Cuatro meses después del ajustado triunfo ante el peronismo, Diego Santilli ratificó en una reunión con sus asesores la continuidad de su estrategia política para instalarse como uno de los candidatos de Juntos para disputar la gobernación de Buenos Aires en 2023. El plan incluye la presentación de proyectos en el Congreso vinculados al empleo y a la seguridad, dos ejes de su plataforma de campaña anterior, y una intensa recorrida por el territorio, con énfasis en el conurbano de los millones de votos, pero también en el interior de la provincia. Sus visitas a territorio ya arrancaron: días atrás visitó Zárate, San Fernando y San Isidro y en breve desembarcará en Moreno, Mar del Plata y Ayacucho.
El cronograma se enmarca en una idea con la que el diputado nacional y su entorno insisten de manera recurrente: el triunfo en las elecciones de noviembre lo posicionó como el principal precandidato de cara al próximo año, pese al show de lucha libre entre dirigentes bonaerense por la sucesión de Axel Kicillof; sobre todo, atento al déficit de figuras taquilleras de la Unión Cívica Radical (UCR) en el principal padrón electoral del país. Aun así, el partido centenario intenta construir desde hace algunas semanas a un postulante propio, tal como lo hizo Martín Lousteau al lanzar a Martín Tetaz en un acto en el estadio Atenas de La Plata, mientras que otros por fuera del histórico sello, como Gustavo Posse, insiste con el viejo anhelo de ocupar el sillón Dardo Rocha con un armado geolocalizado en algunos pocos distritos. ¿Manes bonaerense? Aún, una incógnita.
Quizá por eso es que la usina de comunicación amarilla con base en la Ciudad de Buenos Aires, que tiene como principal garante a Horacio Rodríguez Larreta, orienta a Santilli como el principal candidato de Propuesta Republicana (PRO), sin desconocer las intenciones de otros dirigentes como Cristian Ritondo, con quien por cercanía y amistad el santillismo descarta una interna, o Néstor Grindetti y Julio Garro, a quienes observan de todos modos alineados detrás del diputado nacional una vez que expongan el volumen político y de gestión necesario para meterse en la discusión por los eventuales lugares en un gabinete amarillo.
“La coincidencia generalizada en Juntos es que el tiempo de este gobierno se agotó y que en 2023 nos toca a nosotros”, dice a Letra P un dirigente que trabaja a diario con el exvicejefe de Gobierno porteño. El optimismo reinante vuelve más tensionante la interna entre las tribus de la alianza opositora y, específicamente, la disputa al interior del PRO, en la que los principales referentes, Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich -aunque en menor medida, también María Eugenia Vidal-, pelean por quedarse con la cabeza de la conducción opositora.
De otro modo: creen que la ventaja que -confían- sacan en territorio bonaerense en las PASO al no tener enfrente a un candidato radical bien instalado la pierden en el ámbito nacional con una mesa tambaleante, sin un liderazgo único y ante la avanzada cada vez más mediática de sectores libertarios como los de Javier Milei.
Por lo pronto, aun en el mar de indefiniciones y tensiones internas, Santilli continuará con la agenda que diagramó hace unos días. Irá a recorrer Moreno, Mar del Plata y Ayacucho, distrito este último en el que participará de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra. Como lo hizo junto al presidente del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, no descarta sumar a dirigentes nacionales a esas recorridas, como Rodríguez Larreta o Miguel Ángel Pichetto.