El efecto "te rompo la cara" que acuñó el video que reveló Letra P impactó en cámara lenta dentro del bloque del PRO en Diputados. En la filmación, grabada durante la presentación del segundo libro del expresidente Mauricio Macri, se ve a la exministra de Seguridad Patricia Bullrich amenazando al jefe de Gabinete porteño Felipe Miguel con golpearlo si la vuelve a tratar de "funcional al kirchnerismo". La escena revela un nivel de tensión poco conocido, pero habitual en la interna macrista, especialmente entre la titular del PRO y el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta.
En la coalición opositora hay quienes banalizan el momento y otros lo consideran un pico de tensión inédito. Pero coinciden en que no cayó en un buen momento y se mantendrá en suspenso hasta este martes por la mañana, cuando Mauricio Macri reciba en su casa de Acassusso a las principales figuras del partido que fundó hace tres lustros para buscar una tregua. Desde hace meses sobrevuela una crítica cruzada: la Mesa Nacional de JxC se reúne, pero no ordena las internas, ni baja una línea para intervenir en distintos frentes. Uno de los más complejos es el legislativo, donde la coalición opositora tuvo votos en contra, a favor y abstenciones. El video de la bravata de Bullrich se incrustó en ese contexto tirante.
Entre las 53 bancas que conduce el exministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo sólo hay una preocupación: que el conflicto escale y ponga en riesgo la cohesión del bloque. La tropa de Larreta considera que fue Bullrich la más interesada en filtrar el video y que lo hizo con el respaldo Macri. Cree que es otro paso más de la táctica que despliega hasta que decida qué hacer el próximo año. En distintos rincones del conglomerado macrista las fuentes consultadas dan por sentado que el expresidente decidirá su futuro recién en marzo o abril de 2023.
Si las encuestas le devuelven un espejo competitivo, podría inclinarse por una segunda candidatura presidencial. Si no mejora se quedará donde está, pero ahora está enfocado en fortalecer su influencia, especialmente sobre quienes podrían transformarse en un obstáculo. "Yo quiero ser presidente, no un líder, eso dejáselo a Mauricio que le gusta", le han escuchado decir a Rodríguez Larreta cuando le preguntan sobre el duelo ciego que mantiene con el expresidente como mayor garante de Bullrich, una amenaza directa a sus planes de poder. El martes, antes del desayuno, tendrán un encuentro cara a cara.
"Patricia tiene todo prestado. Los dirigentes que va sumando son impulsados por Macri", advirtió un larretista. Entre los legisladores que se referencian en el alcalde aseguran que detrás de la hiperactividad de Bullrich está el expresidente. Incluso cuentan que en un grupo de whatsapp del bloque distintos integrantes revelaron que apoyaban a la titular del PRO en sus declaraciones más duras y en las embestidas contra Larreta porque Macri se los había pedido.
Los planteos surgen de la incomodidad que les generan los encontronazos de Bullrich contra Rodríguez Larreta. El tema se respira dentro de un bloque conducido por Ritondo, que ahora es aliado de la titular del PRO y del expresidente y se enfrenta a su compañero de bancada Diego Santilli, que también construye su candidatura a gobernador por la provincia de Buenos Aires, pero con el abierto respaldo de Rodríguez Larreta.
En el bloque macrista esperan que la reunión del martes funcione como un ordenador y no como un acelerador de la interna. "Los encuentros del PRO siempre son buenos. El encuentro del martes será así, bueno, de mucho diálogo. Hasta ahora ha sido el bloque más unido de la cámara y no hay motivos para que eso cambie, más allá de las internas que hay ahora", le dijo a Letra P una voz prominente del bloque amarillo. Si bien admite que las diferencias "ahora están más marcadas", anticipa que nadie impedirá que "en el bloque todos aporten sus opiniones", pero advirtió que primará la disciplina partidaria. "Se vote como bloque, no como individuos", advirtió la fuente consultada.
Con ese mar de fondo, las tensiones se dispararon a fines de agosto, luego del operativo que habilitó el alcalde alrededor del edificio donde vive la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Cuando la Policía de la Ciudad instaló un vallado en la esquina de Juncal y Uruguay comenzó una pulseada interna que pasó inadvertida ante el despliegue de los efectivos, la represión que se desató contra la militancia que estaba en el lugar y la marcha atrás que tuvo que dar la administración porteña poco después. Nada impidió que los jefes del operativo promovieran la detención de funcionarios y legisladores kirchneristas y que incluso agredieran al hijo de la vicepresidenta, el diputado Máximo Kirchner.
Al día siguiente, Bullrich criticó el operativo y dijo que no tendrían que haber quitado el vallado. El mensaje le cayó pésimo a Rodríguez Larreta y ordenó a sus funcionarios a contestarle. Tanto el ministro de Seguridad, Marcelo D'Alessandro, como el jefe de Gabinete la acusaron de "ser funcional al kircherismo". En el bloque del PRO cuentan que Bullrich está juntando bronca desde entonces y que eligió ese momento para cruzarlo al ministro coordinador larretista. En el conglomerado que conduce Ritondo, los diputados y diputadas que habían asistido a la presentación del libro de Macri ya sabían del cruce. El incidente fue considerado como una exhibición más de la tensión interna que se respira en JxC.
La regla que pactaron es que la unidad está por encima de todo, pero con los cruces de esta semana, la tropa más cercana al alcalde no descarta hacer un planteo orgánico para advertirle a los exégetas de Bullrich que si siguen en esa línea, podrían distanciarse o exigir otro mecanismo de convivencia interna.