Cuando todavía no terminó de disiparse la amenaza de Pablo Moyano de "reventar la Plaza de Mayo" por la resistencia del sector empresario a reconocer el Covid-19 como enfermedad laboral, el Ministerio de Trabajo vuelve a estar bajo fuego gremial. Esta vez no se trata de camioneros o transportistas, sino de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), que conduce José Voytenco y que hoy forma parte de la constelación moyanista. Con un pasado furiosamente antikirchnerista promovido por la conducción del fallecido Gerónimo Venegas, hoy el gremio de rurales, que ranquea en el top five de cantidad de afiliaciones sindicales, es protagonista de una puja de alto voltaje con el ministro Claudio Moroni: a una masiva movilización a la cartera laboral sumó la formalización de una denuncia penal contra el funcionario, al que acusa de violar la libertad sindical.
El conflicto se desencadenó por el retraso deliberado del Ministerio de Trabajo, según el gremio, para homologar los cambios aprobados en el Congreso Extraordinario que la UATRE realizó en octubre pasado. En esa ocasión, más del 80% del pleno de congresales del sindicato respaldó la continuidad de Voytenco, que asumió luego de la muerte de Ramón Ayala, y el desplazamiento de dirigentes acusados de manejos poco transparentes de recursos sindicales. Fuentes cercanas a Voytenco señalan que la falta de reconocimiento legal de las autoridades sindicales genera un sinfín de inconvenientes. Entre ellos, aparece la paralización de unos 5.000 millones de pesos de la organización que, sin contar con la desvalorización que sufren los recursos producto de la inflación, ya jaquea la cadena de pagos del personal del gremio y de la obra social.
"Nuestra querida UATRE está atosigada por actitudes egoístas que buscan ahogarnos gremialmente. Existe una sola persona culpable: es el ministro de Trabajo, que se niega a reconocer el Congreso Nacional. Le decimos al señor ministro, porque compañero no es, porque no representa los intereses de trabajadores sino de empresarios o políticos, que somos uno de los gremios más humildes de la tierra, pero que no se equivoquen porque tenemos las agallas de hacer valer nuestros derechos a lo largo y a lo ancho del país", disparó sin eufemismos Voytenco desde la puerta de la cartera laboral durante la movilización del jueves pasado, en la que afirmaron que el objetivo del ministerio es intervenir el sindicato.
En el Ministerio de Trabajo señalan que el Congreso en cuestión se llevó a cabo cuando aún regían las restricciones por la pandemia, pero en el mundo sindical se maneja otra hipótesis sobre el conflicto. Quienes siguen el caso creen que detrás de la decisión de Moroni hay una silenciosa puja por una de las principales cajas que manejan los sindicatos y que el ministro conoce en detalle por su pasado como funcionario: el negocio de los seguros. Se trata de una pelea por el manejo de las pólizas de sepelio en un gremio que cuenta con una masa de afiliaciones que se calcula entre 400.000 y 600.000, lo que convierte esta contratación en una abultada y preciada fuente de recursos que ya había quedado bajo los reflectores durante la gestión de Venegas.
Dos décadas atrás, cuando el Momo tuvo un accidente automovilístico cerca de su Necochea natal, estaba acompañado por Julio Raele, un hombre fuerte en el mundo del seguro señalado como supuesto testaferro del histórico líder metalúrgico Lorenzo Miguel. Raele fue mencionado también como parte de la trama de supuestos retornos que habrían cobrado integrantes de la UOM y que quedó expuesta en 2011, con la detención de un hombre del gremio metalúrgico cuando intentaba cruzar a Uruguay con 800.000 dólares no declarados.
Más cerca en el tiempo, quienes circunscriben la pelea a Moroni y la UATRE señalan que el ascenso y la consolidación de Voytenco reconfiguró el esquema de contrataciones interno del sindicato, en el que fue desplazado el Grupo Néspola, al que le adjudican vinculaciones con el funcionario nacional, y donde salió favorecida Surco Seguros. Cierto o no, la decisión de Moroni no le da tregua a su cada vez más caliente relación con los gremios alineados con Moyano.