Si el país arde, ¿cómo no va a arder la política? Así, si un rato le toca a la oposición, al siguiente le toca al oficialismo.
Si el país arde, ¿cómo no va a arder la política? Así, si un rato le toca a la oposición, al siguiente le toca al oficialismo.
La idea de juntar a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner en un acto común por el 17 de octubre naufraga en medio de nuevos-viejos desacuerdos. "No hay diálogo y casi no hay contactos", informa Pablo Ibáñez en eldiarioar. El periodista anticipa que el kirchnerismo apunta a la realización de un acto propio, "el 27 de octubre, aniversario de la muerte de Néstor Kirchner". ¿Otra vez sopa?
Sí, pero de un modo más serio. Las discrepancias entre el Presidente y la vice –o viceversa– tuvieron en Martín Guzmán un chivo expiatorio perfecto. Hoy, con Sergio Massa en el Ministerio de Economía, el Frente de Todos ya tiene toda la carne en el asador y no puede seguir disimulando que el problema de fondo es la divergencia de la dueña del mayor caudal de votos del panperonismo respecto de todo lo que la acompaña. Es más, la dilución del poder presidencial y la centralidad del extitular de la Cámara de Diputados ya hace un tanto anecdótica la rivalidad entre Cristina y Alberto. La crisis política del oficialismo ya infecta el hueso.
El desacuerdo para la realización de un acto es casi una anécdota. Más interesante es registrar otros elementos de tensión, vinculados, de modo poco sorprendente, con la reaparición del vocero oficioso del cristinismo disconforme, el lanzallamas designado Andrés Larroque.
Como es más sencillo, el secretario general de La Cámpora arrancó por cuestionar a un albertista, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, a quien le achacó “un déficit en materia de gestión". Eso se vio, dijo, en la demora para solucionar el conflicto del neumático, pero la cuestión va más allá y excede a ese funcionario, que vive con los pies a diez centímetros del suelo. "De ninguna manera los enemigos pueden ser los trabajadores y las trabajadoras (…). No se puede deslegitimar el reclamo de quienes generan la riqueza del país", esto es, los trabajadores, explicó Larroque en declaraciones a radio Futurock. El zamarreado se defendió y dijo en Diputados que es muy difícil recuperar los salarios con estos niveles de inflación. Fue un poco autocomplaciente, pero no dejó de decir una verdad.
Más allá de eso, cabe recordar que no fue precisamente Moroni quien, a entender de "El Cuervo" –más bien de Cristina Kirchner–, tomó partido pública y totalmente por las empresas: fue el propio Massa quien habló, cuando el conflicto parecía paralizar a la industria automotriz, de “extorsión" del SUTNA. Por ahora, es más conveniente no mencionar al segundo, pero las tensiones con él ya no se pueden ocultar.
El problema económico y político del Frente de Todos no es otro que el naufragio del salario, cuya resolución depende del hombre que pidió casi todos los resortes de gestión y, con eso, asumió las respectivas responsabilidades políticas.
La vice ya le había sacado tarjeta amarilla al superministro tras la difusión de los datos de pobreza e indigencia del primer semestre, que la llevaron a reclamar más acción en el control de lo que hacen las empresas formadoras de precios de los alimentos. En su programa Brotes Verdes, que emite C5N, el periodista Alejandro Bercovich brindó el martes inquietantes estadísticas sobre el largo colapso de los salarios –que sigue sin revertirse–, así como del aspecto bastante más grave que adoptan la pobreza y la indigencia si lo informado por el INDEC se desagrega en trimestres, con un período abril-junio para el espanto.
Habrá un bono-alivio para la parte más postergada de la sociedad, pero se discute por cuántos meses será. Asimismo, el aumento de las tarifas de luz vuelve a ser demorado por la presión cristinista.
Por otro lado, el ministro massista de transporte, Alexis Guerrera, anunció para diciembre un aumento promedio del 40% de los pasajes en colectivo y tren en el área metropolitana.
Las necesidades sociales colisionan con los compromisos fiscales con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se pretenden cumplir, y esa tensión se traslada a la interna de Todos.
Para peor, unas y otros se hacen más acuciantes en un contexto en el que la inflación apunta al 100% en el año y no da, precisamente, señales de bajar de ese umbral peligroso en el 2023 electoral.
Sería fácil, pero injusto decir simplemente que Cristina tiene razón y que Massa se equivoca. La realidad, triste, es que la situación del país es tan compleja que todo constituye una frazada cortísima. En otro aviso a Massa, Máximo Kirchner se preguntó "por qué nuestro país fue puesto de rodillas por las cerealeras. Hubo que generarles otro dólar para que liquiden lo que producen en nuestro suelo y que es parte de la riqueza y de los bienes naturales de nuestra patria". Sencillo, diputado: porque no hay dólares en el Banco Central y porque, tras el fin de ese incentivo, la autoridad monetaria volvió este miércoles, después de 21 ruedas, a perder reservas, esta vez por 34 millones de dólares. Las semanas que vienen no serán sencillas al respecto.
Mientras se pospone la cuestión espinosa de cómo volver a convencer al complejo sojero de que liquide a partir de fines de marzo sin ese tipo de cambio especial, otros sectores salen a pedir el suyo: ahora las empresas productoras de lácteos prometen aportar 500 millones de dólares extras con los incentivos correspondientes.
Como dijo este miércoles Ariel Maciel en desPertar, el newsletter de Letra P, y vale la pena reiterar, "la multiplicación de dólares paralelos le metió leña a un fuego que ya desalineó todas las variables de la economía". Devaluar, se sabe, sería una alternativa ruinosa… Mientras se discute y se discute, la inflación vuela, licúa el gasto y los salarios y hace el ajuste que Todos niegan.
Extrovertido, Larroque dejó en claro que, para el cristinismo, la suspensión de las PASO es algo más que "un debate abierto", como dijo recientemente Fernández. El entrerriano Gustavo Bordet –un aliado del Presidente– se sumó a la lista de los gobernadores que insisten en que se dé ese paso. El jefe de Estado parece quedarse solo en la ficción de que su candidatura a la reelección podría sobrevivir, camuflada, en unas primarias y apenas la prioridad que tiene el Presupuesto 2023 y la conveniencia de no pudrirla hoy mismo con la oposición impiden que el oficialismo avance ya en esa cuestión..
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