"Es cierto, esta deuda la tomamos nosotros. Me hago cargo. Más allá de las participaciones, tuvo que ver con una decisión de nuestro gobierno. Algunos halcones me pegan por eso como a caballo en subida, como dicen en el norte. Pero no me importa, es una realidad", dijo el gobernador jujeño, Gerardo Morales, este martes, cuando promediaba el segundo día del plenario de comisiones para tratar el endeudamiento con el FMI. El titular del Comité Nacional de la UCR fue el único mandatario de Juntos por el Cambio (JxC) que asistió al encuentro y con su intervención dejó claro que jugará fuerte para lograr la aprobación del pacto, tal como esperaba que lo hiciera el jefe de la Cámara baja, Sergio Massa.
El tigrense y el jujeño nunca ocultaron la relación política que los une desde hace años. En diciembre, durante el fallido tratamiento del Presupuesto 2022, el vínculo no rindió sus frutos. Morales no pudo terciar para destrabar las negociaciones con el oficialismo. El mandatario estaba atravesado por las elecciones de su partido y no pudo poner en juego las fichas que suele utilizar en el recinto de Diputados, como mover a las bancas radicales de su provincia a favor de esa iniciativa que finalmente naufragó en una sesión maratónica.
En este caso el escenario fue muy distinto. Morales llegó al plenario empoderado. Lleva tres meses como cacique del centenario partido y se sentó como el único radical dentro de un pelotón hegemonizado por gobernaciones peronistas del Norte Grande, el espacio de lobby creado el año pasado por el entonces mandatario y actual jefe de Gabinete, Juan Manzur. El tucumano también formó parte de la demostración de poder, orquestada con anticipación junto a Massa y al jefe del bloque del FdT, Germán Martínez.
Morales buscó mostrarse orgánico, pero fue más allá de los límites discursivos que había impuesto la Mesa Nacional de JxC el domingo anterior. "De acá tenemos que salir aprobando el acuerdo e impidiendo el default", dijo antes de sacudirles a sus socios macristas. "La gente está harta de los sectores radicalizados tanto del Frente de Todos como de JxC y no ve resueltos sus problemas concretos", opinó el gobernador, en un doble juego que no pasó inadvertido.
El mandatario volvió a meter el dedo en la llaga de la interna de su coalición, pero sumó fuerza crítica para reforzar la negociación en dos aspectos: respaldar al jefe del bloque radical, Mario Negri, que promueve reformar el proyecto de ley, pero a la vez ayudar a marcar la cancha dentro del oficialismo, donde Massa mantiene una disputa silenciosa con Guzmán respecto a la arquitectura legislativa del texto.
El viernes pasado, cuando el Ejecutivo oficializó la presentación del proyecto con la letra chica, se corporizaron los planteos más críticos de JxC. Enseguida buscaron separar los dos artículos interrelacionados, con el objetivo de votar a favor de la autorización del Congreso para concretar el endeudamiento y, en paralelo, no respaldar el ítem que incluye el memorando de entendimiento, que contiene el programa para cumplir con las metas pactadas con el Fondo.
¿Un retoque al texto de Guzmán?
Apenas supo del planteo de JxC, Guzmán dijo que los artículos eran "inescindibles". La sentencia cayó como una piedra en el bloque del FdT y también en Massa, que no comparte la intransigencia del titular del Palacio de Hacienda. En esa tensión jugó Morales en su exposición, al sumar el planteo opositor pero empoderando a los negociadores que buscan una salida consensuada que cambie el texto.
En la noche del martes, al cierre de esta nota, Massa avanzaba en la redacción de un nuevo proyecto de ley. Una alta fuente confió a Letra P que el tigrense se había reunido con todos los bloques, mantuvo tres intercambios con JxC y a última hora llegó a mantener un diálogo con el staff del Fondo para terminar de cerrar un borrador. Luego se lo mostrará al presidente Alberto Fernández en una reunión de medianoche en Olivos. Si esas piezas ordenan el rompecabezas, el plenario de comisiones de este miércoles girará en torno a una posible salida que comenzó a definirse el día anterior, después de los pronunciamientos de los gobernadores.