PARANÁ (Corresponsalía Entre Ríos). El gobernador Gustavo Bordet dio indicios en los últimos días de un cambio de actitud que se evidenció en los modos y en algunos posicionamientos: pidió gobernabilidad para el Presidente, anuló una resolución del área de Educación que impedía los aplazos y ordenó la intervención de un pueblo. Si se erige un nuevo modelo de gestión y de táctica política o si, por el contrario, se trata de una isla en medio de la tranquilidad característica del modo de administrar el Estado y de construir política del mandatario es algo que, para descifrarlo, habrá que esperar. Por ahora, se pueden buscar pistas indagando en la naturaleza de los hechos.
Episodio uno. La palabra gobernabilidad asociada como necesidad a un Presidente es cosa seria y adquiere un ribete de mayor valía si quien la enuncia suele ser medido en sus declaraciones, como es este caso. Fue el mandatario entrerriano quien aseguró que la interna que se da en la coalición de gobierno a nivel nacional “no aporta ni le sirve a nadie” y pidió dar “gobernabilidad” a Alberto Fernández. Si bien Bordet realiza entrevistas, estas son infrecuentes. Está claro que quería hablar y decir lo que dijo, posicionándose así en el eje del debate nacional del Frente de Todos.
Ya había tenido alguna expresión mostrándose como uno de los dirigentes que pide la reelección del Presidente, esta vez se ubica en el centro de la escena pero en otro plano. Como dador -él y los gobernadores- de gobernabilidad, es decir, en un plano de poder hacía adentro de la interna. Aquí, nombrar la gobernabilidad es exigir empoderamiento pero es a la par estar en la posición de darla.
Episodio dos. Bordet ordenó dar marcha atrás con una resolución del Consejo General de Educación (CGE) que indicaba que no se podía calificar con menos de cuatro, en el primer trimestre, a estudiantes secundarios. “No comparto en absoluto la medida. Nadie me hizo conocerla antes de publicarla. Le he dado expresas instrucciones al presidente del CGE para que la anule y remueva a los funcionarios responsables de haberla implementado”, dijo. El gobernador es renuente a los cambios en su equipo de gobierno y cuando los hace son premeditados. Esta vez nadie lo esperaba y se conoció en una rueda de prensa. Cambio de funcionario y marcha atrás en una medida. Todo en vivo y sin aviso previo.
Episodio tres. El Ejecutivo envió a la Legislatura provincial un proyecto de ley para intervenir durante 180 días el municipio de Gilbert, en el departamento Gualeguaychú, removiendo al intendente Fabián Constantino (PJ), acusado de abuso sexual. Si bien al final la sesión no se realizó porque el jefe comunal pidió licencia, el gobierno había tomado la decisión, luego de meses de conocerse la denuncia, de intervenir un municipio, algo que no sucedió nunca desde la recuperación de la democracia a la fecha.
El hilo vertebrador de los episodios dos y tres son la toma de una decisión fuerte una vez que los hechos tomaron estado público no ya solo en la provincia si no en la prensa nacional. Bordet busca, así, hacer ostensible la sensibilidad ante los sucesos que trascienden las fronteras provinciales.
En temas particularmente sensibles, y usados como caballito de batalla por la oposición como la educación, resulta evidente que Bordet no puede permitirse posicionamientos que sean leídos por la sociedad como desinteresados en la materia o corridos del sentido común dominante del momento, que parece virado a la derecha en una provincia en donde Juntos por el Cambio viene de ganar las últimas elecciones y muchos lo dan con ventaja para las próximas.
El gobernador pelea, entonces, por mover de la modorra a su partido y, a la vez, mostrarse ante la sociedad como un gobernante de un espacio político que puede responder con inmediatez a sus reclamos. Si emerge, así, un Bordet más dinámico y dispuesto tanto a los cambios como a los posicionamientos fuertes o si fueron episodios espasmódicos lo dirá el devenir de los días.