Por si la guerra abierta con el kirchnerismo no fuera poco problema que atender, al presidente Alberto Fernández se le abrió otra grieta con tropa propia. Con fundamentos y tonos propios de las entidades rurales, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, marcó distancia del Gobierno sobre el cierre de las exportaciones del complejo sojero. A través de su cuenta oficial de Twitter, cuestionó la decisión y señaló: “Se debe tener cuidado con incentivar la desindustrialización”. Una vez más, un tema que incide en la producción santafesina, como ocurrió con biocombustibles, la exportación de la carne y hasta en algunos puntos de la futura hidrovía, vuelve a tensar la cuerda entre ambas administraciones, pero en este caso con el agravante de la crisis que fractura al Frente de Todos a partir de la rebelión K en la votación del acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados.
El santafesino argumentó que “la suspensión de las exportaciones de harinas y aceite de soja, frenará el ingreso de las divisas que necesita el país”. Y en ese sentido aseguró: “Necesitamos agregar valor, generar empleos y lograr inversiones”.
De esta manera, al igual que con otras medidas que impactan directamente en la provincia de Santa Fe, Perotti se corrió de las decisiones de Nación y decidió no alinearse.
Las declaraciones del gobernador santafesino llegan después de que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca cerrara las exportaciones de harina y aceite de soja hasta nuevo aviso. La medida se tomó en medio de los rumores de un reajuste impositivo para el sector, en un contexto en que el Gobierno ya cerró el acuerdo técnico con el FMI y necesitará de recursos fiscales para poder cumplir la meta de de reducción del déficit consensuada con el organismo internacional.
El distanciamiento del mandatario se da además tras la demora en el pago de una histórica deuda por coparticipación que la Nación tiene con la provincia y el malestar que genera en el perottismo la ascendencia del rossismo en la consideración de la Casa Rosada.