#17N ELECCIONES 2023

Luche y vuelve, la porfía impermeable del incorregible ser peronista

La epopeya del regreso del exiliado expresidente Juan Domingo Perón al país, de la que se cumple medio siglo este jueves, es una marca grabada a fuego en la piel del peronismo. Tras ser derrocado en 1955, prohibida la mención de su nombre, proscripto su movimiento y perseguida su feligresía, el retorno al país del líder depuesto estuvo soportado por una épica resistencia popular de 18 años a la censura, la estigmatización y los fusilamientos. La fuerza de la esperanza de aquellos años estaba cifrada en una consigna que la militancia peronista abrazó con el corazón y con el cuero: Luche y vuelve.

 

La resurrección entre las cenizas es una progresión dramática que asegura una narrativa de alto impacto, como lo atestiguan centenares de exitosos libretos de ficción, de la Biblia a Hollywood. Forjada con sangre, lágrimas y muertes, aquella lucha de la militancia se coronó con algo que parecía imposible: el retorno del General a la Argentina en 1972 y, meses después, al poder.

 

De un modo trágico, los acontecimientos históricos que sucedieron a aquel regreso fueron, también, la precuela de una frase que se volvió fetiche en el panperonismo en la campaña presidencial de 2019: "Con volver no alcanza". A juzgar por los resultados, la sentencia se transformaría en comprobación empírica casi tres años después del experimento del Frente de Todos en la Casa Rosada.

 

La convocatoria de Cristina Fernández de Kirchner este jueves en el estadio Diego Armando Maradona de La Plata llega envuelta por estos perfumes y en medio de cierta sensación de lanzamiento de cara a 2023. Una reminiscencia a 2017, otro “volver a empezar” reforzado por la fecha elegida, entronizada como el Día de la Militancia por la liturgia justicialista.

 

"Éramos un pueblo alegre. Los recuerdo aquel 9 de diciembre de 2015. Volvamos a recuperar esa alegría de que el sueldo alcanzaba, de ir al trabajo, de saber que había futuro. Esa alegría nos la merecemos los argentinos y las argentinas", dijo CFK hace dos semanas en su discurso en la UOM de Pilar, que marcó su reaparición tras el intento de asesinato que sufrió el 1 de septiembre.

 

La reivindicación de sus gobiernos viene siendo la referencia repetida de la vicepresidenta para marcar sus diferencias con la administración que encabeza Alberto Fernández. Cristina propone tomar como ejemplo ese pasado en el que “había futuro”. "Podemos hacerlo de nuevo, porque ya lo hicimos", sintetizó.

 

Sin entrar en el análisis arduo que supondría cotejar las posibilidades de implementación en la actualidad de las políticas que el kirchnerismo desarrolló entre 2003 y 2015, de la que tampoco hay consenso en la sociedad sobre sus resultados, la invitación a volver a aquellos años puede resultar eficaz en términos de identificación política y emocional, pero abre interrogantes profundos sobre el manual de instrucciones para timonear lo que viene.

 

En un ejercicio tautológico, flota en el discurso de CFK un nuevo “vamos a volver”, ahora para poder regresar a aquellos años en que “éramos un pueblo alegre”, y no como en 2019, que fue un fiasco.

 

¿Para qué?, diría Mauricio Macri. El objetivo de CFK parece claro. El cómo es otro cantar, pero aparece como un desafío abismal para un movimiento político cuya base social y electoral se ha fragmentado de manera estructural en la última década producto de la pobreza, la desigualdad y la flexibilización del mercado laboral.

 

"Voy a hacer lo que tenga que hacer para lograr que nuestro pueblo, nuestra sociedad, puedan organizarse en un proyecto de país que recupere la ilusión, la fuerza y la alegría de nuestra gente", dijo Cristina en Pilar. Su nutrida legión de militantes se ilusiona con que dé alguna una pista más este jueves. A un año de las elecciones presidenciales, la porfía impermeable del peronismo por conjugar el verbo "volver" se pone en escena otra vez. La historia está llena de ejemplos para no repetir. 

 

 Como se afirmó más arriba, con volver no alcanza. Es más. Como diría Heráclito, volver no se puede. La política es un arma cargada de futuro.

 

Horacio Rosatti se pone al frente del cambio de procedimiento penal federal. (NA)
La fiscal general de Santa Fe María Cecilia Vranicich.

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