MALDITA INFLACIÓN

Massa 2023 o calabaza: el INDEC dispara una carrera de seis meses

Este jueves se conoce el IPC de noviembre. El superministro corre contra los precios: si les gana, será candidato; si pierde, ducha fría de humildad.

Sergio Massa prevé definir hacia abril o mayo si será candidato presidencial el año próximo o dejará pasar la chance a la espera de un tiempo más propicio. Para que ocurriera lo primero, algo que desea parte de un peronismo que se siente huérfano desde el renunciamiento de Cristina Kirchner, deberían darse varias condiciones. Una, obvia, es que las encuestas le den mejor que hoy, escenario para lo que encuentra aliento en un nivel de rechazo –el dato clave en un proceso que parece marchar inexorablemente hacia un  ballotage– que parece comenzar a reducirse. Dos, para que eso fuera posible, que la inflación desciendiera para ese momento a menos de un 4% mensual. Tres, que la tendencia sea la de una caída perceptible, de al menos seis meses consecutivos. Si esto fuera a ser así, la cuenta regresiva se activaría hoy, cuando el INDEC dé a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre, el que, Precios Justos mediante, podría ser no solo menor que el 6,3% de octubre, sino comenzar con cinco…

 

El congelamiento negociado, en tanto, se extiende. Por un lado, productores de ropa que habían prometido estabilidad hasta el 1 de diciembre ahora se estiran hasta el 28 de febrero. Además, las empresas productoras de zapatillas aceptaron reducir sus precios en un 20% y el esquema se repetiría con las fabricantes de indumentaria deportiva. Esos sectores han contribuido mucho en los últimos meses a la espiralización del IPC, aprovechando el éxito de su lobby proteccionista para recomponer sus márgenes de ganancia a lo loco.

 

El partido del superministro es difícil y se juega a fondo. Mientras, el perro de la inflación se muerde la cola con la suba de tarifas, surgen indicios de que el intercambio de información tributaria con Estados Unidos sería más restringido que lo anunciado, el blue sorprende con uno de esos empinamientos que llaman la atención –cerró a 320 pesos, su máximo desde julio– y el dólar soja ya no da garantías de cumplir con las previsiones iniciales.

 

Fuente: infodolar.com.

 

A las tres condiciones anteriores hay que agregarles una cuarta: que el alivio de una eventual merma de la inflación le llegue a la población, lo que requeriría una mejora urgente de los ingresos. La UOCRA cerró una revisión de paritaria que supera, punta a punta, el IPC del año, pero ese es un privilegio del que solo gozan los sectores con una representación potente. Para el resto, el tobogán enjabonado se extiende ya desde hace cinco años. Por caso, los periodistas desamparados por la inefable UTPBA.

 

Con Massa o sin él, el plan electoral del Frente de Todos es exactamente ese –menos inflación y mejores ingresos–, para lo cual el Gobierno se puso finalmente manos a la obra con el anuncio de dos bonos de fin de año, uno de 24.000 pesos para los trabajadores y las trabajadoras en blanco que perciban un salario neto menor a 186.000 pesos; el otro, de 13.500 pesos para los 4,4 millones de personas receptoras del plan Potenciar Trabajo. Como dice Alberto Fernández, se empieza por los últimos, aunque a Massa le gustaría auxiliar también a su mimada clase media.

 

A ese sector, el ministro viene de otorgarle un alivio por el lado del impuesto a las Ganancias, pero el ajuste en marcha le impide ir más allá y el ajuste no es cuento: según Analytica, el gasto primario real cayó 23,9% mensual en la primera semana de este mes y 52,1% interanual.

 

Esa cuenta tiene una tendencia clara a la baja, aunque en el corto plazo va y viene: acicateado por las obligaciones y ante el surgimiento de pedidos de ayuda frente a supermercados –ese clásico inquietante de diciembre–, el Gobierno amplió su Presupuesto en 1,5 billón de pesos.

 

El fiscal de Reconquista, Aldo Gerosa, al borde de la destitución. 
Osvaldo Fernández y Rogelio Frigerio.

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