En Santa Fe se terminaron el misterio y las escondidas. Las críticas internas y las opiniones políticas salieron por un rato del off the record y se hicieron gesto. Tanto en el oficialismo como en la oposición, las tribus se miraron cómplices y empezaron a blanquear lo que hasta ahora masticaban por lo bajo. Todo, enfocado en 2023.
Mientras que Juntos por el Cambio (JxC) viene con el loop del frente de frentes, que promete acordar o estrellarse por cansancio, el peronismo se mostró orgánico para empezar a hablar de futuro. La convocatoria del presidente del PJ provincial, Ricardo Olivera, a todo el mosaico peronista terminó formalizando no sólo la intención de la unidad, sino, también, la disconformidad con los pasos del gobernador Omar Perotti.
Hasta María Eugenia Bielsa volvió a la superficie en un marco donde todos se preguntaron qué pretende el gobernador y volvieron a cuestionarle no soltar prenda; ni verbal ni en la gestión ni en la política. “Alberto (Fernández) te puede gustar más o menos, se puede pelear con Máximo (Kirchner) o con Cristina (Fernández), pero sabe que gobierna en el marco de una coalición. Perotti, no”, sostuvo alguien que pasó por uno de los encuentros encabezados por Olivera.
La conclusión de las reuniones, de las que participaron el bielsismo, el Movimiento Evita, La Cámpora y el rossismo, es que ya tienen clavado el GPS en el tránsito hacia las elecciones y no en dedicarse a remontar una gestión que terminó encerrándose en el perottismo. De hecho, nadie hace fila por dar el salto al gobierno.
En definitiva, estas rondas pueden terminar siendo un mensaje al gobernador, más allá de si acordó o sólo aceptó realizarlas. Hay una señal: la futura mesa de acción, donde se cimentarán bases, se realizará con el PJ en el poder y no en la oposición, como hace suponer un encuentro de ese calibre. Perotti parece enfocarse en generar vínculos y gestionar y en evitar cargarse la mochila pejotista. El ejemplo se vio esta semana, cuando recibió al jefe de Gabinete, Juan Manzur en un entorno productivo y empresarial donde se sintió cómodo una vez más, alejado de las demandas del espacio.
A dos años de iniciado el gobierno tras más de una década en el llano, el PJ se encierra a discutir en una habitación sin paredes y eso que aún no se concretó el diálogo con el senador Armando Traferri, opositor al gobernador, quien confirmó a Letra P que asistirá el miércoles al encuentro. Sin embargo, muestra una ventaja respecto del desorden de JxC: ya tiene desde dónde partir. El Frente de Todos (FdT), con cortocircuitos y tensiones, se mantiene como alianza. La base está. La piedra tallada con las reglas, también. Llegará, de última, una interna. Quien pierda, ajo y agua.
Por su parte, los dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC) empezaron a medirse en el marco de la eterna búsqueda del frente de frentes. El radicalismo no duda, el Frente Progresista da vueltas y el PRO dice que ahora sí.
Esta semana, Carolina Losada mostró toda su impronta. Como sucedió durante la campaña pasada, comió varias fichas del PRO para sumar de a poco y sin prisa. Hubo una foto que pasó en limpio posiciones: el radical Maximiliano Pullaro, máximo impulsor del frente de frentes, junto al macrista Federico Angelini, que hasta ahora no daba el paso. “Estamos en camino de acercar a cinco o seis sectores; todos nos necesitamos para 2023”, blanqueo Angelini a Letra P. La frase bien podría haberla dicho cualquier peronista.