SAN NICOLÁS (Enviado) El Frente de Todos pisó firme y dejó una foto poco habitual en la inauguración de la Expoagro 2022, la feria del campo que históricamente ha sido terreno minado para el peronismo y, sobre todo, para el kirchnerismo. El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, encabezó la comitiva que recorrió la cancha embarrada del agro sin perder el tono componedor, con la presencia del ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez; el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y el ministro del Interior, el camporista que ahora coquetea con el albertismo Eduardo De Pedro. La grilla peronista se completó con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien parece lanzar juego propio en un ambiente en el que se siente más que cómodo.
Antes del corte de cintas inaugural, la tropa oficialista compartió un breve tiempo con los organizadores del evento en la carpa principal, espacio donde también estuvieron la exgobernadora bonaerense y actual diputada nacional María Eugenia Vidal y el diputado Cristian Ritondo. Ni bien entró Kicillof al lugar, el dúo macrista salió por un lateral: mutis por el foro. Cuando José Aranda, del Grupo Clarín, junto a los dirigentes provinciales y nacionales, cortó la cinta simbólica, la delegación peronista, a excepción de Perotti, encaró una larga recorrida por varios stands con el gobernador bonaerense a la cabeza. El propio Kicillof hizo esperar por Berni y le pidió que lo escoltara junto a su jefe de Asesores, Carlos Bianco, y el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Javier Rodríguez.
Sin parar la marcha, el ministro Domínguez sacó a lucir, una vez más, su rol de moderador con el agro. “Tienen un ministro que los va a escuchar. No vine a hacer política, vine a resolver los problemas del sector”, respondió ante la consulta de algunos reclamos de productores rurales que se escucharon el fin de semana.
Esa es la impronta que propuso el Gobierno, al menos en el territorio: no somos enemigos, venimos a trabajar. No hubo mal clima, pero la tensión siempre existe. Tal ha sido el gesto componedor, que el camporista De Pedro se hizo presente en la feria y también en la cena de bienvenida oficial, servida el lunes por la noche. Recién llegado de España, desde donde había movido los cimientos de la agrupación que conduce el rebelado Máximo Kirchner con su militancia a favor del acuerdo con el FMI, el ministro se mostró dispuesto a ser el puente entre el kirchnerismo y el albertismo. “Hoy estamos presentes, con el Banco Nación y el Banco Provincia, apoyando a los trabajadores y al empresario agropecuario”, sostuvo.
A la hora de mostrar las cartas, en un discurso que brindó en el stand del Bapro, Kicillof repasó una serie de medidas y anuncios para el sector agropecuario. “Este gobierno subsidia a la producción, sobre todo para el pequeño y las cooperativas. Si al campo le va bien, a nosotros nos va bien”, definió y agregó: “Nuestro gobierno está obsesionado con potenciar la producción”.
Por último, pasó en limpio el vínculo que preserva con el agro, alejado de todo dogma y grieta. “Desde algunos medios han intentado fomentar una pelea que en el territorio no está. Si estuviéramos peleados, no daríamos créditos ni caminos ni obras rurales e hídricas”.
Poco después del acto, toda la tropa bonaerense pegó la vuelta hacia La Plata, sin pisar una sola de las minas esparcidas por el campo.