“Se siente, se siente, Cristina presidente”. El clamor surgió del corazón del microcentro porteño, apenas Máximo Kirchner comenzó su discurso y mencionó a la vicepresidenta. Fue el momento más efusivo de la concentración por el Día de la Lealtad, motorizada al sitio histórico del 17 de octubre de 1945 por los gremios de la corriente sindical kirchnerista, el líder camionero Pablo Moyano, La Cámpora y un puñado de intendentes del conurbano. La Plaza de Mayo quedó grande para el volumen que al final alcanzó la movilización, con claros en el histórico escenario de habituales marchas, y con un aparato peronista que trabajó a media máquina este lunes.
La posible candidatura de la expresidenta sobrevoló la marcha kirchnerista, a modo silvestre, entre pancartas alzadas por la militancia, con un acto formal que tuvo como oradores centrales al presidente del PJ bonaerense y líder de La Cámpora, a los titulares de la dos CTA, Hugo Yasky y Hugo Godoy, y el secretario gremial de la CGT, Mario Manrique, pero no a Pablo Moyano, que sorpresivamente no tomó la palabra, por decisión propia, según pudo saber Letra P.
“El desafío por delante no es ver quién tiene lugar en las listas”, fue una de las frases destacadas de Kirchner, que respondió a los Gordos de la CGT, que más temprano en Obras Sanitarias hicieron su propio acto para conmemorar la fecha de nacimiento del movimiento peronista, y al Movimiento Evita, que concentró en La Matanza. Los dos sectores que también forman parte del oficialismo habían pedido mayor participación electoral y política en el Frente de Todos.
La postal política que dejó la marcha por el Día de la Lealtad mostró el debut del dispositivo callejero de la alianza entre Kirchner y Moyano, que se mostraron juntos en un abrazo bajo el escenario, plasmado en una foto difundida por los voceros oficiales. Con todo, la concentración dejó sabor a poco. La mitad de la plaza que se destinó a la manifestación lejos estuvo de estar colmada. Desde el Cabildo hasta la Pirámide de Mayo, donde estuvo ubicado el escenario, se notaban varios huecos.
La columna de La Cámpora, que ingresó por Diagonal Norte desde el Obelisco hacia la Plaza, las de Camioneros y SMATA, que entraron por Avenida de Mayo, fueron las más numerosas. Con las tradicionales pecheras verdes, los afiliados a Camioneros coparon el centro de la plaza hasta el Cabildo, donde colgaron una gigantesca bandera. Otros gremios, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Judiciales y La Bancaria, también se movilizaron en columnas nutridas.
La contracara fue la de los intendentes del conurbano bonaerense, que iban a movilizar, pero apenas si marcaron su presencia en la plaza con algunas banderas. Alejandro Granados (Ezeiza), Fernando Espinoza (La Matanza), Ariel Sujarchuk (de licencia en Escobar) y Fabian Cagliardi (Berisso) fueron algunos de los que movilizaron. Pero las columnas del Gran Buenos Aires mostraron apenas un puñado de integrantes en la foto completa. Para las 15, una hora antes de que arrancaran los discursos sobre el escenario, la locutora del acto festejó que ya había “50.000 personas” en la plaza. No volvió a hacer más referencias a la cantidad de asistentes.
En los puestos de merchandising se destacaron los productos con los rostros de Eva Perón y Juan Domingo Perón; además de las de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. No se veía, por el contrario, la cara del presidente de la Nación y del PJ Nacional, Alberto Fernández, el gran ausente del 17-O, que celebró el Día de la Lealtad lejos, con un acto de inauguración de obras.
Sobre el escenario, en la primera línea se ubicaron Moyano, Kirchner, y el gobernador Axel Kicillof, junto a integrantes de su gabinete, como Andrés Larroque, además de la referente de Madres de Plaza de Mayo, Taty Almeida, intendentes y el resto de los dirigentes sindicales. Sorpresivamente, el camionero no estuvo en la lista de oradores que abrió Yasky y cerraron Kirchner, anteúltimo, y Mario “Paco” Manrique, secretario gremial de la CGT y ariete del kirchnerismo en la pulseada dentro de la central obrera.
Además de la batalla por los lugares en las listas, en los discursos se reclamó un aumento de salarios por suma fija, reforzar los ingresos de los sectores vulnerables y controlar los precios de los alimentos. Pero la pulseada política interna que se viene quedó flotando en el aire, más que cualquier otro tema.