PROYECCIÓN ‘23

El momento más difícil de Kicillof

Corre de atrás a Juntos, sufre la “moda” Milei en el electorado joven y lidia con Berni y la Bonaerense. La esperanza de un shock redistributivo massista.

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Ni Axel Kicillof ni su equipo de asesores encargaron este año encuestas de intención de voto en la provincia de Buenos Aires. Para las elecciones falta muchísimo, dicen, y las mediciones en este contexto no son muy confiables. Por ahora, prefieren concentrarse en analizar el impacto de la gestión, con estudios más cualitativos que cuantitativos. Si cambiaran de idea y pidieran encuestas de voto, verían lo que muestran la mayoría de esos sondeos, algunos de los cuales circularon estos últimos días por los celulares de varios de esos funcionarios. Uno de esos sondeos, por ejemplo, muestra a Juntos como el espacio con más intención de voto en el territorio del 37 por ciento del padrón electoral nacional. Si bien el gobernador es el candidato con más porcentaje propio (poco menos que el 30%), la coalición opositora lidera las mediciones si se suma lo que cosechan Diego Santilli (PRO) y Martín Tetaz (UCR).

 

A poco menos de un año de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que gran parte del oficialismo intenta suspender, Kicillof y su equipo político más cercano intentan descomprimir lo que algunos entienden como uno de los momentos más difíciles desde su llegada a La Plata: encuestas en contra, crecimiento vertiginoso de figuras opositoras como Javier Milei entre los jóvenes bonaerenses y episodios que golpean duro en el frente interno, como la descontrolada represión de la Bonaerense sobre los hinchas de Gimnasia la semana pasada que terminó con un muerto, decenas de heridos y el ministro Sergio Berni bajo los flashes. 

 

Los hechos en el Bosque platense, en efecto, impactaron en el corazón de la gobernación como pocos otros, porque hubo críticas muy duras y “por izquierda”. Kicillof fue apuntado por figuras del oficialismo por sostener en su puesto a Berni, un ministro que él no eligió y que fue impuesto por voluntad de Cristina Fernández. La crisis sacudió los despachos de la Casa de Gobierno, desde donde tuvieron que salir a ratificar en su cargo al titular de Seguridad y a respaldar públicamente, mal que bien, su teoría de que la mecha del conflicto fue la sobreventa y la entrega indiscriminada de entradas de cortesía por parte del club.

 

Sostener a Berni puede tener costos para Kicillof, pero este no tomará la decisión de pedirle la renuncia sin una indicación en ese sentido de CFK. El episodio vuelve a mostrar entonces los límites del poder del gobernador, que ya sufrió el año pasado una intervención de su gabinete post derrota en las PASO y que ahora debe gobernar con rivales internos en los despachos vecinos.

 

En el círculo de confianza del mandatario, con todo, no se permiten una mirada pesimista. Mientras miran de reojo la pulseada por la suspensión de las primarias, en la que jugará alineado a su espacio político y en sintonía con sus colegas gobernadores del peronismo, Kicillof se abraza a la idea de que el ordenamiento de las variables económicas vinculadas a los precios y una nueva etapa de la gestión de Sergio Massa que venga con un shock redistributivo tranquilizarán el escenario con que llegarán a las elecciones 2023 en Buenos Aires.

 

“El problema no es el empleo, ni la actividad económica, ni el consumo; el problema son los precios”, repite Kicillof en privado, en línea con la última intervención pública de CFK. “Hoy no hay perspectiva y sin perspectiva no hay futuro. Tiene que haber por lo menos la sensación de que estás recorriendo un camino de mejora de la capacidad de compra del salario. Sin eso, es muy difícil”, dicen cerca suyo. 

 

Como Cristina y la mayoría de los dirigentes del Frente de Todos, Kicillof entiende que, para arrancar el año electoral, a esta etapa “financiera” de la gestión de Massa tiene que sucederle otra, con medidas de impacto redistributivo. Si no, la parada electoral va a ser más que difícil.

 

Pero la mirada también está puesta en la oposición. Algunos sondeos de encuestadoras que abastecen información a las principales figuras del FdT muestran que Milei está consolidado como tercera figura en Buenos Aires, pero, entre los jóvenes, el libertario está primero en proyección de voto.

 

En los últimos días, la agenda de Kicillof muestra a las claras que hay una preocupación por volver a conectar con el electorado joven, que está migrando. El gobernador encabezó actos vinculados al Boleto Secundario, organizó festivales en el Estadio Único Diego Armando Maradona y en el cierre de los Juegos Bonaerenses, en Mar del Plata. Fue allí donde, según un video que hizo circular la oposición, fue silbado por un grupo de personas, supuestamente chicos que asistían a los recitales, aunque en la gobernación creen que fueron adultos y militantes opositores.

 

Más allá de la postura de Kicillof, en el FdT bonaerense está muy consolidada la idea de la necesidad de que Milei se mantenga en estos niveles altos de imagen y adhesión, porque el libertario le saca muchos votos a Juntos por el Cambio; especialmente, si a nivel nacional o provincial el PRO termina poniendo un candidato de los considerados “palomas”, como Horacio Rodríguez Larreta o Diego Santilli

 

“Quizás sea cierto que Milei está primero en intención de votos entre los jóvenes de la provincia, pero creemos que es un fenómeno de época. No lo vamos a desmerecer. Pero falta un año para las elecciones y Milei es un fenómeno marketinero ahora que no sabemos cómo se va mantener. Hoy, para muchos chicos es ‘comprable’, como un producto de moda, pero no sabemos si después va a ser ‘votable’”, dicen analistas del Frente de Todos.

 

Por ahora, en el oficialismo hay muchos que piden que Milei “no se desinfle” y que, además, elija un candidato potable y competitivo para Buenos Aires. En algunos ámbitos, suena la platense Carolina Piparo. Quien sea, para el FdT será una figura muy importante, porque necesita que se mantenga en pie hasta el final. De otra manera, podría haber un corte de boleta de los votantes de Milei a quien sea el candidato bonaerense de JxC que podría ser letal para Kicillof.

 

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