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Desde su balcón-tarima, CFK le echó nafta a la grieta en clave electoral

En el final del 17 de Octubre que le armó Larreta, la vicepresidenta habló para la multitud. "Dejen de competir a ver quién odia más a los peronistas", pidió.

El 17 de octubre de 1945, el pueblo peronista movilizó a la Plaza de Mayo para rescatar a Juan Perón de la cárcel de la isla Martín García. Al año siguiente, el coronel fue electo presidente. Este 27 de agosto, el pueblo peronista movilizó a la Recoleta para rescatar a Cristina Fernández de Kirchner de la cárcel simbólica que le armó Horacio Rodríguez Larreta -las vallas con las que le hizo una perimetral a la casa de la vicepresidenta-. Cuando CFK salió a agradecer el respaldo, la muchedumbre cantó "Cristina presidenta, Cristina presidenta". El año que viene hay elecciones. ¿Cristina candidata? Ciencia ficción. Puro juego de analogías. Sin embargo, ahora que la épica está -despertó cuando el kirchnerismo parecía en coma-, la vicepresidenta trajo a 2022 las urnas de 2023.

 

Desde su balcón-tarima, Cristina le echó toda la nafta que pudo a la grieta, otra vez protagonista central de la Argentina del loop. "Ahora que vienen elecciones presidenciales, les pido a los dirigentes de la oposición que dejen de competir a ver quién odia más y quién les pega más a los peronistas", chicaneó.

 

La vicepresidenta le adjudicó a la oposición el patrimonio de la violencia. Dijo que en las últimas jornadas ha sido víctima "del hostigamiento" de personas que, aseguró, la "insultaron", la "agraviaron" y la "amanezaron de muerte".

 

“El Partido Judicial pidió 12 años de condena por cada uno de los mejores años que vivió el pueblo argentino”, insistió Fernández de Kirchner con la metáfora sobre el ciclo K 2003-2015 que utilizó cuando hizo el descargo público que le había negado la Justicia.

 

Además, remarcó que en los últimos días, desde que se conoció el pedido del fiscal Diego Luciani, hubo manifestaciones en todo el país, pero que en “el único lugar donde se produjeron escenas de violencia fue en la Ciudad de Buenos Aires”, cuna del PRO, territorio gobernado por el presidenciable Larreta.

 

Para cerrar su discurso desde el balcón-tarima improvisado en la puerta de su casa, en la esquina de las calles Juncal y Uruguay, en el barrio porteño de Recoleta, la vicepresidenta les pidió a las miles de personas que se habían acercado a brindarle apoyo que fueran a descansar.

 

La aparición de Cristina ocurrió en el cierre de un día de máxima tensión por la decisión del intendente porteño de tabicar con vallas el acceso a la casa de la vicepresidenta, medida que provocó un giro en el fixture sabatino del Cristinapalloza y la movilización hacia el domiclio de la exmandataria. El resto, historia conocida: las vallas al piso, la Policia de la Ciudad con gases y camiones hidrantes sobre manifestantes y tres kirchneristas con cargo detenidos. Faltaba el balcón. CFK lo sabía.

 

Maximiliano Pullaro recibió patrulleros de la provincia de Buenos Aires
Martín Menem y Karina Milei.

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