LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) La tropa bonaerense de Elisa Carrió posa la lupa en las recientes declaraciones mediáticas de su jefa en dirección a la interna frentista opositora. Como contó Letra P, sus críticas a Cristian Ritondo, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, a quienes les endilga amistad y algo más con Sergio Massa, cerró la grieta entre halcones y palomas del PRO, aunque también fustigó a los radicales Facundo Manes y Gerardo Morales. “Lilita está muy dura con algunas cosas y tiene razón”, indicó a Letra P una voz de permanente diálogo con la fundadora de la Coalición Cívica (CC), espacio que aún ve incierto el horizonte con los movimientos intestinos de JxC: “Todavía va a correr mucha agua bajo el puente”, augura otra fuente de peso dentro de la guardia de Lilita que, de todos modos, desestima que las diferencias entre las tribus cambiemitas impidan “un acuerdo global”. En ese esquema, hay quienes siguen creyendo que la estrategia electoral del espacio sigue atada a la escudería larretista. Como fuere, al menos por ahora, la CC no modificará los trazos gruesos de su estrategia electoral en la jurisdicción madre de todas las batallas: sostener el “espíritu legislativo” del espacio, aspirando a crecer en el número de bancas dentro de concejos deliberantes y apenas un par de apuestas fuertes tendientes a tomar riendas municipales. Eso, sumado a la pretensión de seguir ganando terreno en la integración de gabinetes locales, con mayor ascendencia en aquellos administrados con el socio PRO.
La CC cuenta con una flota de alrededor de 40 concejales diseminados en toda la provincia de Buenos Aires, además de cuatro bancas en la Legislatura (dos en el Senado y dos en la Cámara baja). El próximo año será relevante ya que pone en juego sus cuatro escaños en el palacio legislativo provincial y una significativa porción de su volumen deliberativo. Crecer legislativamente y “al menos no perder” bancas será el cometido.
En ese marco, con la carencia de un aparato territorial que les haga sombra a sus socios mayoritarios y con la persistente identificación del sello a una sola figura de alcance nacional, las y los lilitos admiten que muchas estrategias locales están supeditadas a cómo se reconfiguren las cosas en el escenario interno frentista y en qué rincón acoplará su armado la CC. De todos modos, eso no impide que en numerosos pagos chicos ya existan apuestas.
A 2023, un nombre que suena fuerte para disputar una intendencia representando a la Coalición Cívica es precisamente el de su titular provincial, el senador bonaerense Andrés De Leo, quien ya manifestó públicamente sus aspiraciones a suceder a Héctor Gay (PRO) en Bahía Blanca. No es la única mano levantada en Juntos bahiense: su compañera de bloque en el Senado Nidia Moirano (PRO) también suena para la pelea, al tiempo que en el radicalismo son varias las figuras que se están anotando para el municipio. “Seguramente habrá una gran PASO para definirlo”, sentenció meses atrás a Letra P el propio Gay.
Roque Pérez también está en la mira de la CC. Allí, Juancho Cravero perdió en 2019 por ocho votos (con denuncias de irregularidades mediante) y buscará revancha, con el antecedente del triunfo de su padre, el exdiputado bonaerense Jorge Cravero, en las legislativas locales de 2021, por más de 25 puntos. Bajo ese cielo, en la Séptima sección electoral hay voces que aseguran que Cravero hijo irá por la intendencia y el padre, por una banca en la Legislatura.
Aunque no todo parece una ecuación simple. Fuentes importantes consignaron a Letra P que existen tensiones entre parte de la cúpula de la CC y los Cravero, en un contexto donde Juancho afina su sintonía con el PRO, tanto con el ala referenciada en el intendente olavarriense Ezequiel Galli (PRO), como con el ritondista Alex Campbell. De acuerdo a lo detallado por voces del territorio, el malestar de los Cravero radica en la incomunicación de Lilita y de otras figuras como la diputada Maricel Etchecoin. Flota allí el sentimiento de destrato a un armado CC que logró posicionarse seriamente con opciones de alcanzar una intendencia en 2023 y que cuenta con varias bancas en el deliberativo local. Aunque hay quienes ponderan que los Cravero persisten bajo el paraguas de la CC a partir de la “gran amistad” con De Leo.
En la Séptima, la CC tiene también otras referencias, como la diputada nacional y exintendenta de 25 de Mayo, Victoria Borrego, mismo distrito donde reporta la exsenadora Carolina Tironi y la concejala Marcela Bucci. En Bolívar, la guardia lilita tiene su anclaje en dos bancas locales, con Marichu Goyechea y Andrés Porris.
En algunos bastiones PRO, la CC interactúa armónicamente con la gestión local. Eso sucede en Tres de Febrero, donde gobierna Diego Valenzuela y la CC tiene representación en el Concejo con Fernando Trigo, exfuncionario municipal. En Mar del Plata, la administración de Guillermo Montenegro tiene al frente de su principal secretaría, el Ente Municipal de Turismo (Emtur), a uno de los referentes lilitos del distrito, Bernardo Martín, mientras que en el Concejo la CC registra un bloque de dos bancas, con Angélica González y Rosa Gonzalorena.
En Junín, el concejal lilito de extracción ruralista Rodrigo Esponda mantiene un buen clima con la gestión de Pablo Petrecca, a diferencia de los matices que empieza a plantear el ala radical. En Nueve de Julio, mientras los radicales conformaron un bloque aparte del que reporta al alcalde Mariano Barroso, el lilito Federico Pirotta, que ingresó este año en reemplazo del concejal Paolo Barbieri (que se fue a Vicente López), se acopló a la bancada de Juntos PRO.
En otro punto de la Cuarta sección, Bragado, distinto es el posicionamiento de la concejala de la Coalición, Carla Bruno, quien el año pasado desafió internamente a la lista bendecida por el intendente Vicente Gatica (vecinalista en Juntos) y, hacia 2023, asoma un incipiente entendimiento con la tercera lista que disputó en las PASO del año pasado, algo que, de darse, daría un escenario electoral parejo en la interna cambiemita.
En la Segunda, mientras en Pergamino la CC afina lazos con la gestión PRO de Javier Martínez (a través de su concejala ruralista Teresa “Tony” Caldentey), en el otro bastión a manos de Juntos, San Nicolás, las recurrentes denuncias de Lilita contra los Passaglia, hace que la CC no tenga lugar en el armado local. “Tampoco lo queremos”, aclaran voces seccionales.