LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) La amenaza de una ola amarilla que se lleve puestas la nación, la provincia y distritos que gobiernan el peronismo y la falta de un reemplazante de peso que pueda cumplir con la tarea de ordenar Avellaneda terminaron empujando a Jorge Ferraresi a anunciar la vuelta anticipada a su pago chico. El todavía ministro no pierde tiempo: ya trabaja en recomponer o mejorar relaciones con diversos sectores afines, con el objetivo de robustecerse no tanto debido a las postulaciones que pueda presentar Juntos como a las eventuales consecuencias que pueda acarrear la nacionalización de la campaña que sufren las intendencias lindantes a la Ciudad.
Como muchos de los distritos del primer cordón del conurbano, el que comanda a distancia el titular de la cartera de Desarrollo Territorial y Hábitat está fuertemente influenciado por la agenda nacional impuesta por los medios de comunicación hegemónicos, así como de la impronta porteña pintada de amarillo. En otras palabras: es un distrito en peligro para el FdT si la ola amarilla se vuelve tsunami, pese a que Ferraresi y su gestión cuentan con altos niveles de aprobación, lo que, por caso, lo puso a salvo en elecciones donde Juntos por el Cambio pisó fuerte.
En 2015, cuando la ola amarilla arrasó incluso en la provincia de Buenos Aires de la mano de María Eugenia Vidal, Ferraresi logró retener el distrito: lo hizo con el 47% de los votos. Cambiemos sumó 31%. En 2019, con el macrismo en caída libre y el peronismo unificado en el Frente de Todos, el resultado fue mucho más contundente (60% - 32%). Es en las legislativas donde los resultados suelen ajustarse: en 2017, Unidad Ciudadana se impuso por apenas cuatro puntos (42% - 38%) y en la elección de 2021, por nueve (48% - 39%).
En el entorno del intendente analizan que el panorama actual es más preocupante que el que se planteaba en 2015, cuando el candidato presidencial Daniel Scioli sufría el desgaste de las dos gestiones de Cristina Kirchner. “Jorge (Ferraresi) tiene que estar en el distrito, ordenar él en el día a día, caminar y potenciar al máximo la gestión, además de que estar a esta altura en el gobierno nacional no ayuda a reforzar su imagen, pese a la buena gestión que está haciendo… más bien, todo lo contrario”, analiza un hombre de su círculo cercano en diálogo con Letra P.
Ferraresi fue uno de los jefes comunales que al desembarcar en el gabinete se recostaron sobre la figura de Alberto Fernández; fue el primer ministro en hablar de la reelección presidencial, pese a haber sido su distrito “la cuna de la resistencia” kirchnerista durante los años de Mauricio Macri en la Casa Rosada. Sin embargo, aquel fue otro tiempo. A partir de los fracasos sucesivos del primer mandatario, volvió a inclinarse por el Instituto Patria.
Cuando desembarcó en el gabinete presidencial, en noviembre de 2020 tras la salida de María Eugenia Bielsa del Ministerio de Vivienda, Ferraresi dejó al frente del distrito a Alejo Chornobroff, un personaje de poco peso y trascendencia distrital y con bajos niveles de conocimiento en la población. En estos años no le dieron espacio para crecer y terminó siendo un dirigente que ejecutaba órdenes para que un jefe comunal por poder de decisión.
Más peso político que él tiene la actual secretaria de Gobierno y esposa de Ferraresi, Magdalena Sierra, quien tras el pedido de licencia de su esposo decidió renunciar a su banca en el Congreso para comandar la jefatura de gabinete municipal. Sin embargo, Sierra no es Ferraresi; no lo es para el electorado y menos aún para la tropa propia, dentro de la cual encuentra resistencias. Así las cosas, a partir de la puerta que abrió Juan Zabaleta con su vuelta a Hurlingham, decidió ponerse él mismo, de nuevo al mando.
Hace tiempo que a Ferraresi le preocupa el rumbo del distrito y viene ocupándose en desactivar algunos ruidos internos, temas de los que nunca antes se había ocupado. Hizo las paces con un histórico rival interno, el titular del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda, Hernán Doval, quien en conjunto con el rector de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), Jorge Calzoni, y la diputada nacional del Frente Renovador Mónica Litza comenzaban a dar indicios de una alianza sólida para pelear por el sillón principal.
Ferraresi fue uno de los que participó la semana pasada de la cumbre de dirigentes del Frente de Todos en la residencia oficial de la gobernación, en La Plata, que encabezaron Axel Kicillof y Máximo Kirchner. Allí, en medio de pases de factura y tensiones, se analizó en profundidad el panorama electoral de cara al próximo año y comenzaron a delinearse estrategias para intentar blindar el conurbano.