que deciden hacerle a la salud de los cordobeses”. “Esto es lo que se pierden”, sentenció. En el oficialismo, como es costumbre, nadie contestó.

 

En busca de aceitar los mecanismos para recuperar el prestigio del ministerio lo más rápido posible, Barbás designó a su propia segunda línea y corrió del mapa a parte del funcionariado de mayor cercanía con Cardozo, en su totalidad militantes de vieja data de La Carrillo, la pata militante de la salud schiarettista. Ni bien asumió el cargo, ella misma se encargó de enumerar a algunos de los hombres y mujeres que serán clave para su gestión. Intentando cambiar el clima de tensión que pesa sobre su cartera, puso en funciones a las nuevas autoridades del Neonatal y se dispuso a recibir a las familias de las víctimas, pero el mensaje recibió respuesta negativa. Solo una de las madres aceptó el convite. “Son parte del mismo equipo. Ella ya estaba al tanto de todo esto y no nos ayudó en nada”, fue la explicación que ofreció el resto de las madres y abuelas que protagonizan la pelea que clama por justicia.

 

Barbás trabaja en la provincia desde 2006 y hasta el jueves se desempeñaba como secretaria de Prevención y Promoción de la Salud. Su rol fue clave durante la pandemia, donde integró la mesa chica del ministerio que coordinó el accionar cotidiano en el capítulo cordobés de la crisis sanitaria global. Posiblemente haya sido la funcionaria que más dialogó con la prensa durante aquellos meses. Schiaretti reconoció públicamente ese trabajo al tomarle juramento. También se lo reconoce a Cardozo, aunque posiblemente ya nunca lo mencione públicamente.

 

En medio de ese clima encendido, al que poco está acostumbrado el peronismo cordobés, el gobernador sigue proyectando su armado nacional. El viernes recibió a representantes nacionales del socialismo, fuerza con la cual construye en la Cámara de Diputados y la Legislatura cordobesa. Si nada se complica demasiado, las pistas respecto de las pretensiones de Schiaretti deberían acelerar su aparición en las próximas semanas.

 

La mirada urgente está puesta en el 11-S, el domingo en que Marcos Juárez elegirá nueva intendenta. Con la mesa llena de encuestas que anticipan un resultado favorable para su candidata en esa ciudad, Verónica Crescente, Schiaretti tendrá ahí un primer testeo de las consecuencias inmediatas de la crisis de gestión que le toca enfrentar. A lo largo de dos semanas, el desfile de referentes nacionales y provinciales por la ciudad hará inevitable que las críticas sobre el gobernador se multipliquen. En su reciente gira cordobesa, su otrora amigo Mauricio Macri ya empezó a marcarle la distancia.

 

Mientras tanto, la Justicia avanza en la investigación sobre los hechos en el Neonatal y la oposición continúa pidiendo las explicaciones que, hasta el momento, Cardozo se llevó consigo y el gobierno no da muestras de estar dispuesto a brindar. Del devenir de la crisis interna también dependerá la suerte de la administración provincial que termina agosto con una novedad: Schiaretti está dispuesto a mover piezas de su equipo para “salvar la pilcha”. Esa advertencia empieza a resonar en los pasillos y el mensaje sirve, también, para acomodar la tropa.

 

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